El acumulador compulsivo padece de una patología psíquica denominada, Síndrome de acumulación compulsiva o Diógenes, que se caracteriza por un desorden compulsivo y obsesivo con el apego a objetos sin utilidad, objetos innecesarios o la dificultad de deshacerse de objetos sin uso.
Desde Freud hasta los psicólogos de hoy día, han estudiado tal alteración psíquica, que suele causar malestar en familias y en sociedades, puesto que implica un problema de salud pública el acumular objetos innecesarios, por lo que se han descrito diversos niveles de gravedad en los diversos casos clínicos que se presentan.
Características del acumulador compulsivo.
Sigmund Freud afirmaba que un acumulador era obsesivo, avaro y de personalidad rígida. Erich Fromm describió al acumulador como una persona puntual, ordenada y en los inicios a la patología, en extremo aferrada a la limpieza, aunque en niveles graves de la patología terminan siendo personas con extrema falta de higiene en su hogar y en su higiene personal.
El acumulador padece miedo a perder los objetos, a lo que se le conoce como Disposofobia. No tienen una forma organizada de clasificar los objetos puestos que para ellos todos son en extremo importantes, pues poseen un concepto distorsionado de pertenencia.
El acumulador suele hacer terapia de compras, necesita reconocer prioridades, debe ayudársele a llenar su alacena más que su armario y ático, pues los alimentos no perecederos tarde o temprano los puede consumir, esta práctica constituye una alternativa de comienzo de terapia.
Cómo ayudar a un acumulador compulsivo.
Se le debe incentivar a separar lo nuevo de lo viejo, con excepción de objetos que puedan representar un premio como trofeos y medallas.
Hacer una venta de garaje de ropa y objetos en desuso, aquellas que no sean vendidas donarlas a una fundación de caridad.
Organizar espacios de la casa como rincones de recuerdos. Usar las paredes para colocar retratos y enmarcar aquellos recuerdos que sean emblemáticos para el acumulador, como ropas de bebe, mechones de cabellos.
Aquellas prendas de vestir de las que por algún recuerdo no se quiera desprender, transformarlas en cojines y colchas, de uso útil, inclusive lencería de baño.
Practicar diariamente el sacar la basura, es una técnica de terapia de desprendimiento.
Reformar mueblería con las mismas ropas y objetos en desuso, transformarlos en utensilios prácticos.
Repartir entre familiares los objetos en forma de regalos simbólicos, como parte del desprendimiento pero aportando el valor que para el acumulador implica.
Una manera de dividir lo útil y lo innecesario es separar lo repetido, más de dos vajillas, más de veinte vasos, más de diez tazas de té, deben ser vendidos, donados u obsequiados, puesto que para festejos suelen utilizarse lo desechable, en necesario para el acumulador plantearse situaciones realistas de usos de objetos.
Es innegable que es más efectiva la medicina preventiva que la curativa, el alto a una patología que inicia es más efectivo que tratar de curarla. Así como funcionan las vacunas, se debe detectar los síntomas de una persona acumuladora y ayudarla a tiempo.
Por el contrario si la patología ya existe, no es bueno ignorarla y dejar “ser” al individuo, puesto que es un síndrome que implica la puerta de entrada a la indigencia, aun con techo propio.
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