Imagen: Paleontour/Flickr
Las indicaciones oficiales de la Toxina Botulínica son, en Dermatología, la corrección de arrugas en cara y el tratamiento de la hiperhidrosis axilar. Sin embrago se ha demostrado utilidad en toda una serie de procesos dermatológicos hasta ahora desconocidos.
Algunos estudios recientes sobre la toxina botulínica demuestran que las inyecciones locales disminuyen el número de mastocitos en la piel (células que a menudo ocasionan alergias por producir gran cantidad de histamina), así como la sensación de picor en pacientes con enfermedades pruriginosas. Por lo tanto la Toxina Botulínica puede tener una aplicación en picor localizado o dolor neuropático (enfermedad dolorosa del sistema nervioso). Algunos ejemplos son:
Imagen: rolands.lakis/Flickr
– Prurito Braquioradial: es una sensación de picor y/o dolor que tiene lugar fundamentalmente en las zonas de cuello a brazos; su causa es desconocida aunque se ha relacionado con radiculopatía cervical (disminución de la sensibilidad) y a veces con la exposición a la radiación UVB. Hasta ahora se ha tratado, con escasa efectividad, con Capsaicina tópica. Recientes estudios demuestran que la inyección de la toxina puede mejorar de forma evidente los síntomas, a veces con resultados definitivos.
– Liquen simple o neurodermitis: puede ocasionar picor intenso; el tratamiento actual es el uso de corticoides, sin embargo también los trabajos actuales demuestran una gran eficacia de la Toxina Botulínica.
– Vulvodinia: es la presencia de dolor vulvar de causa desconocida. Desde hace años se piensa es un dolor de tipo nervioso que inhabilita para tener relaciones sexuales y que deteriora de forma muy importante la calidad de vida. Los tratamientos son poco eficaces. Recientes trabajos demuestran que la Toxina Botulínica, inyectada a nivel vulvar, supone un alivio duradero.
– Otros procesos: cicatrices con picor, heridas, penfigo familiar benigno, etc.
¿Lo sabías? ¿Has recurrido alguna vez al uso de la Toxina Botulínica o tienes pensado hacerlo?