Cuando me di cuenta de que ése no era el estilo de vida que quería llevar, decidí que debía empezar por dedicarme tiempo a mí misma. Una amiga me recomendó el Pilates y, aunque no estaba muy convencida, me apunté. Y fue la mejor decisión que pude tomar.
Comencé a hacer Pilates en un centro especializado de Madrid y la verdad es que es totalmente lo que necesitaba. Haces ejercicio, te relajas e inviertes un tiempo precioso en tu salud y tu bienestar. Además, el centro al que yo fui trabaja con sesiones de Pilates en las que se utilizan tanto máquinas como ejercicios de suelo, que dicen que es lo mejor: combinar ambas técnicas.
En todo momento la monitora nos preguntó si teníamos algún tipo de problema de espalda o alguna dolencia por la que viéramos limitados nuestros movimientos, algo que, la verdad, se agradece.
Además, conforme vas asistiendo a clases te vas dando cuenta de tus progresos y de la flexibilidad que vas adquiriendo. Por supuesto, la relajación es una parte importantísima del Pilates y sales de cada sesión liberado y sintiéndote bien contigo mismo. Lo recomiendo absolutamente a todo el mundo que quiera tonificar su cuerpo, ganar flexibilidad y sentirse del todo saludable.