"Riquezas, honra y vida, son la remuneración de la humildad y del temor del Señor"
(proverbios 22:4)
Cuando tenemos un corazón humilde, que anda en temor de Dios, o sea, que se esfuerza en obedecerle, ser fiel, que acepta sin cuestionar, sin resistirse contra la voluntad de Dios.
La gloria y el poder de Dios se manifiestan y más allá de las bendiciones materiales que nos da, la riqueza que se recibe es en el alma, en nuestro interior.
El suple en nuestro interior todo, llena de paz, alegría, gozo, confianza, coraje, firmeza. En fin sus características pasan a estar dentro de la persona.
La honra es la de ser sus siervos, el placer de ser insertados en los planes de Dios no tiene comparación. Es una satisfacción personal e intima que alegra hasta lo más profundo del alma; y vida es una vida plena (Def. dicc.: Que cubre todos los aspectos o el límite máximo de lo que se expresa) en la tierra sabiendo que nuestra vida mejor y mayor será la eterna.
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