Yo soy la Cebolla esa de la que tanto hablan los desarrolladores personales y gestores del crecimiento y evolución espiritual. Sí, esa que se va quitando las distintas capas y que al final descubre quién es de verdad.
¡Y un carajo! Aquí estoy, sin una capita de esas y pasando más frio que un tempano de hielo sin amigos que le calienten. Está muy bien eso de quitarse capas y encontrar tu verdadera esencia, pero ¡anda!, anímate y empieza a desnudar tu alma.
¿No te has dado cuenta que siempre llega un punto en el que crees que ya has llegado o bien te pones la excusa de que esto es un camino muy largo para así poder hacerte el perezoso y empezar a sermonear a los demás sobre los beneficios de este striptease, pero mejor me quedo donde estoy, hago talleres y me saco un dinerillo con unas inversiones orquestadas por un amigo que tiene una empresita de otras cosas más mundanas aunque menos esenciales? Ya sabes. Ying-yang, tu-yo, materia-espíritu.
Bueno, el cabreo me ha calentado un poco. No todo es tan gélido ni interesado como te ha podido parecer mi diatriba. En el fondo te animo a que te desnudes conmigo y ya que estamos, hacer el amor para que descubras que solo en conciencia y en la conciencia se puede descubrir la esencia sin importar las cebollas y diversos bulbos subterráneos con aspiraciones celestiales.
¿Te animas a hacer el amor con una cebolla en conciencia?
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