Tomar la Decisión – Carlos Moya

En diversas ocasiones mis pacientes me han preguntado ¿Cómo Cambiar?

La verdad es que históricamente nos han vendido formulas para dicho propósito. Y así muchos seres humanos en distintas coordenadas del planeta, se debaten en medio de un marasmo de ejercicios que a mediano plazo y ante los resultados les genera desesperanza.

Nace entonces otra pregunta ¿Por qué a otros les ha funcionado y a mi no?
En mi concepto la respuesta es tan simple como profunda: algunas personas han DECIDIDO cambiar. Entre tanto, la gran mayoría de las mismas tienen como propósito el INTENTAR cambiar.

Y sí, existen diferencias mayúsculas entre estos dos propósitos:

Cuando tu INTENTAS cambiar: estas trabajando desde la forma.

Y entonces comienzas ha vestirte con trajes que otros han hecho a su medida.

Lees libros a medias.

Realizas 17 días de un programa de 21 días.

Racionalizas sobre las equivocaciones de los métodos.

Crees en tu propio método, pero, no haces nada para construirlo.

Te relajas y respiras a ritmos que no son armónicos para ti.

Escribes cantidades de textos que carecen de convicción personal.

Generas dinámicas que fueron efectivas para personas nacidas dentro de otros conceptos culturales e históricos.
Te lanzas osadamente a expresar conceptos que no sientes como tú verdad.
Y así, de pronto te encuentras vistiendo de forma diferente. Pero, obteniendo en esencia los mismos resultados. Siendo apenas lógico que la desesperanza se siente en la mesa principal.

Un buen ejemplo de dicha situación, lo representa Cesar, un paciente que atendí por algo más de seis meses.
Como uno de los primeros pasos a Cesar le indiqué, que realizara un ejercicio de conexión al inconsciente 21 veces al día (7 en la mañana, tarde y noche) durante 21 días seguidos. Es de anotar que la totalidad de los ejercicios diarios no duran más de 10 minutos.

A la semana siguiente le pregunté ¿cómo van los ejercicios?



Después de un corto silencio, me expreso que había realizado 1 o 2 al día durante 4 días. Porque no contó con el tiempo para realizarlos. Para mi no fue más que una rotunda DISCULPA. Acto seguido me solicitó que le enseñara uno más fácil, a lo cual accedí. Una semana después el resultado fue similar… Otra DISCULPA. De esta manera se sucedieron los hechos. Dejando en claro algo: Él deseaba intentar cambiar, más no era su verdadero anhelo el cambio.

Podríamos contextualizar el hecho anterior dentro del ámbito de la responsabilidad mía como terapeuta. Sin embargo tengo muy claro que no puedo obligar a nadie a que cambie. Dicho proceso hace parte de la responsabilidad personal y a lo máximo que puedo aspirar es a crear un ambiente Físico, Mental, Emocional y Espiritual adecuado, en donde las personas tengan la oportunidad de cambiar si así lo desean. De lo contrario como bien lo expresa Perls No

puede remediarse. Es claro entonces que, el cambio hace parte única y exclusivamente de la decisión personal.

Meses mas tarde, este mismo paciente Cesar por un acontecimiento que inconscientemente creó y ante la crudeza de los resultados tomo la DECISIÓN de cambio y… entonces, solo entonces permitió que se comenzaran a materializar los milagros terapéuticos.

¿Qué es cambiar?



Es tomar la valiente decisión de convertirte en otro ser humano. De explorar nuevos horizontes del ser. De conocer nuevas formas de tu luz. Es lanzarse a los senderos de lo incierto, de lo inseguro y tener plena conciencia de continuar siendo quien eres. Es conocer nuevas áreas de tu ser. Es debatirse entre lo conocido y lo desconocido. Es cuestionarse las VERDADES. Es reconstruirse diariamente, es conocer nuevos temores y asombrosas valentías. Es disfrutarse cada día mas… y lo mas complejo de todo… encontrarte con tu autenticidad sin que el brillo de tu alma te enceguezca.

¿Qué gano al cambiar?

La maravillosa posibilidad de desenmascarar tu verdadero ser interior. Conocer tu verdadero brillo. Volar plácidamente en el horizonte de la vida. Saber que todo cuanto vives es producto de tus decisiones tanto conscientes como inconscientes. Asumir la responsabilidad completa y total de cada uno de tus actos. Alejarse definitivamente del dolor y saber que la vida habla un único lenguaje EL Del Amor. Saberse merecedor única y exclusivamente de lo mejor de la vida. Entregarse con absoluta complacencia a tu propia luz. Ser consciente que el mundo es lo que es gracias a que Tú eres, lo que eres. Saber que el mundo es mucho mejor gracias a tú existencia. Congruencia entre tus sentires internos y tus actos externos. Saber que la vida no posee formulas. Liberarse de preconcepciones del pasado y entregarte a la reconstrucción cotidiana de tu ser. Asumir la flexibilidad como herramienta vital de la existencia. Dejar de necesitar aprobación. Saberse un estupendo ser humano. Saberse diferente e igual. Tener plena conciencia que la vida SIEMPRE nos ofrece nuevas oportunidades Asumir el valor de vivir olvidándose de la cobardía de sobrevivir. Saberse UNO con

el universo, con la vida y con la danza cósmica. Es vivir para vivir.

Por qué no cambiamos?

A nada le teme tanto el ser humano como a su propia luz.

En alguna oportunidad, en el marco de un congreso sobre nuevas tendencias pedagógicas, nos encontrábamos un grupo de colegas psicólogos, platicando sobre los mas grandes temores del ser humano. La discusión se orientaba de un lado para el otro, cuando de pronto a través de una intervención comenzó a tomar un sentido profundo y definitivo. Alguien expresó:

A nada le teme tanto el ser humano como al hecho de Amar.

El silencio se apoderó por un momento de la mesa, generando posteriormente una apasionada discusión, que dejo como conclusión: que es cierto que ese es tal vez, el segundo mayor temor del ser humano.
Siendo el primero EL SENTIRSE AMADO. En la mayoría de los casos cuando un ser humano se siente amado busca por todos los caminos tanto conscientes como inconscientes, de desencartarse de aquello desconocido y que además por medio del ejemplo le han expresado que no existe.
Es allí, donde se debate el ser humano en medio de dos fuerzas. La una esperanzadora, sobre cogedora y plácida, con la cual se motiva la existencia y la otra desmotivante y viviendo en las estribaciones de la muerte. Me refiero al Amar… al deseo de Amar y al temor al mismo.
Es apenas normal si nuestra cultura nos ha enseñado a relacionarnos por medio del dolor,
Por ello, el ser humano en su desesperado intento por huir del AMOR, crea el dolor y el sufrimiento.

¿Cómo cambiar?

Lanzándote con osadía y seguridad hacia nuevos horizontes internos contando con la certeza que todo va ha estar mejor. Creyendo profundamente en la belleza del ser interior, en el equilibrio universal y sabiendo que no hay nada ni nadie que te juzgue por lo tanto, todo ya te ha sido perdonado. Lo único que necesitas es dejar de castigarte, dejar de castigar y entregarte a las mieles del Amor