La Ansiedad Social es un trastorno que se produce en nuestro cerebro pero que acaba repercutiendo en todo nuestro cuerpo. Esta enfermedad nos puede hacer encerrarnos en nosotros mismos en niveles que ningún introvertido sano debería de tener. Nos obliga a reducir nuestro mundo a familiares y algún amigo cercano. Y si intentamos abrir ese cerco el miedo y la angustia se apodera de nosotros, hasta inmovilizarnos.
Los introvertidos preferimos tener un núcleo pequeño de amigos, pero no entramos en pánico cuando tenemos que conocer gente. Esta ansiedad social es un verdadero problema para encontrar trabajo, ya que nos impide casi salir de casa e ir a cualquier entrevista.
Los enfermos de Ansiedad Social reconocen que su miedo es excesivo e irracional. Sufren esta ansiedad ante situaciones en las que saben o simplemente piensan que serán juzgados por los demás. Tienen fobia de ser avergonzados en público. Esto supone una barrera muy alta a la hora de relaccionarse y sociabilizar como una persona que no sufra la enfermedad.
Podemos reconocer esta ansiedad por los siguientes síntomas, sudores, palpitaciones, temblores y tensión muscular. Es humano sentir ansiedad cuando experimentamos algunas situaciones a las que no estamos acostumbrados o en las que no nos sentimos cómodos. Esto no quiere decir que tengamos Ansiedad Social, la clave para diferenciarlas es la lógica. Por ejemplo es normal sentir ansiedad y sus síntomas cuando acudimos a una entrevista de trabajo. Muy distinto sería si experimentáramos esos síntomas al comprar el pan.
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