La superficialidad de la mente se podría definir, como un subterfugio más de nuestra mente, para evitar dejarnos reconocer que tenemos una autoestima baja.
La superficialidad se muestra como una apariencia o frivolidad, algo que nos muestra de forma engañosa lo que realmente ocurre.
La superficialidad puede ser un tipo de hipocresía, como también puede ser un tipo de complejo de superioridad.
Las personas superficiales suelen desarrollar el complejo de superioridad inconscientemente, para esconder su complejo de inferioridad, resaltando las cualidades en las que sobresalen.
Cuando tenemos una visión de la vida superficial, no tendremos una visión clara de la realidad, sin tomar todos los datos de nuestra mente para poder tomar decisiones para saber que tenemos que hacer, decidirnos o comportarnos.
Las verdades a medias, son una gran mentira que generan una visión irreal y distorsionada de la realidad.
Cuando nuestra mente realiza valoraciones superficiales generalmente nos lleva a tomar decisiones erróneas.
Realmente la superficialidad nos impide una visión suficientemente profunda, para obtener un conocimiento real y completo de una determinada situación o cuestión, siempre esta visión estará fragmentada y compuesta con zonas oscuras.
Para que nuestra mente tenga una visión clara de un determinado concepto o situación, es imprescindible que observemos la vida o la situación, sin prejuicios, profundizando y observando de forma global, para comprender las cosas necesitamos intrepidez y paciencia, para ir desenterrando los aspectos oscuros o desconocidos de nuestra mente, así como de la situación que intentamos razonar.
Cuando nuestra visión es superficial, nos condiciona a ver la situación erróneamente, sería como si miramos un árbol tan de cerca, que la visión de este primer árbol, evitara que viésemos el enorme bosque, que está oculto tras el árbol que estamos observando.
La superficialidad sería algo así como si enseñamos a diversas personas, ciertas partes de un televisor, en el supuesto que estas no sepan que es un televisor.
Cuando estas personas nos definan el televisor que han visto…
El que vea el tubo de rayos catódicos, nos dirá que es una especie de bombilla grande.
El que vea el transformador de alimentación, dirá que es una cosa cuadrada y pesada.
El que vea un potenciómetro, dirá que es un botón que se puede girar sobre sí mismo.
El que vea un interruptor, dirá que es un botón que tiene dos posiciones.
El que vea un circuito integrado, dirá que parece una cucaracha que pincha.
Realmente, todo el conjunto con un montón mas de elementos, componen un televisor, pero si solo vemos una parte de él, en lugar de ver un televisor vemos otra cosa.
Por ello, es necesario razonar y profundizar en todas situaciones de la vida, lo cual nos permitirá ver la situación al completo (dentro de todas las lagunas que nos queden), pero sólo así desarrollaremos nuestra mente comprendiendo y razonando las situaciones del día a día.
La superficialidad puede afectar tanto a las palabras, los sentimientos, las relaciones, la personalidad, impidiendo que nuestra mente profundice en las cosas, el automático de nuestra mente la utiliza como protección, evitando profundizar en las cosas por temor a lo que podamos encontrar en el interior de las cosas.