El anillo de Waldeyer es un tejido linfoide que rodea los orificios de entrada de la cavidad nasal y oral en la faringe e incluye las amígdalas palatinas, la amígdala faríngea o adenoides, el tejido linfoide que rodea al orificio de la trompa de Eustaquio en las paredes laterales de la nasofaringe, la amígdala lingual en la base de la lengua y el tejido linfoide difuso localizado en toda la faringe, sobre todo detrás de los pilares faríngeos o en la pared posterior. El tejido linfoide localizado entre el pliegue palatogloso (pilar amigdalino anterior) y el pliegue palatofaríngeo (pilar amigdalino posterior) forma la amígdala palatina. Este tejido linfoide se separa de los músculos faríngeos que lo rodean por una gruesa cápsula fibrosa. Las adenoides son un agregado único de tejido linfoide localizado entre el tabique nasal y la pared posterior de la faringe. Se separa de las estructuras adyacentes por una delgada cápsula de tejido fibroso; las adenoides no tienen las complejas criptas existentes en las amígdalas palatinas, sino unas más sencillas. El tejido linfoide de la base de la lengua forma la amígdala lingual, que también contiene criptas amigdalinas sencillas.
Función de las amígdalas y adenoides
Un 65% de los linfocitos que constituyen el tejido linfoide del anillo de Waldeyer son linfocitos B y el resto son linfocitos T o células plasmáticas . El papel inmunológico de las amígdalas y las adenoides es inducir la inmunidad secretora y regular la producción de inmunoglobulinas secretoras. Las amígdalas y las adenoides se localizan en la zona de comunicación de la faringe con el exterior, por lo que ocupan la posición ideal para realizar la primera defensa del organismo frente a los cuerpos extraños. Unas profundas hendiduras dentro del tejido amigdalino forman las criptas amigdalinas, que están revestidas por un epitelio escamoso y que tienen linfocitos agregados en su base. El tejido linfoide del anillo de Waldeyer presenta su máxima actividad inmunológica entre los 4 y los 10 años de vida y disminuye tras la pubertad. No se ha demostrado ninguna alteración inmunológica importante tras la resección de las adenoides, las amígdalas o ambas.
PATOLOGÍA
INFECCIÓN AGUDA. La mayoría de los episodios de faringoamigdalitis aguda son de origen viral La causa más frecuente de infección faríngea son los estreptococos â-hemolíticos del grupo A (SBHGA)). Otras bacterias que pueden causar este cuadro son otros estreptococos â-hemolíticos (como el grupo C), Staphylococcus aureus, gérmenes gramnegativos, Mycoplasma pneumoniae y, en menor medida, Neisseria gonorrhoeae y Corynebacterium diphtheriae. Los pacientes inmunodeprimidos y los niños tratados con antibioticoterapia o corticoides inhalados de forma crónica pueden infectarse por cándida.
INFECCIÓN CRÓNICA. Las amígdalas y las adenoides pueden infectarse de forma crónica por múltiples microorganismos, con una elevada incidencia de organismos productores de â-lactamasas. En esta flora predominan tanto gérmenes aerobios, como estreptococos o Haemophilus influenzae y anaerobios, como Peptostreptococcus, Prevotella y Fusobacterium. En las criptas amigdalinas se pueden acumular células epiteliales descamadas, linfocitos, bacterias y otros restos, lo que causa una amigdalitis críptica. Con el tiempo, estos tapones intracrípticos se pueden calcificar dando origen a tonsilolitos.
OBSTRUCCIÓN DE LA VÍA AÉREA. Tanto las amígdalas como las adenoides son una causa importante de obstrucción respiratoria alta en los niños. Esta obstrucción se manifiesta como trastornos de la respiración durante el sueño, incluidas la apnea e hipopnea obstructivas del sueño y el síndrome de resistencia de la vía respiratoria superior
NEOPLASIAS AMIGDALINAS. Un aumento rápido de tamaño de una amígdala es sugestivo de un proceso maligno a dicho nivel; sobre todo en los niños puede ser indicativo de linfoma.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
INFECCIÓN AGUDA. Los síntomas de la infección por SBHGA consisten en dolor de garganta, odinofagia, malestar, fiebre y escalofríos, disfagia, otalgia referida, cefalea, dolores musculares e hipertrofia de los ganglios linfáticos cervicales. Entre los signos destacan la sequedad de la lengua, unas amígdalas aumentadas de tamaño y eritematosas, exudación faríngea o amigdalina, petequias en el paladar y aumento de tamaño y dolor en los ganglios yugulodigástricos.
