En la época invernal e inicios de la primavera es frecuente la aparición de ciertas enfermedades vinculadas al resfriado común. Dentro de ellas destaca la amigdalitis, caracterizada por una inflamación de las amígdalas. Ella es ocasionada por un proceso infeccioso y cuando no presenta complicación, se manifiesta principalmente con dolor de garganta.
Afortunadamente en estos casos existen algunas terapias alternativas, que han demostrado su efectividad en el alivio de esta patología.
Leslie, una seguidora de Carolina del Norte, quien actualmente tiene 72 años y me comentaba, que desde siempre ha cuidado su salud como un gran tesoro. Sin embargo a pesar de ello, con cierta frecuencia suele verse afectada cuando ocurren cambios estacionales.
Esto sucede, principalmente en los meses con las temperaturas más bajas, como otoño e invierno. Y este invierno no pasó desapercibido, porque ella acudió al médico por una molestia en la garganta y resultó ser amigdalitis. Dado que, solo presentaba enrojecimiento e inflamación en la garganta, además de síntomas de gripe, le prescribieron algunos analgésicos.
No obstante, ella había sentido últimamente que estos medicamentos le afectaban su sistema digestivo. Por ello acudió a mí, a fin de solicitarme alternativas naturales, que le permitieran superar la amigdalitis.
Algunos remedios que pueden ser empleados en casa, han demostrado mucha efectividad sin generar consecuencias secundarias. Y precisamente fueron algunos de ellos los que le sugerí a Leslie.
Dada la alta recurrencia de esta enfermedad en esta época del año, consideré importante compartir la información en mi página.
Algunas generalidades acerca de la amigdalitis
Las amígdalas pueden compararse con filtros, pues pueden capturar los gérmenes que ingresan por las vías respiratorias, evitando las infecciones. Además de ello, son capaces de producir anticuerpos y prevenir los estados infecciosos.
No obstante, ocasionalmente el ataque de virus y bacterias puede sobrepasar la capacidad de defensa de las amígdalas. Esto ocasiona un proceso inflamatorio denominado amigdalitis. En ocasiones no es sencillo diferenciar estos patógenos, sin embargo, es importante realizarlo, evitando así el empleo excesivo de antibióticos.
De acuerdo a los expertos es más común, que esta enfermedad sea causada más por virus que por bacterias. Dentro de las causas virales más frecuentes, se encuentran los virus que producen el resfriado común. Dentro de ellos se incluye el rinovirus y coronavirus.
En este caso nos referimos a los coronavirus 229E, OC43, NL63 y HKU1. Ellos ocasionan entre el 15 y 30% de los casos de resfriado común y a diferencia del COVID-19, ellos no provocan complicaciones. Otros virus capaces de producir el resfriado común, son el adenovirus y el virus sincitial respiratorio.
La ciencia ha detectado también otros virus, que pueden desencadenar la amigdalitis. Dentro de ellos destacan el virus de Epstein-Barr (causante de mononucleosis), citomegalovirus, virus de hepatitis A, VIH y rubéola.
Es importante subrayar, que la amigdalitis bacteriana puede ser causada por patógenos aeróbicos y anaeróbicos. Algunas bacterias comunes que causan procesos infecciosos, son los estreptococos beta-hemolíticos del grupo A (GABHS).
Asimismo, también han sido reportadas las bacterias Haemophilus influenza, Streptococcus pneumoniae y Staphylococcus aureus. Incluso en personas sexualmente activas, la sífilis, gonorrea y clamidia pueden ocasionar amigdalitis.
La amigdalitis de origen viral es más común en pacientes menores de cinco años. Incluso se ha detectado, que el GABHS es poco frecuente en niños menores de dos años.
¿Cómo diferenciar entre amigdalitis de origen viral o bacteriano?
En la actualidad se emplean dos escalas, que permiten obtener una descripción de los síntomas de esta enfermedad. Estas escalas de valoración clínica son la de Centor y la de McIsaac. Vale destacar, que ellas determinan la actitud a seguir para su diagnóstico y tratamiento.
