La exploración inicial o cuidados del recién nacido debe realizarse lo antes posible tras el parto, para detectar las posibles anomalías y establecer las bases para los estudios posteriores. Durante el período neonatal finalizan muchos de los ajustes fisiológicos necesarios para la vida extrauterina del niño, por lo que es un tiempo muy vulnerable. Las elevadas tasas de mortalidad y morbilidad neonatales ponen de manifiesto la fragilidad de la vida durante este período. En Venezuela dos terceras partes de las muertes que se producen en el primer año de vida ocurren en el período neonatal. Las muertes durante el primer año alcanzan una cifra anual que no vuelve a igualarse hasta la séptima década de vida. La transición del recién nacido desde la vida intrauterina a la extrauterina requiere muchos cambios bioquímicos y fisiológicos. Cuando deja de depender de la circulación materna a través de la placenta, el sistema respiratorio del recién nacido debe funcionar para que se ponga en marcha el intercambio respiratorio autosuficiente de oxígeno y anhídrido carbónico.
En el recién nacido también se activan la función gastrointestinal para la absorción de alimentos, la función renal para la excreción de los productos de desecho y para el mantenimiento de la homeostasis química, la función hepática para la neutralización y excreción de sustancias tóxicas y la función de su sistema inmunitario para la protección contra las infecciones. Los sistemas cardiovascular y endocrino también tienen que adaptarse a un funcionamiento autosuficiente. Muchos de los problemas especiales de los recién nacidos surgen de una adaptación inadecuada, secundaria a la asfixia, al nacimiento prematuro, a malformaciones congénitas que amenazan la vida del niño o a efectos adversos del parto.
Aspectos generales de los recién nacidos que debes conocer
Las 2 primeras horas tras el nacimiento o hasta que el recién nacido se estabilice, deben controlarse cada 30 minutos la temperatura, el pulso, la frecuencia y tipo de respiración, el color, el tono, la actividad y el nivel de conciencia. En los partos de alto riesgo, esta exploración debe hacerse en el paritorio, y se debe centrar en las malformaciones congénitas y en los problemas fisiopatológicos que puedan interferir en la adaptación cardiopulmonar y metabólica normal a la vida extrauterina. El 3-5% de los recién nacidos presenta malformaciones congénitas.
Una vez estabilizada la evolución en el paritorio, se debe realizar una segunda exploración, más detallada, durante las 24 horas siguientes. Si el neonato permanece en el hospital durante más de 48 horas,se debe repetir la exploración en las 24 horas antes del alta hospitalaria.
Si el niño está sano, la madre debe estar presente en la exploración de los cuidados del recién nacido, y hay que explicarle cualquier variación anatómica por muy pequeña que sea y aparentemente insignificante, ya que puede llegar a preocupar a la familia. Las explicaciones han de hacerse con tacto y habilidad, con el fin de no sembrar una alarma injustificada en unos padres que no estaban preocupados. No se debe dar de alta a ningún niño sin una exploración final, ya que algunas alteraciones, sobre todo los soplos cardíacos, suelen aparecer o desaparecer en el período neonatal inmediato o pueden apreciarse signos de enfermedades que el niño acaba de contraer. Deben controlarse el pulso (normal, 120-160 latidos por minuto), la frecuencia respiratoria (normal, 30-60 respiraciones por minuto), la temperatura, el peso, la talla, el perímetro cefálico y las dimensiones de cualquier anomalía estructural visible o palpable.
Si el neonato parece enfermo o tiene un soplo cardíaco audible, se tomará la presión arterial. El procedimiento de los cuidados del recién nacido requiere paciencia, suavidad y flexibilidad. Por tanto, si el niño está tranquilo y relajado cuando se inicia la exploración, se debe empezar por la palpación del abdomen y la auscultación cardíaca, para pasar después a otras manipulaciones más molestas.
Cuidados generales del paritorio
Dentro de los cuidados del recién nacido. Se debe poner a los niños de bajo riesgo cabeza abajo justo después del parto para que salgan con la gravedad líquido, sangre, moco o restos amnióticos que pueda haber en la boca, la faringe y la nariz; una aspiración suave con una jeringa o un catéter de goma blanda puede ser de ayuda en caso de que haya una gran cantidad de material. La limpieza del paladar y de la faringe con gasas puede provocar abrasiones y erosiones posteriores, úlceras pterigoideas (aftas de Bednar) o, de forma excepcional, infección de las yemas dentales con osteomielitis maxilar y formación de abscesos retrobulbares.
El estómago de los niños nacidos por cesárea puede contener más líquido que el de los que nacen por vía vaginal, y se debe vaciar mediante sonda para evitar la aspiración de contenido gástrico, si se sospecha una gran cantidad de líquido en el interior.
La colocación de una sonda nasogástrica u orogástrica puede ser un estímulo doloroso que puede predisponer a las futuras experiencias con el dolor. Si no es necesaria, debería evitarse. La mayoría de los niños que parecen estar sanos puede permanecer junto a su madre para facilitar el vínculo inmediato y la lactancia, sin necesidad de realizar una aspiración orofaríngea o gástrica.
Si se sospechara una dificultad respiratoria, se trasladará al niño a un lugar cálido con la cabeza en declive. El índice de Apgar es un método práctico para evaluar de manera sistemática a los recién nacidos justo después del parto. Permite identificar a los que necesitan reanimación inmediata y predice la supervivencia en el período neonatal dentro de los cuidados del recién nacido.
