Este fin de semana nos hemos despedido de Pablo Ráez, un atleta malagueño que sufría leucemia y que consiguió en muy poco tiempo aumentar el número de donaciones de médula en toda España. En Málaga, su ciudad natal, aumentaron las donaciones un 1300%.
¿Qué es un trasplante de médula ósea?
La médula ósea es el lugar donde se forman y desarrollan durante los primeros estadios las células sanguíneas. Podemos diferenciar tres tipos:
Glóbulos rojos o eritrocitos: encargados del transporte de oxígeno, son los responsables del color de la sangre.
Glóbulos blancos: ejercen acciones defensivas frente a diversos patógenos. Existen diversos tipos: linfocitos, neutrófilos, monocitos, eosinófilos y basófilos.
Plaquetas: responsables de contener las fugas sanguíneas.
Leucemias, linfomas y mielomas son diversos grupos de enfermedades que se producen por la malignización de las células de la serie blanca. En todas ellas, el trasplante de médula puede suponer una estrategia de tratamiento.
Básicamente, el trasplante de médula se basa en intercambiar la médula del paciente enfermo por una médula sana. Ello requiere de varios pasos:
Disponer de una médula ósea compatible, y aislar sus progenitores (células madre capaces de desarrollar una médula sana)
Acondicionamiento: eliminar la médula del paciente enfermo con ayuda de quimioterapia y/o radioterapia.
Realización del trasplante.
Prevención y tratamiento de los problemas asociados: rechazos, infecciones
Existen dos tipos de trasplante de médula: trasplante autólogo o autotrasplante y el trasplante alogénico.
Trasplante autólogo
En este caso, los progenitores que se utilizan para realizar el trasplante provienen del propio paciente, es decir, el paciente se realiza un trasplante a sí mismo.
En muchas ocasiones, los tratamientos radio y quimioterápicos necesarios para tratar la enfermedad son tan tóxicos, que la función medular es incapaz de recuperarse por sí sola. En estos casos se produce la mieloablación (pérdida total de la función medular), donde se eliminan la mayoría de precursores de leucocitos, glóbulos rojos y plaquetas. Esta situación es totalmente incompatible con la vida, por ello se le administran al sus propios precursores extraídos antes de iniciar el tratamiento. Éstos precursores se procesan previamente a su administración para eliminar cualquier rastro de célula maligna.
En este caso, el objetivo principal del trasplante no es curar la enfermedad, sino evitar que los problemas asociados al propio tratamiento, como infecciones o anemias puedan acabar con la vida del paciente.
Esta estrategia es muy utilizada para el tratamiento de diversos tipos de linfomas, sin embargo no permite la curación en la mayoría de leucemias ni hemopatías congénitas no neoplásicas.
Trasplante alogénico
El trasplante alogénico es la sustitución de una médula de un paciente enfermo por la de un paciente sano.
En este caso, el objetivo del tratamiento es la curación de la enfermedad con el propio trasplante. Para ello, se extrae la médula de una persona sana compatible con el paciente enfermo. Una vez encontrado a este paciente compatible, se le extraen sus progenitores y se inyectan en el enfermo. Los progenitores nuevos crecerán en el enfermo sustituyendo su actividad medular y curando la enfermedad.
Si bien esta estrategia ha permitido la curación en muchos casos de leucemias, los riesgos asociados son altísimos. Uno de los más destacados es la aparición de la enfermedad de injerto contra huésped. Cuando introducimos células ajenas en un organismo, el sistema inmunitario del paciente las reconoce como extrañas y las ataca. Por ello, utilizar un donante con un alto grado de compatibilidad es imprescindible para que el trasplante sea exitoso. Cuantos más donantes existan, más fácilmente se podrán encontrar médulas con alta compatibilidad y mejores resultados obtendremos.
¿Quieres ser donante? ¿Qué riesgos conlleva? ¿Qué tengo que hacer?
Existen muchos lugares en internet donde puedes conseguir información de confianza y detallada sobre todo el proceso para hacerte donante. Entre ellas, la fundación carreras: Generalmente, la donación de médula únicamente conlleva un poco de dolor en la zona donde se ha realizado la punción (en caso que se extraiga de las crestas ilíacas). En caso de realizar una donación de sangre periférica, se puede experimentar algunos síntomas similares a una gripe. En cualquier caso, todos estos síntomas son muy leves y desaparecen en un período de 24-48h.
Un mayor número de donantes permite una mejor elección de médulas, con un mayor grado de compatibilidad y por tanto con una mayor probabilidad de éxito del tratamiento.