Cómo actuar ante una crisis de epilepsia
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¿Qué es la epilepsia?
Es un trastorno neurológico muy frecuente que hay que distinguir de las crisis epilépticas. Implica la presencia de síntomas y signos de una actividad anormal, excesiva del cerebro.
En algunas ocasiones las crisis se producen en respuesta a una agresión al cerebro que puede estar en el contexto de una infección, de alteraciones de los iones, de la glucosa, de deprivación de sustancias tóxicas, del consumo de tóxicos, con una fiebre alta en niños pequeños , etc... En estos casos la crisis suele ser única y no constituye en si epilepsia.
La epilepsia es la predisposición duradera para generar más crisis epilépticas.
¿Por qué se produce?
En resumen podríamos decir que hay dos tipos de epilepsia en cuanto a causa se refiere.
Una de ellas es de causa idiopática en la cual ignoramos los desencadenantes que la producen y se presupone que su origen es genético.
Por otro lado, tenemos la epilepsia secundaria a lesiones o agresiones cerebrales de múltiples etiologías como pueden ser tumores , malformaciones , cicatrices de infartos, de traumatismos, de enfermedades neurológicas degenerativas, etc.
¿Cómo se diagnostica?
Tras una primera crisis hay que descartar que haya sido secundaria a una agresión cerebral.
Habrá que realizar desde el servicio urgencias diferentes pruebas como analíticas, descartar el consumo o abstinencia de fármacos, de sustancias tóxicas, etc. y dependiendo del tipo, la duración y la localización de la crisis se puede realizar una prueba de imagen (TAC o RM cerebral) para descartar causas de epilepsia secundaria.
Asimismo, si se acompaña de fiebre u otros datos que nos hagan pensar en infección de sistema nervioso central se realizará una punción lumbar.
Una prueba habitual en el diagnóstico de epilepsia es el electroencefalograma. Es una prueba que permite la evaluación de los potenciales eléctricos generados por la actividad cerebral, así podemos valorar la actividad anómala que se produce en las crisis epilépticas.
Conseguimos así apoyar el diagnóstico de epilepsia en pacientes con clínicas sugestivas, podremos definir el tipo de crisis y también definir o diferenciar los posibles factores precipitantes.
Un punto clave es hacer el diagnóstico diferencial con otras patologías que pueden simular una crisis epiléptica como los síncopes, las pseudocrisis, el Aura migrañosa o trastornos del sueño, entre otros.
¿Cuál es el pronóstico?
Es variable. Si bien hay encefalopatías epilépticas precoces en época neonatal de mal pronóstico, lo habitual es que la mayoría de los pacientes con epilepsia de todas las edades entran en fase de remisión prolongada o permanente.
Los pacientes que se escapan a esa afirmación son pacientes que tienen un elevado número de crisis o crisis que son parciales (limitadas a una porción del encéfalo ) o pacientes en los que se ha identificado una lesión causante de la enfermedad.
¿Se puede prevenir?
Evitar la aparición de crisis o disminuirla puede estar en manos del paciente mejorando su estilo de vida ya que se conoce que hay factores precipitantes sobre todo el incumplimiento terapéutico.
El hecho de que un paciente deje de tomarse la medicación hace que aparezca de nuevo la enfermedad.
Otros factores que están relacionados son:
- El alcohol: su ingestión importante está desaconsejada.
- La cafeína.
- Drogas, como la cocaína a las anfetaminas y la heroína.
- Determinados fármacos, como los antibióticos, los antidepresivos y neurolépticos.
- Muy importante la calidad del sueño y los horarios regulares.
- Hay que evitar, en la medida lo posible, el estrés emocional.
- La televisión o los videojuegos sólo desencadenan crisis en un tipo de epilepsia llamada fotosensible.
¿Qué debemos hacer si una persona convulsiona?
Si presenciamos una persona con una crisis lo más importante es mantener la calma.
La crisis epiléptica suele durar entre uno y dos minutos, entonces pues, hay que evitar hacer daño en la medida de lo posible y llamar a los servicios de emergencia.
Es fundamental evitar que el paciente se golpee, para eso sí se puede mover al paciente, para colocarlos en un lugar seguro en caso de que pueda tener problemas de caídas o de ahogo si está en la bañera, etc.
Si está en un lugar seguro, hay que evitar moverlo.
No hay que meter nunca objetos en la boca. Contra la creencia habitual de la mordedura de la lengua, ésta aparece en los primeros momentos, cuando queremos meter algún objeto ya sería tarde y lo único que podemos conseguir es tapar la vía aérea favoreciendo el riesgo de asfixia y romper alguna pieza dentaría que el paciente se puede tragar o aspirar.
Es importante observar los síntomas del paciente como: localización de la mirada, giro de la cabeza, si convulsiona con todo el cuerpo o solo con una parte, la coloración de la piel, etc.
Comunicar posteriormente lo ocurrido al servicio médico.
Si es seguro durante la crisis o sino, una vez finalizada, hay que colocar a la persona en decúbito lateral, para que expulse la saliva y evitar la aspiración del vómito si se ha producido durante la crisis.
Artículo original escrito por:
Dra. Celia Vargas
Neuróloga
HM IMI Toledo
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