Hace unos meses llegó a mis ojillos un post en Facebook sobre un tatuador en Madrid que realizaba, gratuitamente, el pezón y la aureola a pacientes de cáncer de mama reconstruídas. Y allá fuí yo, mensaje en ristre, para informarme, preguntar, pedir cita y empezar a agradecer sin fin.
Ayer era el día D, las 18:00 la hora H, y a las 17:50 abrimos la puerta mis nervios, mi sonrisa y yo, por ese orden. Al otro lado me recibió otra sonrisa enorme llamada Eva, y, al segundo, apareció Jero. No se si os ha pasado alguna vez, pero existen personas con las que conectas desde el primer ¡Hola!, y Jero ha sido una de ellas.
Se lo repetí mil veces porque lo siento así, GRACIAS, aunque creo que no son conscientes de la labor que hacen con un gesto en apariencia tan sencillo. Yo, como todas las que pasaremos por allí, tenía hecha la micropigmentación del pezón, lo que significa que la tinta se va reabsorbiendo y hay que repasarlo cada dos años, aproximadamente. Con el tatuaje, es evidente, se acabó ese repaso bianual, sin contar el realismo, mucho mayor, y, lo más importante, la imagen que me devuelve el espejo vuelve a ser casi casi la de antes.
El colmo de su generosidad es pertenecer a una red de Tatuadores Solidarios que ya están funcionando en distintos lugares de la península y parte del extranjero (frase muy EGB)- Pinchad en el enlace y tendréis toda la información del más cercano a vuestra casa.
Sólo es necesario un poquito de paciencia, porque entenderéis que sus listas de espera son enormes, pero creo que algo que nos caracteriza a las mastectomizadas es que sabemos esperar si el resultado merece la pena
Y aquí tenéis mi obra de arte particular.
Corred a coger el teléfono para pedir vuestra cita. Y si tienes algún amigo/amiga/colega/vecino tatuador/a, háblale del proyecto. Quizá se anime a colaborar y la lista de espera se vuelva pequeñita.
Os leo!!