Una joven con mucho talento. Mucha genialidad, sin embargo, su situación familiar la dejó tan profundamente herida que en ese momento solo quedaban vestigios de su ser.
Hay momentos en los que todos nos hemos sentido así. Sin esa motivación interna que hace que de alguna manera haya razones para continuar. Y con tantos retos que afrontar, nuestra mente parece entrar en un estado de letargo, sin la más mínima guía para dar un paso. Tantos roles y no saber qué es lo que realmente quieres o lo peor, saber quién eres y hacía donde quieres dirigir tu rumbo.
Pues bien, iniciamos el camino de la terapia. Aun con las resistencias naturales, poco a poco me di cuenta de que lo único que le hacía falta era darse permiso. Si, así como lo lees, Darse permiso de ser feliz.
Cuando te haces consciente de que mereces una vida mejor, y que se puede experimentar el bienestar aun cuando el mundo siga siendo exactamente el mismo, es cuando la determinación para salir de la depresión se hace más fuerte. Si no, solo será el círculo sin fin de buscar el porqué llegaste a deprimirte y quiénes están involucrados. No existen resultados mágicos, pero si buscas en lo más profundo de ti, con la ayuda necesaria, podrás saber cuál es tu potencial y hacia donde siempre ha estado apuntando tu brújula.
No es cambiar los demás, no es esperar a que todo sea perfecto. Es realizar la aventura de conocerte y liberarte.
Si, así como lo lees. Darse permiso de ser feliz.
Fuente: este post proviene de Psicología de los trastornos alimenticios, donde puedes consultar el contenido original.
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