Cuando la comida se pega más de la cuenta tendemos a intentar por todos los medios posibles los restos de alimentos con cualquier utensilio de cocina, pero esto nunca hay que hacerlo. La mejor manera es llenarla con agua hirviendo (no hervirla en la sartén) y echarle un buen puñado de sal gorda, déjalo en reposo toda la noche.
Por la mañana solo tienes que retirar el agua y lavarla con normalidad, todo lo quemado habrá desaparecido.