La base del empuje de manos es recibir, no empujar, y la forma superior de la fuerza de Taiji es la fuerza de recepción (jie jin), por ello se debería empezar a aprender desde el principio. El profesor Cheng Man Ching decía que "si no estás dispuesto a recibir (la fuerza entrante) no intentes aprender Taiji porque estarás perdiendo el tiempo, no entenderás la esencia del Taiji en toda tu vida". La clave para recibir es deshacerse del ego e invertir en perdidas. "Invierte en pérdidas: pierde poco y ganarás poco, pierde mucho y ganarás mucho". Qué palabras tan hermosas del profesor Cheng Man Ching. Quizá te parezca que al recibir, al ceder, estás perdiendo, pero no es así porque la persona que te empuja está en realidad dándote "dinero de Taiji". Cuanto más te empuje, más pobre se estará volviendo, mientras que tú serás más rico cuanto más recibas. Cuando llegue el día en el que ya no pueda empujarte más, eso significará que ha perdido todo su "dinero de Taiji", y quizá entonces puedas devolvérselo con algunos intereses. Al principio la práctica de recibir puede ser muy frustrante porque siempre pierdes. Pero conforme avanzas te irás dando cuenta de dónde te atascas y por qué, pero aún así seguirán empujándote porque todavía no puedes hacer nada para evitarlo. Sin embargo, poco a poco, aprendes a "despegarte" y a dirigir la fuerza entrante hacia el suelo. Se debe recibir con una aceptación total. Si tienes la más mínima intención o pensamiento de resistir, esa aceptación ya no es absoluta. Cuando domines el arte de recibir, serás capaz de poner en práctica el principio que expone la Canción del Empuje de Manos, "Conduce a tu adversario al vacio, reúne la fuerza y emítela". Recibir es ceder y neutralizar. Eso no significa que el cuerpo deba absorber la fuerza entrante, ya que su capacidad de ceder es limitada. Significa desviarla hacia la tierra. El proceso de transmitir la fuerza a la tierra es similar al proceso de hundirse al practicar la forma, salvo que comienza en el punto de contacto, y no en el Baihui. La parte superior del cuerpo es yin y la base es yang, de modo que cualquier ajuste en relación con movimientos y fuerzas entrantes debe comenzar en la base y, como hacemos en la forma, el cuerpo y los brazos deben seguir esos cambios. Las manos se utilizan sólo para adherirse al oponente y, cuando llegue el momento de emitir fuerza, se debe hacer a través de las piernas y con los pies firmemente plantados en el suelo. Como dice el clásico de Chang San Feng, "La raíz está en los pies, (la fuerza relajada) se transmite a través de las piernas, se dirige con la cintura y se expresa en los dedos". Independientemente de lo grande o pequeña sea la emisión de fuerza, las manos nunca deben avanzar más de dos o tres centímetros, ya que ese recorrido es sólo el resultado de hundir los hombros. No se debe plantear el empuje de manos buscando la oportunidad de empujar o preparando un plan para ganar al compañero. Simplemente hay que seguir sus cambios y dejar que el empuje ocurra por sí mismo. Si existe la voluntad de empujar, entonces habrá intención y deseo. Todo está basado en el principio de yin y yang. Cuando el yin alcanza su extremo se convierte en yang y viceversa, de modo que cuando crees que estás en la posición más ventajosa en realidad te encuentras a punto de pasar a una posición de desventaja, y cuando crees que estás en la posición de mayor desventaja te encuentras a punto de pasar a una posición de ventaja. Obviamente, siempre es mejor cambiar de una posición de desventaja a una ventajosa que al revés.
Cuando se alcanza el nivel más alto en el empuje de manos, tú no empujas. La estructura de tu cuerpo es un vacío, cualquier fuerza que entra en contacto con él se canaliza hacia la tierra y rebota, volviendo hacia la persona que la ha emitido. Este es el nivel más elevado de la práctica del Taiji, la fuerza de recepción, con la que neutralizamos sin neutralizar y emitimos sin emitir. Para alcanzar este nivel uno debe ser capaz de "olvidarse de sí mismo y seguir al otro sin juzgar, seguir al corazón y a la mente y dejar que todo ocurra de una manera natural". Tomando prestadas las palabras del profesor Cheng Man Ching sobre el empuje de manos, "Es una idea sin motivo, una acción sin deseo. Qué arte tan maravilloso es el Taiji. No tiene nada que ver con empujar, se trata sólo de recibir". Como practicantes de Taijiquan debemos honrar el arte, no sólo predicar los principios, sino también practicarlos y respetarlos. El Taiji no es sólo un ejercicio para la salud o un arte marcial para la defensa personal, lo más importante es que es el Tao de la vida.
La publicación de este artículo ha sido posible gracias a la generosidad de la Taijiquan School of Central Equilibrium UK. www.taiji.org.uk Traducción de Ángeles Sánchez Caballero angelessanchez@tiscali.co.uk Wee Kee Jin nació en Singapur en 1956. Estudió Taijiquan y convivió con Huang Sheng-Shyan a tiempo completo entre 1983 y 1988. Obtuvo una medalla de oro en el Campeonato del Mundo de Artes Marciales de 1989. Desde 1991 vive en Nueva Zelanda, donde dirige la Escuela de Taijiquan del Equilibrio Central. Imparte habitualmente cursos en Europa, Asia y Oceanía. www.taijiquan.co.nz
Wee Kee Jin
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