Unos artículos atrás yo les contaba algunos trucos que me habían servido para tratar de colocar mi ansiedad o "miedo al futuro", en otras actividades y así relajar mi mente y tratar de disfrutar cada momento de mi vida.
Obviamente, no hay recetas mágicas, no hay que hacer grandes cambios, sólo es cuestión de proponerse vivir el HOY y disfrutar cada segundo con las personas que queremos y que nos hacen bien al alma.
En este trance me decidí a leer como podía yo, sin necesidad de hacer dieta, cambiar mi cabeza con pequeños trucos que no me repercutieran en el cuerpo para seguir dando el pecho a mi bebé y no volverme un tanque de ansiedad.
Y aquí, un brebaje milenario: agua con limón.
La idea es la siguiente: Todas las mañanas, una vez que nos levantamos, EN AYUNAS, preparamos un vaso de agua tibia y el jugo de medio limón. No olvidemos después de una hora aproxidamente desayunar como corresponde.
El detalle de que sea agua tibia es porque es más fácil para procesarlo en el cuerpo, por lo menos en ayunas debe ser con agua tibia. En el día podemos tomarlo como limonada y también vamos a lograr sensación de saciedad.
SUGERENCIA: NO tomar más de un litro de agua con limón por día, porque puede el limón corroer el esmalte dental, si bien tiene efecto blanqueador, el ácido propio va a provocar que los dientes se sencibilicen con los cambios de temperatura.
Si no queremos arriesgarnos a dañar nuestra dentadura podemos optar por el agua de pepino o menta.
Si bien yo no sentí la diferencia ni el primer ni el segundo día, sí es cierto que al tercer día empezaba a sentirme con menos apetito, con menos ganas de comerme la vida o de picotear todo lo que estaba al alcance de mi mano. Significa que el resultado en el cuerpo es gradual pero muy rápido y efectivo.
Para lograr efectos adelgazantes aconsejan que lo acompañemos con perejil. OJO las madres en lactancia como es mi caso, porque según cuentan las abuelas el perejil corta la leche materna, incluso lo recomiendan para el proceso de destete.
Bueno, resumiendo, mi experiencia es buena, en general tuve mucho menos hambre en el almuerzo, ya que la infusión con limón en ayunas y un buen desayuno me permitieron no llegare tan hambrienta. A la media tarde comer algo liviano para que la cena sea más ligera y ayudemos al metabolismo a prepararse para disminuir la necesidad de devorarse la vida a cada hora del día.
En unas dos semanas y media, casi tres, tenía unos 4 kilos menos. Realmente muy bueno y efectivo, sobretodo porque la ansiedad era mi peor enemiga.
¿Se animan ustedes también?
Vamos por ello!
Hasta la próxima
BUENAS VIBRAS!