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INFECCIÓN CRÓNICA. Los niños con una amigdalitis crónica o críptica presentan halitosis, dolor de garganta crónico, sensación de cuerpo extraño o antecedentes de expulsión de trozos de tejido malolientes y de mal sabor. La exploración puede mostrar unas amígdalas de cualquier tamaño que, con frecuencia, contienen abundantes restos dentro de las criptas. Como los gérmenes responsables no suelen ser SBHGA, el cultivo para estreptococos resulta, por lo general, negativo.
OBSTRUCCIÓN DE LA VÍA AÉREA. En muchos niños se puede realizar el diagnóstico de obstrucción de la vía respiratoria mediante la exploración y la anamnesis. Entre los síntomas de obstrucción diurnos por hipertrofia amigdalina y adenoidea destacan la respiración oral crónica, la obstrucción nasal, el habla hiponasal, la hiposmia, la reducción del apetito, la falta de rendimiento escolar y, en menor medida, síntomas de una insuficiencia cardíaca derecha. Los síntomas nocturnos son ronquidos, atragantamiento, apneas francas, sensación de ahogo, sueño intranquilo, posturas anormales para dormir, sonambulismo, terrores nocturnos, diaforesis, enuresis y hablar en sueños. La exploración muestra unas amígdalas de gran tamaño, aunque éste no se corresponde con el grado de obstrucción. El tamaño de las adenoides se puede valorar en una radiografía lateral de cuello o mediante una fibroendoscopia. Otros signos que pueden contribuir a la obstrucción de la vía respiratoria son la presencia de un síndrome craneofacial o una hipotonía.
NEOPLASIAS AMIGDALINAS. El incremento rápido del tamaño de una amígdala, sobre todo si se asocia con signos sistémicos como sudoración nocturna, fiebre, pérdida de peso o adenopatías, debe hacernos sospechar una neoplasia maligna. También se debe tener en cuenta este diagnóstico cuando el aspecto macroscópico de la amígdala sea anormal.
COMPLICACIONES
FARINGOAMIGDALITIS AGUDA. Las dos complicaciones más importantes de las infecciones por SBHGA no tratadas son la glomerulonefritis postestreptocócica y la fiebre reumática aguda.
INFECCIÓN PERIAMIGDALINA. Las infecciones periamigdalinas pueden ser celulitis o abscesos francos en la región superior y lateral a la cápsula amigdalina . Estas infecciones se suelen producir en niños con antecedentes de infecciones amigdalinas de repetición y son polimicrobianas, con aerobios y anaerobios. Los síntomas de presentación consisten en dolor de garganta unilateral, otalgia referida, babeo y trismo. La amígdala afectada está desplazada en sentido caudal y medial por la tumefacción del pilar amigdalino anterior y el paladar. El diagnóstico de absceso puede confirmarse con una TC o mediante aspiración con aguja, y el contenido se debe remitir para cultivo. En el capítulo 379 se comenta el tratamiento.
INFECCIÓN DEL ESPACIO RETROFARÍNGEO. Las infecciones del espacio retrofaríngeo se producen en los ganglios linfáticos que drenan la orofaringe, la nariz y la nasofaringe.
INFECCIÓN DEL ESPACIO PARAFARÍNGEO. Las infecciones amigdalinas se pueden extender al espacio parafaríngeo y causar fiebre, dolor y rigidez del cuello y signos de tumefacción de la pared lateral de la faringe y el cuello en el lado afectado. El diagnóstico se suele confirmar con una TC con contraste y el tratamiento incluye antibioticoterapia intravenosa e incisión externa y drenaje si la TC confirma el absceso. La tromboflebitis séptica de la vena yugular, el síndrome de Lemierre, debuta con fiebre, malestar general, dolor y rigidez cervicales y dificultad respiratoria debida a múltiples émbolos sépticos y es una complicación de una infección odontogénica o del espacio parafaríngeo causada por Fusobacterium necrophorum. La mononucleosis por el virus de Epstein-Barr coexistente puede ser un factor predisponente antes del inicio brusco de fiebre, escalofríos y dificultad respiratoria en un adolescente. El tratamiento consta de antibióticos intravenosos a dosis altas (ampicilina-sulbactam, clindamicina, penicilina o ciprofloxacino) y heparinización.