En el caso de la amigdalitis ocasionada por virus, generalmente los síntomas son de inicio gradual. Esto puede estar acompañado de fiebre moderada, cierta sintomatología catarral de intensidad variable y poca afectación del estado general. Si el especialista explora la faringe, podrá observar su enrojecimiento, ocasionalmente la misma presentará inflamación.
Cabe destacar, que es también posible encontrar nódulos blanquecinos, úlceras o vesículas. En cambio, cuando la amigdalitis posee un origen bacteriano, los síntomas se presentan bruscamente, acompañados de fiebre (38 a 39°C). Por lo general se produce un fuerte dolor de garganta, inflamación, dolor en los ganglios del cuello y pus en las amígdalas.
Se observan además, zonas enrojecidas en el paladar blando y la úvula. Sin embargo, no se presentan síntomas de catarro (rinitis, diarrea, conjuntivitis o tos). Pero podrían presentarse dolores abdominales, de cabeza y exantema (erupciones cutáneas de color rosáceo).
¿Cómo se propaga la amigdalitis?
Es importante tener en cuenta, que los gérmenes que provocan las infecciones virales y bacterianas son contagiosos. Por lo general, los virus y bacterias que producen amigdalitis se propagan mediante el contacto con gotitas respiratorias. Estas se expelen desde las personas infectadas al toser o estornudar.
Incluso se ha comprobado, que utilizar utensilios como vasos, platos y cubiertos de una persona enferma, puede producir contagio. De hecho, es muy frecuente su transmisión en condiciones de hacinamiento y el contacto próximo entre niños. Por ello los niveles de contagio en colegios, escuelas e instituciones cerradas son altos.
De manera que, los especialistas sugieren lavar muy bien las manos antes y después de comer, especialmente al toser o estornudar. Es necesario llevar siempre un desinfectante a base de alcohol, pues no todos los lugares cuentan con agua y jabón. Además de ello, es preferible emplear pañuelos de papel y desecharlos al utilizarlos.
Tratamientos más frecuentes empleados en la amigdalitis
Según la experiencia, la amigdalitis es una enfermedad autolimitada, es decir se soluciona mediante el sistema inmune de cada individuo. Sin embargo, dada su frecuencia cuando es de origen viral se debe prestar atención de apoyo. El mismo consiste en el empleo de analgésicos y una adecuada hidratación, logrando de esta forma un alivio sintomático.
Incluso el empleo de corticoesteroides, puede considerarse dentro de los tratamientos complementarios. De acuerdo a las observaciones, estos fármacos logran disminuir ciertos niveles del dolor, además de mejorar el tiempo de recuperación. Una de las presentaciones de estos fármacos es la dexametasona.
En el caso de que el origen sea bacteriano, suelen utilizarse antibióticos en el tratamiento. Se ha determinado, que el Streptococcus pyogenes es la causa más común de la amigdalitis bacteriana. Por lo general en su control se emplea penicilina oral cada ocho a diez horas. Esto incluye algunos derivados de la penicilina, tales como la amoxicilina.
En pacientes alérgicos a estos medicamentos se indica el empleo de azitromicina o cefalosporinas. Estos tratamientos disminuyen la posibilidad de contagios en solo 24 horas.
Cabe destacar, que siempre es importante equilibrar los riesgos y los beneficios cuando se emplean antibióticos. Esto incluye el incremento de los costos del tratamiento, así como la resistencia antibacteriana de Clostridium difficile. Una bacteria del colon asociada a una serie de problemas gastrointestinales, que incluyen procesos diarreicos y malestar gastrointestinal.
Recomendaciones de tratamientos alternativos para combatir la amigdalitis
La amigdalitis produce una serie de molestias, que cuando son combatidas mediante fármacos desencadenan una serie de efectos secundarios. De allí la importancia de emplear ciertas opciones naturales, dentro de ellas destacan:
1. Agua salada
Este ancestral remedio se ha empleado durante muchas generaciones en el alivio de los síntomas asociados al resfriado común. Entre ellos las molestias y el dolor a nivel de la garganta. Se sabe además, que su empleo rutinario puede evitar procesos de reinfección e incluso favorece una recuperación más rápida.
