Las siguientes sugerencias de alimentación saludable describen algunas de las maneras más sencillas de mejorar tu salud cotidiana, aumentar tu metabolismo, mantener un peso saludable, aumentar la función cerebral y comenzar a sentirse poderosa desde adentro hacia afuera.
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Comienza bien tu día, come el desayuno
Comer el desayuno es importante para mantener los niveles de energía y ayudar en la administración de azúcar en la sangre.
Evita comer un desayuno rico en carbohidratos y azúcar. Esto sólo nos prepara para una montaña rusa de azúcar en la sangre.
Escoge un desayuno saludable que sea:
Alto en carbohidratos complejos (avena, cereales, frutas, verduras)
Alto en fibra (cereales integrales y panes, lino molido y chía)
Rico en proteínas (nueces, semillas, leche de almendras o cáñamo no lácteas, leche de vaca orgánica y yogur, huevos, polvos de proteína de calidad)
y proporcione buenas grasas (nueces, semillas, aguacates, aceites saludables como la aceituna virgen extra, el lino y el coco)
No te apoyes en el café
El exceso de café sobrecarga el hígado, te deshidrata (el café es un diurético) y aumenta el riesgo de irregularidades en el azúcar en la sangre (¿los desánimos en las tardes de energía te suenan familiar?).
Tu hígado es el órgano de desintoxicación del cuerpo y si está sobrecargado, tus posibilidades de enfermedad, lentitud y aumento de peso aumentarán.
Trata de disminuir el café o eliminarlo por completo. Hay algunas grandes alternativas de café en el mercado.
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También puedes disfrutar de tés de hierbas: raíz de diente de león (desintoxicación del hígado), ginseng (energía), oolong (pérdida de peso), té verde (concentración) y menta (facilidad en el estómago).
Permanece hidratada
Este paso es tan fácil como llevar una botella de agua de acero inoxidable o vidrio contigo. Cuenta cuántas veces lo llena.
Por lo menos ocho vasos de agua al día mantendrán tus niveles de energía altos, tu hambre abajo, tu digestión suave y tu concentración aguda.
Cuando estamos deshidratadas, nuestros cuerpos a menudo confunden esta sensación con hambre.
Asegúrate de no beber agua antes de las comidas, ya que esto puede dificultar la digestión. Bebe 20 minutos antes y/o 60 minutos después.
Además, trata de beber agua a temperatura ambiente porque el agua fría aumenta la contracción gastrointestinal y disminuye la digestión.
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Disminuye los alimentos empacados y refinados
La mayoría de los alimentos empacados se cargan con azúcar, exceso de sodio, estabilizadores, conservadores e ingredientes como colores y sabores artificiales.
¡Si no puedes pronunciar incluso un ingrediente, sáltalo! Otra buena regla es “cuanto menos ingredientes mejor”.
Come alimentos locales y completos
¿Cómo comían nuestros antepasados hace 100 años? Carnes frescas, pescado, frijoles, granos, frutos secos, semillas y frutas y verduras es lo que nuestros antepasados comían.
Los alimentos enteros son la clave para una buena salud. Cuando te estás preguntando lo que puedes traer de merienda durante el día, trata de traer una barra de nueces, algunas frutas o verduras en rodajas.
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Cena de la forma inteligente
Cuando ordenes carnes en un restaurante, busca palabras como al vapor, horneadas, escalfadas, asadas, o asadas a la parrilla.
Haz lo mejor para evitar los alimentos con las palabras fritas, gratinadas, crujientes, pan frito, salteado o relleno, que son buenas indicaciones de que los alimentos son altos en grasas y calorías.
Si una comida tiene una de estas opciones, pide que el alimento sea asado, cocido al vapor o a la parrilla en su lugar.
Limita el consumo de alcohol
Por cada bebida alcohólica que tengas, bebe un vaso de agua. El alcohol deshidrata, reduce las inhibiciones y aumenta el apetito.
Como regla general, los hombres deben tener no más de dos bebidas diarias y las mujeres no más de una.
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Alternativas más saludables son la cerveza ligera, César virgen, vino blanco spritzer, agua con gas o simplemente agua corriente con un montón de limón.
Nadie necesita saber que tu bebida no es alcohólica, solo pídela en un vaso normal o vaso de whisky.
Evita los alimentos blancos procesados
Arroz blanco, pan blanco, pasta blanca y salsas blancas. Los alimentos de la harina blanca se procesan y la fibra y los alimentos buenos se reducen perceptiblemente.
Disfruta de panes de grano entero, pastas, arroz integral y granos enteros como quinua, arroz salvaje, mijo y alforfón en su lugar.
Opta por una salsa de tomate o pesto en lugar de salsas blancas que tienden a ser cargadas con grasa saturada y sodio.
Carga meriendas contigo
No importa cuánto tiempo estarás fuera, siempre puedes tener un pedazo de fruta o una proteína sana o una barra de nuez contigo.
Comer cada tres horas ayudará a mantener constante el azúcar en la sangre y disminuirá el comer en exceso en las comidas.
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No comas en exceso
Come hasta que estés “suficientemente satisfecha”, 80 por ciento llena y no más.
Si todavía tienes hambre después de 10 minutos, entonces come un poco más.
Comer en exceso no sólo causa aumento de peso, incluso si estás comiendo alimentos saludables, sino que también ralentiza la digestión y puede conducir a problemas más graves como el síndrome del intestino irritable y la diabetes.
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