Hábitos para ser feliz en tu día a día

Si no eres feliz con lo que tienes ahora, tampoco lo serás después. Esta frase ha marcado para mi un antes y un después a la hora de concebir mi realidad. ¿Cuántas veces nos pasamos la vida pensando que seremos felices cuando consigamos lo que ahora no tenemos?, ese proceso nos lleva a posicionarnos siempre en el futuro, dejando que el presente pase como si fuese un instrumento más que nos ayude a lograr lo que queremos. Entonces, ¿estamos viviendo o simplemente estamos pasando los días hasta llegar a eso que pensamos que será la felicidad?.

Me ha llevado tiempo descubrir que ser feliz no solo depende de lo que nos rodea, si no que tiene más que ver con lo que llevamos en nuestro interior.

Cuando no tratamos de aparentar ni más ni menos, cuando vivimos y apreciamos lo que ahora tenemos y conectamos nuestras palabras y pensamientos con nuestros hechos, la felicidad se convierte en una forma de vida.

No existe una fórmula mágica para ser feliz, sin embargo, siempre podemos encontrar bienestar en lo más profundo de nosotras mismas, debajo de todas las capas que nos ponemos. 

A veces, olvidamos esto y tratamos de encontrar la felicidad en otras personas, objetos o metas. Esto sólo nos reafirmará en que lo que de verdad necesitamos es estar presentes y apreciar las pequeñas cosas que nos regala el día a día. Esas pequeñas cosas que marcan la diferencia y que conectan con el ansiado estado de felicidad que todas perseguimos. 

Cómo ser feliz en tu día a día 

1. Pensamientos positivos.

Los pensamientos son las semillas que nos llevan a las emociones. De esta manera, si plantamos pensamientos negativos, éstos nos llevarán emociones que nos alejen del bienestar. Es importante que no te dejes atrapar por emociones negativas y en el momento en que las detectes, las dejes ir igual que vinieron, sin quedarte en ellas. Soy yo misma la responsable de ser feliz o no. Nosotras hacemos la transformación para cambiar esas ideas, hay que cambiarlas con voluntad, abriéndonos a lo positivo que pasa cada día.

La felicidad no tiene que ver con estar alegre todo el día, no quiere decir que no tengamos momentos de tristeza o miedos. Se trata más bien de sentir todas las emociones sin juzgarlas. 

2. Amabilidad.

Cuando vamos por la vida con una sonrisa -sincera, tampoco hay que forzar- los demás, por norma general, nos la devuelven, conectamos y dejamos fluir la generosidad. Siempre es más sencillo caminar por la vida con buena intención y entregar sin esperar nada a cambio. Dar, aunque no te lo agradezcan, es un hábito que te da bienestar y te conecta con tu felicidad.  

3. Gratitud.

Cuando te sientes agradecida es porque has reconocido que algo es bueno para ti. Por eso, simplemente el poner el foco en ese momento nos conecta con la felicidad. De esta manera, dejas de esperar y descubres todo lo bueno que pasa alrededor.

4. Cero comparaciones.

Sin darnos cuenta, nos comparamos constantemente y ponemos a los demás como punto de referencia para nosotras. Sin querer, a veces nos frustramos y resentimos con esa persona que tiene lo que a ti te gustaría tener. Llega la envidia y el vacío.

Si quieres tener algo que tiene otra persona, lo mejor es inspirarte para conseguirlo. Compararte solo te hará sentir peor. Los demás no pueden ser tu punto de referencia.

5. Optimismo.

Una persona negativa, no puede ser feliz. Los pensamientos negativos lo conectan con el dolor y pesimismo. Hay que despejarse de esos pensamientos que nublan nuestra visión y no nos permiten conectar con la felicidad. Usa la visualización, cómo te ves hacia delante. Visualízate con detalle que consigues todo lo que te propones. Y persevera hasta que lo hayas logrado.

6. Calma mental.

Vigila tus pensamientos, aprende a respirar y evitar prestar atención a los pensamientos obsesivos. Reprograma tu mente.

7. Cuidado de relaciones.

Aceptar a los demás tal como son es la llave para tener relaciones de calidad. Si tienes conflictos con personas importantes renueva y fortalece ese vínculo tan importante.

8. Practicar el perdón.

No guardes resentimiento, sobre todo porque la principal afectada al sentirlo serás tú misma. Desear el mal a otros no nos sentiremos mejor. Estaremos alimentando nuestras heridas.

9. Aquí y ahora.

Solo tenemos el momento presente, pasado y futuro no existen.

10. Afronta las situaciones difíciles.

Cuanto antes las aceptes, antes puedes buscar las herramientas necesarias para afrontarlas. Sacar nuestra fuerza interior nos conecta con la felicidad. Nada ocurre por casualidad.

11. Persigue tus objetivos.

Cómo me debo sentir y qué debo hacer para lograrlo. Este objetivo solo puede llegar a través de nuestro esfuerzo. Cuando estamos en búsqueda perseverante de lo que queremos alcanzar generamos pensamientos positivos.

Importante no obsesionarnos con encontrar la felicidad. Como decía John Lennon:

La vida es eso que pasa mientras haces otros planes 

No dejes que eso ocurra también tu felicidad.

Un abrazo, 

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Etiquetas: BIENESTAR

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