¿A quién le creo cuando de entrenamiento se trata?

Información en libros, papers, YouTube, Google y conocimientos de vastas disciplinas. Pero… ¿en cual confío?





Si bien es mi segunda nota para REVISTA 21-15-9, pretendo hacer una introducción a mi trabajo para que sea más fácil para usted entender las notas venideras. No todas las publicaciones tendrán un fin tan práctico como la anterior (Snatch: Los errores más comunes), de hecho difícilmente pueda traspasar la pantalla de su computadora con algún ejercicio. Más bien intentaré que usted pueda entender los ejercicios, el lenguaje y el espíritu de este deporte. Lo que le presentaré es producto de 18 años de trabajo como profesional de la actividad física y, sobre todo, como director de una escuela de levantamiento olímpico de pesas sumamente exitosa, la escuela municipal de pesas del Municipio de Lomas de Zamora.

El título de la nota surgió debido a que, en lo cotidiano, me encuentro con atletas que plantean que tal o cual entrenador enseña-entrena de manera diferente a como lo hacemos en Intelligent Weightlifting Academy, o que, en internet, han encontrado información que nos contradice. Es difícil que comprendan que la literatura sobre Weightlifting contiene diferencias tan sustanciales entre sí que siquiera conseguimos tener una nomenclatura única. Aún más difícil es que comprendan que la manera en la que trabajamos en Intelligent Weightlifting Academy (que no es la más ortodoxa) es el producto de combinar la experiencia empírica del campo con la puesta en contexto de la información y la literatura conocida hasta el momento.

Con el fin de aclarar nuestra posición les contaré mi recorrido como entrenador. Mi carrera como entrenador empezó con la puesta en práctica de todo lo vivido mientras fui atleta, sin dejar de recordar lo que se sentía meterse debajo de una barra tantas veces al día y tratando de hacer los ajustes que, como atleta, me hubiese gustado que hicieran conmigo. Creía poder mejorar los métodos hasta el momento vigentes. En aquel entonces noté algo que veo aún hoy en entrenadores principiantes: las correcciones que hacía apuntaban a corregir aquellos errores que cometía yo mismo siendo atleta.

¿A quién le creo cuando de entrenamiento se trata? | Revista 21-15-9


Intenté entonces expandir mis conocimientos acudiendo a la literatura. Leí todo lo que podía sobre entrenamiento y, luego, incontables textos específicos sobre levantamiento de pesas: todos me resultaban incompletos e insuficientes, me daba la sensación de que los “grandes maestros del Weightlifting” siempre se guardaban algo. Sin importar lo que leyera, sin importar el método aplicado, fuera soviético, cubano o búlgaro, todo llevaba al fracaso. En realidad era una visión tremendista de los que sucedía ya que mis atletas mejoraban, pero no en la medida en que estos métodos prometían. Imagínese usted mi desesperación, si hay algo que ningún entrenador puede eludir es esa inseguridad profunda de la posibilidad de estar equivocándose, de estar tirando años de trabajo de su atleta a la basura. Esa inseguridad que, sin importar los años de experiencia o la cantidad de campeones en su haber, no se disipa nunca por completo. En algún punto, ser entrenador es estar en constante capacitación, y el motor de ese afán son la curiosidad y las inseguridades.
“La inseguridad profunda de la posibilidad de estar equivocándose, de estar tirando años de trabajo de su atleta a la basura, no se disipa nunca por completo.”

Matías Muñiz

Me carcomía la cabeza preguntándome cómo podía ser que aquello que se hacía en el mundo a mí no me funcionase. ¿Cómo era posible que en ciertos lugares del mundo hubiera atletas entrenando con el método búlgaro, por ejemplo, con cargas de hasta seis turnos diarios seis veces por semana, tolerando intensidades por encima del 92% en cada sesión, y yo no lograra que mis atletas tolerasen más de dos turnos diarios?

Un buen día me di cuenta de algo que tal vez usted pasó por alto: las fechas de edición de la bibliografía. Prestemos un poco de atención a la historia del dopaje, si bien había controles antidopaje antes de 1999 (muy fáciles de burlar, por cierto), la Agencia Mundial Antidopaje se creó en noviembre de ese año. Los reactivos fueron mejorados en el 2003 (año en que se inauguraron también los controles sorpresa), 2005, 2010 y 2012, al punto que comenzaron a suspender atletas que habían pasado los controles de los Juegos Olímpicos de Pekin 2008. En el 2008 se creó el pasaporte biológico, mal llamado Control Doping de sangre, y recién en el 2010 se pudo encontrar Hormona de Crecimiento. Descubrí entonces que, si tenemos en cuenta que los libros atrasan por lo menos diez años (entre el tiempo de investigación, escritura y edición), todos los que había leído hasta el momento se fundamentaban en experiencias e investigaciones a partir de atletas que seguramente estaban contaminados con algún tipo de sustancia dopante. Finalmente advertí que además de estar probablemente dopados, los atletas a los que estos libros se referían no eran gente “normal”, eran reales talentos deportivos, público que distaba mucho de la realidad de mi gimnasio.

Comenzaba una nueva etapa intelectual en mí: la de leer casi hasta empacharme todo tipo de “paper” con información “de validez científica”. Me convertí, como dice el MSc-PhD Gustavo Represas, en un “campeón mundial de papers”. Con el tiempo aprendí que los estudios terminan dando una “realidad estadística” que proporciona soluciones “optimas” para gente “promedio” y que, como si fuera poco, eran irreplicables (Ver artículo aquí). En algún punto me encontré con más información de las que podía aplicar (a veces, hasta comprender) y que difícilmente pudiera considerar como cierta (a no ser que creyera, por mero acto de fe, que todo lo que estuviera escrito en un “paper” debía ser cierto).

