Cuando la diabetes y la hipertensión se presentan, simultáneamente, lo usual es que el fenómeno se dé por los indebidos hábitos alimenticios del pasado y del presente del paciente.
Se trata de dos patologías que, juntas, pueden resultar complicadas hasta el punto, incluso, en que a los pacientes se les suele catalogar como de “alto riesgo cardiovascular”.
Por ende, las recetas de desayunos para diabeticos e hipertensos, deben contener algunas características bien específicas, a las que aludiremos durante la presente publicación.
En primer término, anotemos que el control del peso es absolutamente fundamental para los diabéticos con hipertensión. Por tanto, es preciso cuidarse de llevar una dieta que lo controle adecuadamente, acompañada de ejercicio regular.
Reducir, considerablemente, los carbohidratos durante el desayuno y, en general, en todas las comidas, es crucial.
Mejor será consumir carbohidratos complejos, que aportan fibra para el sistema digestivo. Además, es necesario evitar (o, mejor, eliminar) el trigo en todas sus formas.
Anotemos, de paso, que los carbohidratos complejos se encuentran en la avena, los fríjoles, la cebada, el arroz integral, las lentejas, las zanahorias y todas las hortalizas de raíz.
En lo que tiene que ver, esta vez, con la sal, tenemos que debe ser reducida a la mínima expresión y, mejor aún, será sustituirla completamente por sal de ajo u otros sustitutos.
La sal afecta a los hipertensos pero, también, a los diabéticos. En otro orden de ideas pero en el mismo sentido conceptual, tenemos que estos pacientes deben aumentar el consumo de frutas, verduras y lácteos bajos en grasa, en todas las recetas del desayuno y, en general, de todas sus comidas.
El pescado, especialmente el salmón, las aves sin grasa (preferiblemente, el pavo), los granos enteros y los frutos secos, son ideales para las diferentes recetas para el desayuno de diabéticos con hipertensión arterial.
Las recetas de desayunos para diabeticos e hipertensos, deben ser preparadas con estas directrices generales y, eso sí, teniendo en cuenta que las conocidas “trampitas” no son más que autoengaños.