A la gente nos gusta drogarnos. Nos encanta perder la razón, la rigidez que nos obliga llevar esta vida encorsetada por convencionalismos sociales. Sí, usted caballero… el que oigo quejarse y me tacha de embustera. A usted le gusta drogarse. Quizá no con esos polvillos blancos que algunos jóvenes (y no tan jóvenes) se introducen por los orificios nasales. Ni tampoco con esos canutos que huelen extraño, les achinan los ojos y dibujan una mueca similar a una sonrisa en su rostro. No me refiero a ese tipo de drogas.
Cuando me refiero a drogas hablo de sustancias, hábitos o sensaciones a la que recurrimos con frecuencia debido a los efectos placenteros que éstas nos provocan. El amor, el café, el fútbol, el paracaidismo, el hábito de rascarse los genitales… Disculpe que le diga que es usted un drogadicto ya que lo de rascarse los cataplines lo hace de manera compulsiva y delante de cualquiera.
Sin duda el amor es la droga más dura. A veces llamamos amor a algo que no tiene nada de romántico. Se trata de sexo y punto, pero nos encanta mezclar los conceptos.
La Tensión Sexual no Resuelta o TSNR es esa sensación de desear a alguien aunque tengas la certeza de que la relación es imposible. Para que se trate de TSNR y no de un amor platónico, ésta ha de ser correspondida.
Los motivos por los cuales la TSNR a priori no puede ser consumada son múltiples. Casados, con pareja, compañeros de trabajo, jefe y empleado, primos hermanos… cuántos chistes se han hecho sobre éstos últimos que no voy a reproducir en este blog…
La vida real está plagada de casos de TSNR. Probablemente los que leéis esto recordéis alguna experiencia cercana. El cine y la televisión son un reflejo de las pasiones humanas, por tanto muchas películas y series de ficción nos han hecho partícipes de historias similares.
Yo, por ejemplo, he de declararme drogadicta. Estuve enganchada durante años a una TSNR. Lo triste era que no me ocurría a mí, sino a una pareja televisiva. Se llamaban Mulder y Scully, dos agentes del FBI que investigaban casos paranormales. Expediente X, uno de los paradigmas de la TSNR en la pequeña pantalla.
Soy consciente de que no era la única. Millones de personas se engancharon a la serie y no únicamente por sus casos misteriosos. De hecho el misterio más grande era por qué Mulder y Scully no acababan en el catre… ¿qué se lo impedía?… eran solteros, se sentían solos, era evidente que había atracción mutua… siempre me pregunté dónde estaba el problema. Hasta que me di cuenta de que ésa era la droga. Nos drogaban deliberadamente para mantener la audiencia de una serie que se estaba haciendo eterna. Y qué hay más adictivo que el amor…o el sexo… ¡qué más da!
Por cierto, la serie vuelve a rodarse… estaré encantada de drogarme otra vez.
Un saludo ;)
Olivia
Archivado en: ALEGRES REFLEXIONES Tagged: Sexualidad
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