Es más fácil

No pierdas más tiempo discutiendo sobre lo que debe ser un buen hombre. Sé uno.
Marco Aurelio

Es más fácil ir por la calle con mascarilla porque lo dice la TV, a ir sin ella y observar cómo todos los locos te toman por loco.

Es más fácil llamar a otros irresponsables mientras hago lo que me dice la TV que haga, que tomar responsabilidad propia.

Es más fácil quedarme en casa porque así me lo dice la TV y policía, a salir a la calle y aceptar las consecuencias.

Es más fácil llevar la mascarilla a todas partes porque lo dice la TV, que reunir el valor de ir sin mascarilla y mantener la compostura y educación cuando saque el móvil para grabar a la policía que llega a ponerme una propuesta de sanción.

Es más fácil no hacer lo que creo que es correcto para no recibir una multa, que hacer lo correcto, acudir a un abogado, recurrir la multa, y aprender en el proceso.

Es más fácil pensar que los policías son unos hijos de puta desalmados, que pensar que son personas que han sido engañadas igual que el resto.

Es más fácil cuando eres policía no cuestionar las órdenes y hacer lo que te dicen para no perder tu trabajo, a arriesgarte a hacer lo que crees que es correcto.

Es más fácil quitarse la mascarilla en la terraza o dentro del bar, tomarse una cerveza, o dos, o siete, ponérsela de nuevo y seguir paseando, que no decir basta ya de tanta estupidez.

Es más fácil ir en metro junto con quinientas personas hacia el aeropuerto y luego estar a 1,5 metros de distancia en la fila del embarque, a preguntarme qué mierdas está ocurriendo aquí.

Es más fácil ver a los políticos, cantantes y presentadores sin mascarilla y no decir nada, que empezar a indagar por mi cuenta qué es esto tan turbio.

Es más fácil ir con la mascarilla bajada y si viene la policía subírmela corriendo para que no me vea, que hacer lo que creo que es correcto, cuerdo y valiente.

Es más fácil ir con una botella de agua abierta para que parezca que estoy bebiendo agua y así poder ir sin mascarilla, que ir sin la botella y sin mascarilla porque es lo normal.

Es más fácil creer lo que dicen los políticos que me gustan que escuchar otras opiniones.

Es más fácil seguir pensando que los gobiernos quieren nuestro bienestar, que leer la historia de las sociedades secretas y saber qué han estado haciendo en el mundo durante los últimos cientos de años.



Es más fácil pensar que hemos sido educados por el colegio y seguir con nuestra vida, a descubrir que nos han engañado desde la infancia y que hemos de educarnos con rapidez.

Es más fácil ver netflix que apagarlo y leer un libro.

Es más fácil lavarse las manos cien veces al día con hidrogel porque lo dice la TV, que escuchar a cien virólogos y médicos que me explican las cien razones de por qué no es bueno hacerlo.

Es más fácil apagar el despertador que levantarse y empezar el día.

Es más fácil estudiar una oposición durante años para luego no tener que volver a preocuparse de nada, que abrir la puerta de un negocio y tener que ocuparse de algo todos los días de tu vida.

Es más fácil pensar que las subidas de la luz y autónomos durante la mayor crisis de la historia reciente de España es casualidad, a ponerse a estudiar y encontrar que hay un plan deliberado para arruinar a la mayor cantidad posible de personas para que acepten unas medidas.

Es más fácil levantarse y salir corriendo con estrés a un trabajo, a levantarse antes para practicar yoga, meditación, y empezar a comprender la grandeza de nuestro cuerpo.

Es más fácil ir a un hospital a que me vacunen porque lo dice la TV, que leer libros para saber de dónde proceden las vacunas, quién las inventó, y con qué fin.

Es más fácil aceptar unas patatas fritas a cambio de una vacuna, que leerme un libro donde me explican exactamente cómo la vacuna me va a mermar psicológicamente, dejar estéril, anular muchas de mis capacidades, y posteriormente matar.



Es más fácil decir que el 5g es igual al 4g sin saber absolutamente nada ni de uno ni de otro, que leer cientos de opiniones diferentes para empezar a formularme una idea propia.

Es más fácil pensar que eso de los microchips son una teoría de la conspiración, que leer las cientos de noticias donde te explican exactamente cómo se está llevando todo a cabo.

Es más fácil pensar que soy inteligente y a mí nadie puede manipularme, a darme cuenta de que me han manipulado desde que nací.



Es más fácil decir que quiero mucho a mis hijos y que haría lo que fuera por ellos, que escuchar al presidente de Israel hablando de cómo van a implantar microchips a los niños para que guarden distancia de seguridad.



