1. Fatiga o niveles de energía más bajos
La fatiga es un síntoma común de depresión. De vez en cuando, todos experimentamos niveles de energía más bajos y podemos sentirnos lentos por la mañana, con la esperanza de quedarnos en la cama y ver la televisión, en lugar de ir a trabajar.
Si bien a menudo creemos que el agotamiento proviene del estrés, la depresión también puede causar fatiga. Sin embargo, a diferencia de la fatiga diaria, la fatiga relacionada con la depresión también puede causar problemas de concentración, sentimientos de irritabilidad y apatía.
El Dr. Maurizio Fava, director del Programa de Investigación Clínica del Hospital General de Massachusetts en Boston, señala que las personas deprimidas a menudo experimentan un sueño no reparador, lo que significa que se sienten perezosos incluso después de haber descansado toda la noche.
Sin embargo, debido a que muchas enfermedades físicas, como infecciones y virus, también pueden causar fatiga, puede ser difícil discernir si el agotamiento está relacionado o no con la depresión. Una forma de saberlo: Si bien la fatiga diaria es un signo de esta enfermedad mental, otros síntomas como tristeza, desesperanza y anhedonia (falta de placer en las actividades diarias) también pueden estar presentes cuando está deprimida.
2. Disminución de la tolerancia al dolor
¿Alguna vez has sentido que tus nervios están en llamas y, sin embargo, no puedes encontrar ninguna razón física para tu dolor? Resulta que la depresión y el dolor, a menudo, coexisten.
Un estudio de 2015 mostró una correlación entre las personas que están deprimidas y una disminución de la tolerancia al dolor, mientras que otro estudio de 2010 mostró que el dolor tiene un mayor impacto en las personas que están deprimidas.
Estos dos síntomas no tienen una relación clara de causa y efecto, pero es importante evaluarlos juntos, especialmente si tu médico recomienda medicamentos.
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3. Dolor de espalda o músculos adoloridos
Puede que te sientas bien por la mañana, pero una vez que estás en el trabajo o sentada frente al ordenador, te empieza a doler la espalda. Podría ser estrés o podría ser depresión. Aunque a menudo se asocian con malas posturas o lesiones, los dolores de espalda también pueden ser un síntoma de angustia psicológica.
Un estudio de investigación de 2017 de 1.013 estudiantes universitarios canadienses encontró una asociación directa entre la depresión y los dolores de espalda. Los psicólogos y psiquiatras han creído durante mucho tiempo que los problemas emocionales pueden causar dolores y molestias crónicas, pero aún se están investigando los detalles, como la conexión entre la depresión y la respuesta inflamatoria del cuerpo.
Estudios más recientes sugieren que la inflamación en el cuerpo puede tener algo que ver con los neurocircuitos de nuestro cerebro. Se cree que la inflamación puede interrumpir las señales cerebrales y, por lo tanto, puede tener un papel en la depresión y en cómo la tratamos.
4. Dolores de cabeza
Casi todo el mundo experimenta dolores de cabeza ocasionales. Son tan comunes que a menudo los descartamos como nada serio. Las situaciones laborales estresantes, como los conflictos con un compañero de trabajo, pueden incluso desencadenar estos dolores de cabeza.
Sin embargo, es posible que tu dolor de cabeza no siempre sea provocado por el estrés. Si notas un cambio a los dolores de cabeza diarios, podría ser un signo de depresión.
A diferencia de los insoportables dolores de cabeza por migraña, los dolores de cabeza relacionados con la depresión no necesariamente afectan nuestro funcionamiento diario. Descrito por la National Headache Foundation como “dolores de cabeza por tensión”, este tipo de dolor de cabeza puede sentirse como una leve sensación punzante, especialmente alrededor de las cejas.
Si bien estos dolores de cabeza se alivian con analgésicos, generalmente reaparecen con regularidad. A veces, las cefaleas tensionales crónicas pueden ser un síntoma de un trastorno depresivo mayor.
Sin embargo, los dolores de cabeza no son la única indicación. Las personas con depresión a menudo experimentan síntomas adicionales como tristeza, sentimientos de irritabilidad y disminución de energía.
5. Problemas oculares o disminución de la visión
¿Encuentras que el mundo se ve borroso? Si bien la depresión puede hacer que el mundo se vea gris y sombrío, un estudio de investigación de 2010 en Alemania sugiere que este problema de salud mental en realidad puede afectar la vista.
En ese estudio de 80 personas, las personas deprimidas tenían dificultades para ver las diferencias en blanco y negro. Conocido por los investigadores como “percepción de contraste”, esto podría explicar por qué la depresión puede hacer que el mundo se vea confuso.
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6. Dolor de estómago o malestar en el abdomen
Esa sensación de hundimiento en el estómago es uno de los signos más reconocibles de depresión. Sin embargo, cuando tu abdomen comienza a tener calambres, es fácil descartarlo como gases o dolor menstrual.
El dolor que empeora, especialmente cuando surge el estrés, puede ser un signo de depresión. De hecho, los investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard sugieren que las molestias estomacales como calambres, hinchazón y náuseas pueden ser un signo de mala salud mental.
¿Cuál es el vínculo? Según los investigadores de Harvard, la depresión puede causar (o ser el resultado de) un sistema digestivo inflamado, con un dolor que se confunde fácilmente con padecimientos como la enfermedad inflamatoria intestinal o el síndrome del intestino irritable.
Los médicos y científicos a veces se refieren al intestino como el “segundo cerebro” porque han encontrado una conexión entre la salud intestinal y el bienestar mental. Nuestros estómagos están llenos de bacterias buenas y, si hay un desequilibrio de bacterias buenas, pueden surgir síntomas de ansiedad y depresión.
Llevar una dieta equilibrada y tomar probióticos puede mejorar la salud intestinal, lo que también puede mejorar el estado de ánimo, pero se necesitan más investigaciones.
7. Problemas digestivos
Los problemas digestivos, como el estreñimiento y la diarrea, pueden ser vergonzosos e incómodos. A menudo, causados por intoxicación alimentaria o virus gastrointestinales, es fácil suponer que las molestias intestinales se deben a una enfermedad física.
Pero las emociones como la tristeza y la ansiedad pueden alterar nuestras vías digestivas. Un estudio de 2011, una fuente confiable, sugiere un vínculo entre la ansiedad, la depresión y el dolor gastrointestinal.