Puedes controlar tu mente más de lo que crees.
La inteligencia, al igual que la atención que decides poner a las situaciones cotidianas, depende en exclusiva de ti. Tu eliges, aunque te suene raro, qué grado de inteligencia exhibir ante los demás.
De por sí, todos somos personas con grandes cualidades pero con el tiempo y en ocasiones por desuso, estas habilidades se acaban atrofiando
La capacidad para mantenerte focalizado en aquello que haces sin distracciones, por ejemplo. O la capacidad de saber disfrutar con lo que tienes, sin juicios de valoración sobre si te parece poco o mucho o si los demás tienen más.
Cuando somos pequeños no atravesamos dificultades para relacionarnos con los demás sino que simplemente nos relacionamos.
Experimentamos en el momento y cuando comprobamos que no es posible conseguir algo ahora, entonces cambiamos el foco. Normalmente sin lamentos.
Para rendir al máximo en todas las actividades que llevas a cabo a diario necesitas entrenarte.
Si sientes que tienes dificultades, que te sientes inferior a otras personas, que no das todo lo que tienes esto requiere de acción. Una acción donde entrenes a tu mente en saber centrarse en las mejores decisiones para lograr tu mejor desempeño posible.
Cómo entrenar la mente.
La mente se puede entrenar de varias formas pero una de las más usadas es la imaginación. A través de ella, se puede influir en la acción. Debido a que en nuestro cerebro, se revive prácticamente como si fuese real aquello que imaginamos con ahínco.
Para poder entrenar la mente es importante expandir y abrirse a captar todo tipo de detalles con todos los máximos sentidos posibles. No solo mediante visualizaciones se puede entrenar la mente.
En el caso de deportistas de élite, existen a veces entrenamientos especializados en función del deporte que practiquen. No es el mismo entrenamiento para un jugador de fútbol que para uno de waterpolo. Existen algunas diferencias que afectan a los sentidos.
Por ello, entrenar la mente también para por generar una mayor amplitud de sentidos a la situación, con el único propósito final de potenciar el rendimiento en muchos canales perceptivos distintos, así que cuando uno falle siempre puedas usar otro.