Es más fácil pensar que el COVID es cierto y hacer lo que me dicen hasta que me esclavicen y ya no pueda hacer nada, a abrir los ojos, los oídos, leer, actuar, y tener una posibilidad de salvarme a mí y al resto.



Es más fácil pensar que el Nuevo Órden Mundial es una teoría de la conspiración como dice Wikipedia, a buscar durante horas documentos que lo prueben.



Es más fácil seguir diciendo que la izquierda es buena porque es la opción menos mala para que no gane la derecha, a pensar en qué cojones a hecho la izquierda allá donde ha podido.

Es más fácil seguir pensando que la izquierda es la solución a mis problemas, que leer los protocolos de los Sabios de Sion, o El Judío internacional de Henry Ford, o el Mein Kampf de Hitler, donde se nos explica cómo unas personas manipulan los conceptos de Libertad, igualdad y solidaridad, para esclavizarnos.



Es más fácil pensar que todo lo que no conozco son teorías de la conspiración, a tratar de entender por qué el símbolo de Google Chrome tiene tres seis, o por qué también los tiene el logotipo de Walt Disney, o por qué Gmail tiene el símbolo de los masones, o por qué todos los cantantes famosos hacen símbolos raros, o por qué las capitales que dominan el mundo tienen monolitos egipcios, o por qué el dólar tiene una pirámide con un ojo.

Es más fácil poner la TV o Netflix a nuestros hijos y que se expongan a un nivel de sadismo nunca antes concebido, a contarles un cuento o hacer unas galletas con ellos.





Es más fácil decir que soy feminista porque se lo he escuchado a todo el mundo, a preguntarme por qué en todos los países ha surgido exactamente el mismo movimiento en el mismo momento y cómo eso me está beneficiando exactamente a mí y a otras mujeres y hombres.

Es más fácil ir a manifestaciones feministas, a meditar y comprender verdaderamente lo que es el amor y la unión.

Es más fácil decir que en Cuba se vive de puta madre, a vivir en Cuba y sentirte en la obligación de estafar a cada persona que conoces para poder comer ese día.

Es más fácil decir que Pablo Iglesias o Pedro Sánchez son diferentes, a preguntarles a quinientos venezolanos huidos de Venezuela qué opinan de Pablo Iglesias o Pedro Sánchez.

Es más fácil pensar que Antonio Herrero Estévez ahora es de derechas porque ha mencionado ha criticado a la izquierda, a preguntarle qué piensa de la política.

Es más fácil elegir una de las ideologías que me han preparado cuidadosamente, a explorar el universo interior y darme cuenta de que todas las ideologías son una excusa para dividirnos y esclavizarnos.

Es más fácil pensar que el hecho de que los tres presidentes o ceos de las tres principales farmacéuticas del mundo sean judíos es una casualidad, a leer libros escritos hace cien años donde nos explican qué es lo que pretenden hacer con la humanidad.

Es más fácil creer lo que dice la TV sobre mi salud, a estudiar y practicar día y noche sobre mi salud.

Es más fácil estudiar muchos años de medicina en una facultad y creer todo lo que me han dicho, que preguntarse de dónde proceden exactamente esas enseñanzas, qué alternativas hay, qué es más beneficioso para el ser humano, qué hacían en otras culturas, qué es exactamente el cuerpo humano.



Es más fácil aceptar un pinchazo a cambio de poder volver a viajar, que preguntarme qué van a inyectarme, por qué quieren hacerlo, negarme a pincharme y no volver a viajar hasta que no solucione las cosas para mí y para el resto de las personas.

Es más fácil decir que a mí esto no me afecta, a darse cuenta de cuánto te afecta.

Es más fácil no actuar ahora mismo, que actuar ahora mismo.

Es más fácil aceptar una renta básica universal, a preguntarse qué me van a pedir a cambio.

Es más fácil no llamar a todas las personas que conozco para decirles que si se vacunan van a ser parte de un plan empezado hace cientos de años, que levantar el teléfono, pasar vergüenza y arriesgarte a ser tachado de loco.

Es más fácil dejarse morir lentamente, que arriesgarse a vivir.

Es más fácil no escribir este artículo que escribirlo.

Es más fácil dormir, que despertar.

Es más fácil vivir esclavo sin tomar decisiones, que libre y con responsabilidad y valentía.

Es más fácil dejarme matar, que luchar y crear para vivir.

Es más fácil decir que crees o no crees en Jesucristo, que meditar las miles de horas que meditó él para comprender quién eres tú.



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