Está bien tener sueños. Pero no obsesionarse con ellos.
Hay mucho culto al “sigue tus sueños”, “tú puedes lograr lo que te propongas”, “lucha por tus sueños y se harán realidad”… Pero rara vez nos dicen “olvida tus sueños un ratito y simplemente vive”.
Y mientras estamos en esa dinámica de desear y agobiarnos por lograr lo que queremos, se nos olvida vivir el presente. Este instante. Este día. Es tanta la presión que nos ejercemos y nos ejercen desde fuera, que olvidamos que la vida ocurre momento a momento.
Tener sueños nos orienta a lo que queremos en la vida. Y está muy bien. Y hay que luchar por ellos. Pero sin obsesiones y sin prisas. Las cosas se consiguen con tiempo y constancia. Y mientras nuestros sueños se van cocinando a fuego lento, tenemos que aprender a vivir y disfrutar del ahora. De cada pequeño pasito que vamos dando para lograrlo y de los ratitos en que nos dedicamos al dolce far niente o simplemente a hacer otras cosas y recargar energía.
Tenemos que aprender a concedernos tiempo para parar, descansar y olvidar a ratos nuestros sueños -o deseos, que no son lo mismo… Pero de eso, si acaso, ya hablaremos otro día-. Ellos no se van a ir a ninguna parte. Y sin embargo nosotros necesitamos cultivar la capacidad de disfrutar más de las pequeñas cosas que vivimos día a día. Porque, de verdad, son las que hacen la vida más bonita.
Reconocer y agradecer los pequeños placeres nos hace más felices y nos carga de energía para poder dedicar parte de ella a trabajar en la construcción de nuestro sueño.
Pero cuando estamos constantemente pensando en el futuro, en lo que deseamos, y no nos concedemos momentos de descanso es muy complicado lograrlo, porque el nivel de exigencia que nos imponemos y la dinámica estresante en la que nos metemos es tal, que nos agotamos por completo y no nos dejamos opción a errores, imprevistos ni dificultades -que aparecerán, sin duda-. Y casi lo más importante, perdemos de vista que durante todo ese tiempo que pasamos mirando al futuro y buscando logros con prisas, nos desconectamos del presente, y no nos damos cuenta que los días pasan y que estamos viviendo muchos de ellos sin prestarles siquiera atención.
Y lo escribo aquí para no olvidarlo. Porque yo
Y lo comparto porque sé que como yo habrá más gente, que de tanto centrarse en lo que desea ha perdido de vista lo que vive.
Como decía el otro día, estoy en mi proceso de aprender a vivir sin prisas disfrutando más del día a día, y estableciendo sueños a más largo plazo, que me permitan ir despacio y disfrutando los logros, además de tener tiempo para parar y vivir el momento.
Es cierto que algunos días cuesta más que otros, pero está resultando una experiencia muy bonita.
¿Y tú, eres de las que olvidan a ratos sus sueños para disfrutar la vida, o de las que cuando se les mete algo entre ceja y ceja no paran hasta lograrlo, cueste lo que cueste?
Dedicado a S.
Porque justo el otro día estuvimos hablando de esto…
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