Imagen: Johan Larsson/Flickr
¿Habías oído hablar de la electrosensibilidad? No, no nos la estamos inventando, es una nueva afección que se ha desarrollado junto con el nuevo modelo de sociedad y que presenta síntomas muy difíciles de diagnosticar.
La electrosensibilidad poseen una serie de síntomas, como pueden ser el dolor de cabeza, el cansancio crónico o la dificultad para dormir, que se intensifican más al encontrarse cerca de aparatos eléctricos o fuentes de radiaciones.
La electrosensibilidad también es conocida como el Síndrome de Microondas y suele afectar a personas con el sistema inmunitario debilitado. Aunque no se trata de una enfermedad mortal, merma considerablemente nuestra calidad de vida por los cambios emocionales.
El diagnóstico es complicado ya que los síntomas son muy comunes y se pueden adjudicar a un sinfín de causas. Por ello, los enfermos suelen estar años de especialista en especialista buscando una solución y, durante todo este tiempo, su enfermedad se ve agravada. Además, la sociedad los da de lado calificándolos de hipocondriacos o ‘cuentistas’.
No existe un tratamiento específico aún. La única posibilidad es reducir al máximo la exposición a las fuentes de radiación electromagnética, como antenas, móviles o aparatos eléctricos. Para ello conviene contratar un profesional que investigue la cantidad de radiación que existe donde vivimos y, sobre todo, donde dormimos.
La alimentación es muy importante para tener a raya este problema. Debemos seguir una dieta equilibrada en la que no existan carencias de ningún nutriente y tratar de comer alimentos ricos en melatonina (nueces, avena y arroz), ácidos grasos Omega-3 (aceite de lino) y triptófano (plátanos y pipas).
Los únicos tratamientos que existen, pero que no son definitivos, consisten en descargarnos de las radiaciones electromagnéticas que guardamos en nuestro cuerpo a través de terapias por biorresonancia, como la moraterapia. Esto nos provocará una disminución de los síntomas para poder llevar una vida más o menos normal.