Indispensable, pero con medida
La sal es un nutriente indispensable para nuestro organismo. Es necesario un consumo mínimo que se fija en 3 g diarios. LaOrganización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que no se superen los 5 g diarios… pero en la práctica, los españoles ingerimos prácticamente el doble, según diversos informes de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), nuestra ingesta ronda los 10 g diarios. Y no es que tiremos de salero: es que la mayor parte de nuestra ingesta diaria de sal proviene de los alimentos procesados: embutidos, fast food, conservas y platos preparados pueden ser una manera cómoda y rápida de solucionar tus menús… pero también una bomba de relojería: dejando de lado otras cuestiones, su elevado contenido en sal puede ocasionar serios problemas.
Un consumo excesivo de sal:
Está relacionado con un aumento de la tensión arterial.
Puede tener efectos en algunos tumores.
Puede favorecer un agravamiento del cuadro de osteoporosis.
En las poblaciones con menor consumo de sal, hay menos riesgo de muerte por ictus o accidentes cerebrovasculares.
¿Quieres mantener la sal a raya?
Disminuye el consumo de alimentos elaborados o procesados. En especial limita el consumo de embutidos curados, quesos, salazones de pescado, sopas, salsas...
Evita pasarte con la sal al cocinar, añádela en el último momento: da más sabor a los alimentos con lo que se usa menos cantidad.
Utiliza especias, hierbas aromáticas, limón para sazonar tus comidas. Cuidado con los cubitos.