El problema de controlar nuestras emociones

El problema de querer controlar nuestras emociones, radica precisamente en eso.

En el control.

Y lo siento pero este no es un artículo relacionado con cómo como controlar tus emociones, o quizá sí. Al menos no es el objetivo principal.

Pero antes, te pido que si lo conoces, me presentes a alguien que nunca haya maldecido al volante de su coche, a otro conductor que lleva a cabo una maniobra a escasos metros de él, poniendo en juego su vida y que ni se inmute por ello.

Sería realmente instructivo y apasionante comprender cómo ese “ser humano” es capaz de no dejarse llevar por sus emociones.

Es más, sería verdaderamente apasionante entender exactamente cada paso o cada libro que tendríamos que leernos y aprendernos de memoria para tenerlo todo bajo control. ¿Verdad?

Pero entonces la mente entra en juego

La mente es capaz de construir ideas y cosas a su antojo. Tanto reales como imaginadas.

Además, es capaz de coger esas ideas y de analizarlas, juzgarlas, evaluarlas, manipularlas, predecirlas e incluso en muchas ocasiones, solucionar problemas que aparentemente, no parecían tener solución.

Resumiendo, la mente es una potente máquina que nos acompaña minuto a minuto y que usamos prácticamente para casi todo lo que hacemos. Si, incluso para decidir si nos vamos a duchar ahora o luego.

Pero que nos acompañe aquí y allá, no implica que sea nuestra amiga.

Cuando la mente entra en juego, es porque siempre cree que tiene algo importante que decirnos. Algo importante que aportarnos. Y a veces es cierto, nos proporciona claridad y soluciones. Pero solo a veces.

De hecho, para el psicólogo norteamericano llamado Steven Hayes, “La mente humana es increíblemente arrogante porque puede hablar acerca de lo que sea, y además piensa que lo sabe todo”.

Quizá ahora, puedas comprender lo difícil que la puede resultar mantenerse a un lado en un asunto tan vital como es el de cómo nos sentimos.

Por lo que este asunto de querer controlar las emociones parece no ser solo cosa de ellas, sino que cuentan con la inestimable ayuda de la mente.

Ese órgano pensante está listo para aportar soluciones, razonamientos, ideas, planes extraordinarios para que de alguna manera, consigas librarte de tus emociones dolorosas, o lo que es aun mejor, las sustituyas por emociones positivas como la alegría.

Pero no.

Las emociones no se controlan

Estamos acostumbrados a relacionarnos con el mundo que nos rodea en términos de control.

Es decir, podemos visualizar como nos gustaría que fuera la casa de nuestros sueños, tanto su disposición, localización, ubicación, material con gran precisión y además llevarlo a cabo.

Materializar nuestros sueños materiales es algo que la mente puede hacer en ocasiones. Pero el problema viene cuando tratamos de controlar las emociones.

El problema es que las emociones no son exactamente cosas, al menos no cosas materiales que podamos coger, manipular y darles la forma adecuada según nos apetezca.

El problema es que las emociones son cosas que nos hacen sentir. Para bien y para mal, pero nos hacen sentir.

Y nuevamente , el problema es que nos hemos aficionado a no sentir ciertas emociones, y a buscar constantemente sentir otras.

A día de hoy, seguro que no te planteas otra cosa que ser feliz.

Que si has venido a la vida es para ser feliz y sinceramente, te doy la enhorabuena porque parece un excelente “razonamiento” para vivir una vida plena.

Una excelente idea, esa de poder escoger las emociones con las que quieres vivir en este mundo pese a todo lo malo que te suceda en el camino.

Pero por suerte o por desgracia, el contenido de las emociones, al igual que el de la mente, no es algo que estemos obligados a cambiar pese que a veces, no nos guste sentir o pensar determinadas cosas.

Y es que, aunque nos creamos grandes gestores de problemas y promotores de actitudes positivas, las emociones no se paran a preguntarse si sentir determinadas cosas te vendrá bien o no. Simplemente sentimos porque somos seres.

Seres humanos

Entonces, el problema ya no es que sientas. Ya que es para lo que están las emociones. Para ayudarte a sentir.

El problema es que trates de controlar lo que sientes, porque entonces el que pasa a estar controlado por eso eres tú y no ellas.

Es más, parece que esas sensaciones se agigantan cuando con todas tus fuerzas pones todos los medios para que no sea así.

La mente, es un órgano verbal que todo lo razona o al menos lo intenta. En cambio, las emociones son algo primitivo e instintivo, por lo que parece ser, que no todo lo podemos controlar desde la razón.

Para terminar, este articulo del problema de controlar nuestras emociones, a veces podemos sentirnos frustrados, desanimados o llenos de rabia por precisamente eso, por sentir que no controlamos nuestras emociones.

Por lo que, ¿qué tal seria la vida si nos relacionásemos con las emociones desde otra perspectiva diferente al control?

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