Algo nuevo aparecía en mi cabeza. La mayor parte de la literatura que había leído hasta el momento era anterior a google o youtube, es más, mucha de ella era anterior a internet mismo. Todas las investigaciones a las que hacían referencia habían sido llevadas a cabo por los mismos autores o colegas contemporáneos. Claro, en aquellos tiempos nadie se atrevía a contradecir a estos autores, ya que ellos escribían de sus experiencias con campeones del mundo, información a la que no podíamos acceder si no era por intermedio de lo que escribían. Ahora el panorama es diferente, con el avance de la tecnología todos tenemos acceso a la información de los campeones (al menos a la que puede mostrarse). Para ese entonces me encontraba ejerciendo como entrenador del Seleccionado Nacional. Me volqué entonces a estudiar biomecánica y, con ella, a tratar de descubrir los pequeños detalles de la técnica.

Abrumado por tanta información que no aportaba respuestas suficientes, observé que ciertos colegas conseguían buenos resultados con la mitad (y a veces ni eso) de la información y experiencia con la que yo contaba. La respuesta estaba en la integración del equipo, en cómo se vivía el deporte. En palabras simples, el secreto estaba en disfrutarlo, en sacarle la presión de la competencia y devolverlo a sus orígenes: el juego. Me di cuenta que hasta el momento mi visión del deportista era netamente mecanicista, el deportista era casi un “burro de carga” y los planes de entrenamiento eran aplicados de manera matemática. Por aquel entonces me propuse tener una visión más holística del pesista: investigué y apliqué didáctica, pedagogía, psicología evolutiva, psicología educacional, psicología deportiva y neurobiología.

¿A quién le creo cuando de entrenamiento se trata? | Revista 21-15-9
Izq. Arriba: Equipo Lomense 2015 de todas las edades. Nos acompaña la Lic. Jimena Martínez, psicóloga deportiva del equipo. || Izq. Abajo: Federico y Oscar Coto de 6 años en su primera clase en 2011. Los tres cayéndonos de cola al piso. || Der. Arriba: Sofía Leiva (10) con su medalla dorada en Torneo promocional 2014. || Der. Abajo: Federico y Oscar Coto, Sofía Leiva y Sofía Báez.

Si bien hacía tiempo que trabajaba con psicólogos deportivos, esta vez quería trabajar sobre la dinámica de los grupos y sobre el aprendizaje de la técnica desde lo más íntimo. De gran ayuda fue dedicarle tiempo y esfuerzo a entrenar niños de 6 años en adelante, ya que ellos revelan el verdadero juego de levantar pesas, la forma de aprender a levantar.

Y, finalmente, aquí me encuentro, en nuestro nuevo emprendimiento Intelligent Weightlifting Academy. Entendí, y entendemos, que el conocimiento debe ser patrimonio de la humanidad y no hay motivo para retacearla; al fin y al cabo sé lo que se siente, me lo han hecho sentir los grandes autores de Weightlifting. Por ello comenzamos a trabajar con todos aquellos que quisieran aprender, con el fin de hacer un deporte grande. Trabajamos con niños, con mayores, con pesistas, con crossfiters, con preparadores físicos, con una propuesta diferente para cada necesidad y cada objetivo. Así implementamos la academia para todos aquellos que quieren aprender a enseñar, la escuela para quienes quieren aprender y/o perfeccionar su técnica por diversión, y el entrenamiento para aquellos que quieren competir. 

Entonces, ¿A quién le creo?

¿A los libros? ¿A los papers? ¿A la biomecánica? ¿A la psicología? ¿A los videos de youtube? ¿A google? Encontrará entre todos ellos información valiosa, que muchas veces se contradice. El levantamiento olímpico de pesas aún es coach-dependiente, el ojo del entrenador todavía no puede ser reemplazado. Por lo que la respuesta más simple y certera a la pregunta es: ¡CRÉALE A SU ENTRENADOR!

La experiencia, el estudio y el instinto de un buen entrenador podrá conjugar toda esa información para brindarle a usted una buena experiencia deportiva.

¿Cómo identificar un buen entrenador? No es fácil, yo le recomiendo tener en cuenta el trato hacia sus atletas, su compromiso con el trabajo y el nivel técnico de sus entrenados. Muchas veces elegimos entrenadores según sus propios logros como atletas o por el logro de alguno de sus atletas. Mire el todo: no es difícil entrenar a un talentoso, mire los resultados técnicos de los no tan talentosos. Mire cómo trabaja con aquellos para los que el Weightlifting no lo es todo en su vida: entrenar a alguien que es capaz de dar la vida por el alto rendimiento es mucho más fácil que entrenar a alguien al que hay que convencerlo día a día de que elija al Weightlifting como modo de vida. El contacto con su entrenador es importante, seguir una planificación sin la presencia de un entrenador no le dará mucho resultado en esta disciplina.

Algunos consejos que puedo dejarle a modo de máximas:

“La mejor manera de aprender es enseñar”

“Enseñe de manera tal que un nene de 7 años pueda entenderlo”

“Si alguna información o indicación que le es brindada contiene las palabras SIEMPRE o NUNCA descártela inmediatamente”

“Lo óptimo generalmente es contrario de lo bueno”, supone personas estándar.

Como dijo un gran entrenador: “No me muestres los resultados de un talento excepcional, muéstrame cómo hacer que un individuo promedio alcance niveles de excepción”, Ariel Couceiro.
Para cerrar, quisiera invitar a todos los lectores a transmitir sus dudas y proponer temas para la próximas notas via mail, para lo cual les acerco la dirección de mail de Intelligent Weigthlifting Academy: intelligentlifting@gmail.com

• Nota por MATÍAS MUÑIZ de InLift y Grupo Lift para REVISTA 21-15-9

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