De acuerdo a los expertos, el agua salada es capaz de producir la movilización de líquido en exceso presente en los tejidos de la garganta. Esto causa un ligero efecto antiinflamatorio, ayudando a evitar el dolor. Incluso se ha logrado establecer, que el agua salada es capaz de eliminar acumulaciones de placas bacterianas e impurezas. Así, mediante este efecto de limpieza ayuda a sanar la amigdalitis.
Un estudio publicado en The American Journal of Preventive Medicine, mostró una disminución del 40% de procesos infecciosos empleando gargarismos tres veces al día. Los participantes fueron 387 adultos sanos en edades de 18 a 65 años y el ensayo se realizó en invierno. Es decir, en la temporada de mayor contagio de enfermedades del tracto respiratorio.
¿Cómo realizarlo?
De las bondades del agua salada pueden beneficiarse todas las personas, incluso los niños que han aprendido a hacer gargarismos.
En una taza de agua filtrada tibia añadir media cucharadita de sal
Disolver bien y emplear pequeño sorbos
Procurar mantener la solución en contacto con la garganta al menos treinta segundos y escupir evitando tragarla
Realizar este procedimiento de tres a cuatro veces al día para calmar el dolor.
Nota
Actualmente existen soluciones salinas líquidas, que contienen bajos niveles de sodio. Al optar por emplearla, se sustituye la media cucharadita de sal por 2,5 cc de esta solución de sal comercial preparada.
2. Cúrcuma
Esta planta de uso muy antiguo ha sido extensamente estudiada debido a sus potentes principios activos. Uno de sus efectos más analizados es el antioxidante, de hecho según ciertos estudios su acción es comparable al de la vitamina C o E. Presenta también potentes efectos antiinflamatorios, lo cual permite mejorar la condición de la garganta y amígdalas, llegando también a aliviar el dolor.
Se sabe además, que la cúrcuma gracias a la curcumina presente en ella posee la capacidad de inhibir diversos patógenos. Entre ellos, hongos y bacterias. Por ello, es reconocido como un potente antibacteriano, capaz de mejorar muchos procesos infecciosos. Incluso se ha determinado, que la cúrcuma posee un efecto similar a notables antisépticos de uso clínico.
¿Cómo realizarlo?
Hervir una taza de agua filtrada
Añadir media cucharadita de cúrcuma deshidratada, un cuarto de pimienta negra recién molida y un cuarto de cucharadita de sal
Dejar infundir por quince minutos
Realizar gárgaras con sorbos pequeños tratando de sostener la mezcla en la zona de la garganta el mayor tiempo posible
Repetir este procedimiento al menos dos veces al día para obtener los resultados requeridos.
Nota
Preferiblemente no emplear esta alternativa en niños menores de 16 años y en mujeres embarazadas.
3. Vinagre de sidra de manzana
Este compuesto natural ha sido empleado a lo largo de siglos, en diferentes culturas. Muchas de las propiedades curativas del vinagre de manzana se fundamentan en sus ácidos orgánicos y ciertas sustancias bioactivas.
Se ha demostrado, que los ácidos orgánicos logran atravesar las membranas bacterianas, ocasionando un desequilibrio en su metabolismo. Además de los ácidos orgánicos, el vinagre de manzana posee también ácidos fenólicos y flavonoides, con demostrado efecto antimicrobiano.
Esta importante propiedad permite aliviar y reducir la inflamación de las amígdalas causada por infección viral. También posee la capacidad de eliminar una amplia variedad de microbios patógenos, protegiendo de una forma natural las amígdalas y garganta.
De acuerdo a estudios recientes, el vinagre de sidra de manzana posee un potente efecto inhibidor contra diferentes cepas bacterianas. Entre ellas destacan: Staphylococcus, Enterococcus, Streptococcus pneumoniae, Pseudomonas, Escherichia, Salmonella, Enterobacter, Klebsiella, Proteus y Acinetobacter.
¿Cómo realizarlo?
