Y es que ya hoy los escaparates de montones de panaderías y pastelerías están ya repletos de buñuelos. No es nuestra intención hacer propaganda de los dulces al por mayor, ni del consumo indiscriminado de éstos. Pero si hace tiempo que no HACES buñuelos de viento, mañana es un buen día para ello. Eso va a hacer que sea un día de fiesta familiar, de verdad. Además, está al alcance de cualquier bolsillo y casi, casi, al alcance de cualquier mano (mínimamente) habilidosa. Desde luego, mucho más sano que cualquier postre que puedas comprar por ahí.
Publicamos esta receta porque es un postre tradicional y (además de que sale perfecta), un día más apostamos por una alimentación sana, ¡en casa!
Ingredientes: 1 dl de leche, 1 dl de agua, unas gotas de brandy, 40 g mantequilla, ralladura de un limón, 130 g de harina, 3-4 huevos, media cucharadita de levadura química, y una pizca de sal.
Se pone en un cazo el agua, la leche, la mantequilla, el brandy, la ralladura de limón y la sal.
Cuando rompe a hervir, se incorpora de golpe la harina y se mueve con fuerza la masa. Cuando empieza a despegarse del cazo, se retira y se deja enfriar. Una vez fría se añaden los huevos uno a uno, trabajando la masa con la mano para que los huevos se mezclen. Si se añaden los huevos en la batidora, no hace falta dejar que se enfríe la masa.
Con una cuchara –o con la ayuda de la manga pastelera– se forman bolas y se fríen en aceite abundante a fuego suave –140º C– hasta que estén doradas. Cuando las bolitas han crecido puede ponerse el aceite a mayor temperatura, pero no demasiado.
Se escurren y se abren. Comprobar que está bien hecho el interior, porque si la masa queda algo cruda en el interior, puede resultar desastrosamente indigesto!!!
Se pueden rellenar con nata, crema pastelera, de chocolate, café…