OBSTRUCCIÓN CRÓNICA DE LA VÍA AÉREA. Aunque es raro, los niños con una obstrucción crónica de la vía respiratoria por hipertrofia amigdalina o adenoidea pueden manifestar un cor pulmonale. Actualmente se siguen discutiendo los posibles efectos de la obstrucción crónica de la vía respiratoria y la respiración oral sobre el crecimiento facial. Los estudios sobre la respiración oral crónica en humanos y animales han demostrado cambios en el desarrollo de la cara, como prolongación de la longitud facial anterior total y tendencia a la retrognatia, cambios que caracterizan la denominada facies adenoidea. La adenoidoamigdalectomía puede revertir algunos de estos trastornos. Sin embargo, otros estudios ponen en duda estos hallazgos.
AMIGDALECTOMÍA Y ADENOIDECTOMÍA. Se pueden producir hemorragias en el postoperatorio inmediato o de forma tardía cuando se cae la escara. La tumefacción de la lengua y del paladar blando puede causar una obstrucción respiratoria aguda en las primeras horas tras la cirugía. Los niños que tienen una hipotonía de base o una alteración craneofacial tienen más riesgo de desarrollar esta complicación. La deshidratación por la odinofagia no es infrecuente en la primera semana postoperatoria. Otras complicaciones menos frecuentes son la insuficiencia del velo de la faringe, la estenosis naso u orofaríngea y los problemas psicológicos.
TRATAMIENTO MÉDICO.
Como los copatógenos (estafilococos anaerobios) pueden producir â-lactamasas que inactivan la penicilina, puede ser mejor emplear cefalosporinas o clindamicina como tratamiento de las infecciones crónicas de la garganta. En los niños con amigdalitis críptica pueden aplastarse manualmente los tonsilolitos o restos celulares con un bastoncillo o usando un chorro de agua. Las criptas con una infección crónica se pueden cauterizar con nitrato de plata.
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AMIGDALECTOMÍA.
La amigdalectomía se suele realizar por una faringoamigdalitis crónica o recurrente. Las indicaciones de la cirugía siguen siendo inciertas; existen grandes variaciones en las tasas de cirugía en diferentes países.
La American Academy of Otolaryngology-Head and Neck Surgery recomienda 3 o más amigdalitis y/o adenoiditis al año a pesar de un tratamiento médico adecuado mientras que la Scottish Intercollegiate Tonsilectomy recomienda 5 o más episodios anuales de amigdalitis con síntomas incapacitantes y durante más de un año. Se ha demostrado que la amigdalectomía disminuye de forma eficaz el número de infecciones y los síntomas de la amigdalitis crónica, como la halitosis, los dolores de garganta crónicos o repetidos y la linfadenitis cervical. En casos de amigdalitis críptica resistentes, la amigdalectomía es curativa. Aunque es raro en los niños, a veces la amigdalectomía está indicada para realizar una biopsia de una hipertrofia unilateral de amígdala y descartar una neoplasia o para tratar una hemorragia recidivante originada en los vasos amigdalinos superficiales. La amigdalectomía no ha demostrado ofrecer beneficio clínico superior al tratamiento conservador en los niños con síntomas leves.
ADENOIDECTOMÍA.
La adenoidectomía está indicada como tratamiento de las infecciones nasales crónicas (adenoiditis crónica), de las infecciones sinusales crónicas que no responden al tratamiento médico y de los brotes de otitis media aguda de repetición, incluso en niños con tubos de timpanostomía que sufren una otorrea de repetición. La adenoidectomía también puede resultar útil en los niños con otitis media crónica o de repetición con derrame. La adenoidectomía puede ser curativa como tratamiento de la obstrucción nasal, de la respiración oral crónica y de los ronquidos nocturnos secundarios a un trastorno respiratorio durante el sueño. También puede estar indicada en niños en los que se sospeche que la obstrucción de las vías respiratorias altas pueda causar un trastorno del desarrollo craneofacial.
AMIGDALECTOMÍA Y ADENOIDECTOMÍA.
Los criterios de la amigdalectomía y la adenoidectomía combinadas para las infecciones de repetición son los mismos que para la amigdalectomía sola. La otra indicación para realizar ambos procedimientos juntos son las obstrucciones de las vías respiratorias altas secundarias a una hipertrofia amigdalina y adenoidea que causa trastornos respiratorios durante el sueño, retraso del crecimiento, trastornos en el desarrollo craneofacial o en el desarrollo de la oclusión, trastornos del lenguaje o, en menor medida, cor pulmonale.
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