Gargarismos
Agregar una cucharada de vinagre de sidra de manzana a una taza de agua filtrada tibia
Realizar gárgaras tomando sorbos pequeños y sosteniendo la solución en la parte posterior de la garganta el mayor tiempo posible
Escupir y evitar tragar
Realizar este procedimiento tres veces al día, preferiblemente antes de cada comida.
Brebaje
Agregar una cucharada de vinagre de manzana de sidra y una de miel orgánica en media taza de agua filtrada tibia
Mezclar muy bien y beber despacio
Realizar este procedimiento dos veces al día.
Nota
Si se siente alguna molestia evite seguir tomándolo, hay personas que no toleran su sabor. No es recomendable para niños menores de 16 años y mujeres embarazadas
4. Limón
Las propiedades que posee este reconocido fruto provienen de una serie de compuestos bioactivos presentes en el zumo del mismo. Dentro de ellos resaltan: flavononas (hesperidina y naringina), flavonas (apigenina, crisoeriol y diosmetina), flavonoles (quercetina y rutosido) y ácidos fenólicos.
Asimismo, contiene vitaminas C, A, B1, B2 y B3. Dentro de sus propiedades destacan antioxidantes, antivirales y antibacterianas.
¿Cómo lo realizo?
Gargarismos
A una taza de agua filtrada tibia agrégale una cucharadita de zumo de limón orgánico recién exprimido y una cucharadita de sal
Mezcla muy bien y realiza gargarismos tomando pequeños sorbos
Hazlo despacio y mantén esta solución al menos durante treinta segundos en el fondo de la garganta
Escupe y no tragues
Realiza este procedimiento tres veces al día para obtener alivio.
Infusión
A una taza de agua filtrada recién hervida agrégale una cucharadita de zumo de limón orgánico recién exprimido
Agrega también una cucharada de miel orgánica y una pizca de sal (opcional)
Mezcla bien y bebe aún tibio por lo menos dos veces al día (al levantarte y una hora antes de ir a dormir).
Concluyendo
La amigdalitis es una enfermedad con la cual hay que aprender a convivir, combatiéndola de forma natural. Bien sabemos, que ella repunta en los meses más fríos del año y sus complicaciones a veces resultan en tragedia. Por ello, es muy importante solo utilizar antibióticos en casos de infecciones bacterianas, que estén causando infecciones crónicas.
Afortunadamente, la amigdalitis de origen viral puede ser controlada mediante algunas alternativas naturales, que poseen efectos comprobados. La mayoría de ellas se basan en el empleo de remedios, que han sido empleados desde antiguo alrededor del mundo. Y hoy gracias a la tenacidad de los científicos, muchos compuestos bioactivos y sus propiedades han quedado al descubierto.
Esto facilita un cierto número de opciones naturales, que evitan el empleo frecuente de fármacos. Dentro de las alternativas mencionadas destacan, la cúrcuma, agua salada, limón, miel y vinagre de sidra de manzana. Mediante su empleo es factible combatir la amigdalitis empleando la menor cantidad de fármacos (analgésicos y antibióticos).
Leslie realmente se sintió agradecida con la información que le envié, la cual también comparto en el post. Ella me comentaba, que al leer detenidamente el material se dio cuenta de la importancia de evitar el constante abuso en el empleo de los antibióticos. Para ella, muchas de las consecuencias que se viven anualmente por efecto de estas enfermedades se asocia con la falta de conciencia.
Ella realmente se sintió muy feliz, pues logró eliminar en pocas semanas la amigdalitis sin necesidad de emplear fármacos.
“Las propiedades curativas del vinagre de manzana se atribuyen a sus ácidos orgánicos y a sus sustancias bioactivas. Además, el vinagre de manzana contiene otros compuestos que han demostrado su potencia antimicrobiana, como los ácidos fenólicos y los flavonoides”
Dr. Driss Ousaaid
Universidad Sidi Mohamed Ben Abdellah, Marruecos
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Referencias:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK544342/
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https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7020168/
https://www.webmd.com/oral-health/tonsillitis-symptoms-causes-and-treatments
https://medlineplus.gov/tonsillitis.html
https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/tonsillitis/diagnosis-treatment/drc-20378483
https://my.clevelandclinic.org/health/diseases/21146-tonsillitis