"Una de las hermosas compensaciones de esta vida es que nadie puede tratar sinceramente de ayudar a otro sin ayudarse a sí mismo". -Charles D. Warner-
A quien lo lea,
Deseo que al recibir esta carta te encuentres bien de salud. Estamos viviendo tiempos muy complicados y quisiera compartir contigo algo que a mí me ayuda a afrontarlos mejor. Escribir cartas para reflexionar, como la que estás leyendo ahora.
¿No sería genial poder ir a la tienda y comprar felicidad para toda la vida?
Algunos creen que la felicidad se consigue al poseer cierto bienestar económico y satisfaciendo todos los placeres. Por supuesto, el dinero es necesario para vivir. Sin embargo, hay estudios que demuestran que, una vez que se alcanza cierto nivel de ingresos -sorprendentemente bajo-, ganar más dinero ya no produce más felicidad.
Lo que de verdad nos enriquece la vida, son lo valores. Esos principios morales o éticos que se consideran necesarios y deseables, por los que una persona rige su vida. Los valores influyen en el comportamiento de las personas, en sus prioridades y relaciones.
Valores como el amor, la bondad, el perdón, la generosidad y la honradez. ¿Te has dado cuenta de que estos valores morales están en decadencia?
El ser humano necesita amor. Sin él no puede ser verdaderamente feliz. Me refiero al amor que nos mueve, a ayudar a un extraño en dificultades, sin esperar nada a cambio.
A menudo, la mejor manera de dar -y la más gratificante-, es dar de nosotros mismos, de nuestro tiempo y energías.
¿Y qué podemos decir de la honradez? Que es fundamental para cualquier sociedad civilizada. La deshonestidad genera miedo, desconfianza y desintegración social.
Quizás el valor más universal, es la Regla de Oro que dice: "todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ello". Estos valores deberían formar parte de nuestra personalidad.
Me ha gustado mucho que me leas y te deseo que tengas la mejor salud posible.
Atentamente,