Mantenimiento de la temperatura
Los recién nacidos a término expuestos al frío después del nacimiento pueden desarrollar acidosis metabólica, hipoxemia, hipoglucemia y aumento de la excreción renal de agua y solutos de forma secundaria a los esfuerzos para compensar la pérdida de calor. Se incrementa la producción de calor al aumentar el índice metabólico, el consumo de oxígeno y en parte, mediante la liberación de noradrenalina, que induce la termogénesis sin temblor por oxidación de las grasas, sobre todo de la grasa parda. Además, la actividad muscular tiende a aumentar.
Los niños hipoglucémicos o hipóxicos no pueden elevar su consumo de oxígeno cuando se hallan expuestos a ambientes fríos, por lo que disminuye su temperatura central. Después del parto vaginal, muchos recién nacidos presentan una acidosis metabólica leve o moderada, que intentan compensar con hiperventilación, pero este recurso resulta más difícil para los niños con depresión del SNC (asfixia, fármacos) o los expuestos al estrés del frío en el paritorio. Por tanto, para reducir la pérdida de calor, se debe secar al neonato y cubrirlo con sábanas o ponerlo bajo un calentador.
El contacto cutáneo directo con su madre es un método muy bueno para mantener la temperatura corporal en el recién nacido estable. Como es difícil realizar las medidas de reanimación en un niño cubierto o metido en una incubadora, se debe utilizar una fuente de calor radiante para calentar al niño durante la reanimación.
Limpieza del cordón umbilical
Una limpieza cuidadosa de la sangre presente en la superficie cutánea tras el nacimiento puede reducir el riesgo de infecciones por microorganismos que colonizan la sangre. Tan pronto como se haya estabilizado la temperatura corporal del recién nacido sano, se debe limpiar la totalidad de la piel y del cordón umbilical con agua tibia o una solución diluida de jabón para reducir la incidencia de colonización de la piel y región periumbilical por bacterias patógenas y las consiguientes complicaciones infecciosas. Después se debe secar y cubrir al recién nacido con paños estériles para evitar la pérdida de calor.
Para disminuir la colonización por Staphylococcus aureus y otras bacterias patógenas, se debe hacer una cura diaria del cordón umbilical con un agente bactericida o antimicrobiano, como la tintura triple o bacitracina. Una aplicación de tintura triple seguida por el uso de hisopos con alcohol dos veces al día (hasta que se caiga el cordón) disminuye el riesgo de colonización, exudados y olor fétido cuando se compara con el cuidado en seco (jabón y agua cuando está sucio). niño.
Es esencial dentro de los cuidados del recién nacido un lavado inicial estricto hasta los codos durante 2 minutos y de 15 a 30 segundos en el segundo lavado, tanto para el personal como para los visitantes que entran en el nido. Asimismo, son necesarios lavados más breves, pero igualmente completos, entre el cuidado de un niño y el del siguiente.
Cuidados en la unidad de neonatos sanos
La cuna, preferiblemente de plástico transparente para facilitar la visibilidad y la atención, debe limpiarse con frecuencia. Todos los cuidados del recién nacido por parte de los profesionales deben realizarse en la cuna, incluidos la exploración física, el cambio de pañales, la medición de la temperatura, la limpieza de la piel y otros procedimientos que, de llevarse a cabo en otro lugar, podrían convertirse en un foco de contacto y, posiblemente, en una vía para las infecciones cruzadas. La ropa corporal y de cuna debe ser mínima, sólo la necesaria para la comodidad del niño; la temperatura de la sala debe mantenerse alrededor de los 24 ºC.
La temperatura del niño debe medirse en la axila; aunque los intervalos entre los registros dependen de muchas circunstancias, no deben ser inferiores a 4 horas durante los 2-3 primeros días y a 8 horas después. Los límites normales de la temperatura axilar oscilan entre 36,4 y 37 ºC. En cuanto al peso, basta con registrarlo al nacer y, después, una vez al día. Los recién nacidos sanos deben colocarse en decúbito supino para disminuir el riesgo de muerte súbita del lactante.
El vérnix se pierde espontáneamente al cabo de 2-3 días y gran parte se adhiere a las ropas, por lo que deben ser cambiadas a diario. Los pañales deben comprobarse antes y después de la alimentación y siempre que el niño llore; se deben cambiar si están mojados o sucios. El meconio y las heces deben ser limpiados de las nalgas con un algodón estéril humedecido con agua estéril. No debe retraerse el prepucio de los niños varones. La circuncisión es un procedimiento opcional.
Alimentación materna
Muchos hospitales dificultan la lactancia materna, al forzar pautas de alimentación cada 4 horas, al limitar el tiempo de los cuidados del recién nacido, al utilizar sólo una mama para la lactancia, al limpiar los pezones con sustancias distintas del agua, al retrasar la primera toma, al dar suplementos con fórmulas artificiales o al utilizar una fuerte sedación durante el parto. La Baby-Friendly Hospital Initiative supone un esfuerzo global (apoyado por la Organización Mundial de la Salud y la Fundación de las Naciones Unidas para la Infancia) para promover la lactancia materna, y recomienda diez pasos para que ésta sea satisfactoria.
Las prácticas hospitalarias que estimulan una lactancia materna satisfactoria son el contacto maternofilial inmediato después del parto con una alimentación por succión, a demanda y en la habitación de la madre, la inclusión del padre en la educación prenatal sobre la lactancia materna y el apoyo de mujeres experimentadas. Es razonable que el niño mame al menos 5 minutos de cada pecho, con lo que puede obtener la mayor parte del contenido existente a la vez que estimula el aumento de la secreción láctea. Más tarde, puede ampliarse el tiempo en función de la comodidad y el deseo de la madre y del hijo. Una madre confiada y relajada, apoyada por un entorno domiciliario y hospitalario estimulante, tiene muchas probabilidades de llevar a cabo una buena lactancia, es la clave para tener los mejores cuidados del recién nacido.
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