"TODO LO HAGO MAL" ES LA EXCUSA PERFECTA DEL QUE NO QUIERE CRECER

“Todo lo hago mal”.  menuda conclusión tan drástica ¿no te parece?  Analízalo:  “todo” implica todo.  ¿Seguro que existe en este planeta alguien que no sabe hacer absolutamente nada bien?  NO ¿verdad?  pero cuando nos equivocamos es más fácil rendirse que entender los motivos de nuestro fallo y buscar cómo resolverlo.

Así es, y esa es la gran diferencia entre los productores y los observadores (otro día analizaremos los tipos de observadores, que no todos son tan fáciles de detectar)

Bien, centrémonos en el tip de hoy:  ¿Cómo beneficiarme de lo que he hecho mal?  ¿A que ya empiezas a sentir más alivio?  Claro, esa es la actitud.

Cuando nos equivocamos puede ser por:

iniciativa pero desconocimiento

iniciativa pero carencia de humildad

no iniciativa y exceso de confianza

no iniciativa y absentismo
Recuerda el último resbalón profesional.  ¿Qué ocurrió para que te equivocaras?  ¿Con cuál de las cuatro razones identificarías aquel caso?

Lejos de caer en la cómoda posición de “ya no me implico, total todo lo hago mal”, este es el ejercicio que debemos realizar ante una equivocación o metida de pata.

Iniciativa pero desconocimiento

Esta categoría la asociamos a datos que tú deberías tener porque es la información con la que desarrollas tu trabajo día a día.  Si ha habido cambios y nadie te ha informado a tiempo.  En es este caso, poco podías hacer.  Tú no lo hiciste mal.  Quien se equivocó es quien debía haberte enviado la nueva información y no lo hizo..

Iniciativa pero carencia de humildad

Muchas veces, desconocemos qué no sabemos.  Si el dato que te faltaba no forma parte de tu protocolo habitual de trabajo, es mejor siempre que un superior supervise tu iniciativa.  Así evitamos errores provocados por entrar en zonas que no dominamos sin querer la ayuda de quienes ya han estado allí.   El tiempo y tu constancia te irán formando.  La empresa no quedará ajena, y podrá ir confiándote esos temas que saben que dominas, por las diferentes preguntas que has ido haciendo y cómo vas necesitando cada vez preguntar menos.

No iniciativa y exceso de confianza

Ya entramos en la zona naranja.  aquí, lo que ha ocurrido es que tu prepotencia y actitud te la han jugado.  Pero es que será siempre así.  Buscar la vía cómoda para ti nunca te llevará al acierto dentro de un grupo.  Si no estás dispuesto a vivir con esfuerzo entonces no merece la pena que sigas leyendo, porque a ti no te interesa crecer.  Dependerá de lo compleja que sea la empresa en la que te encuentras.  Pero ante so después quedarás retratado.  Mi consejo: si quieres crecer profesionalmente, huye de la comodidad como el que huye del chorizo cuando quiere bajar peso.

No iniciativa y absentismo

Esta tipología no la vas a identificar con ninguna experiencia tuya, porque es franja roja.  Si estás leyendo este artículo, al menos tienes interés por hacer cosas.  “Todo lo hago mal” no es aquí lo que debes plantearte, sino “Nunca hago nada”  Hay personas que realmente eligen vivir como parásitos.  Bueno, es una elección.  Todo estará en lo que entiendan ellos por “vivir”  Pero si en tu caso te identificas con esto y te encuentras en un grupo de trabajo, entonces debes reaccionar hoy mismo porque o te mueves o te extingues.

Fuente: este post proviene de H2H Nica Bonmatí, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?
Esta información nunca debe sustituir a la opinión de un médico. Ante cualquier duda, consulta con profesionales.

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Etiquetas: Sin categoría

Recomendamos