Con el pasar de los años a estas patologías se unió la obesidad, con lo cual se conformó el síndrome metabólico.
¿Qué es el síndrome metabólico?
El Síndrome Metabólico se define como un grupo de al menos tres de cinco factores de riesgo clínicos:
obesidad abdominal (visceral),
hipertensión,
triglicéridos séricos elevados,
lipoproteína de alta densidad sérica baja (HDL) y
resistencia a la insulina.
Se ha estimado en más del 20% de la población adulta mundial sufre síndrome metabólico.
De los cinco factores de riesgo que se utilizan para diagnosticar el Síndrome Metabólico, la obesidad abdominal es la más predominante.
El síndrome metabólico puede ocasionar enfermedades cardiovasculares, embolia, infarto, apnea del sueño, trastornos metabólicos, hormonales, dermatológicos y circulatorios, gota, artrosis, cálculos en la vesícula biliar, cáncer, infertilidad, embarazos de alto riesgo y enfermedad renal.
Actualmente, se le considera uno de los principales problemas de salud pública del siglo 21, que ocasiona muertes prematuras. Popularmente se le conoce como “síndrome X” o el “cuarteto mortal”.
Tratamiento del síndrome metabólico
Si crees que cumples algunos de los criterios, debes acudir a tu mético para que te dé un diagnóstico concreto.
Eso sí, si tienes sobrepeso, lo primero que debes plantearte es reducirlo y procurar mantenerlo dentro de los márgenes saludables.
Para la prevención del síndrome metabólico y de las patologías que ello conlleva, es crucial llevar un estilo de vida saludable. Es decir, mantener unos hábitos alimenticios adecuados e incluir el ejercicio físico como algo fundamental en nuestras vidas.
El ejercicio físico debe ser reconocido como un tratamiento médico por derecho propio.
Cada vez hay más estudios que avalan que seguir un programa de ejercicios de forma constante, reducirá significativamente los depósitos de grasa abdominal, independientemente de la pérdida de peso.
Debemos tener en cuenta que son más importantes los cambios en la composición corporal, y en concreto la reducción de grasa abdominal, que la reducción de peso en general, sobre todo en el tratamiento del Síndrome Metabólico.
La obesidad abdominal o visceral tiene un papel central en el desarrollo del Síndrome Metabólico, por eso es tan importante controlarla.
Para ello, es fundamental seguir un programa individualizado y personalizado para regular la dosis y el tipo de ejercicio para cada persona, con el objetivo fundamental de reducir el contorno abdominal.
El mejor ataque contra el síndrome metabólico: el Ejercicio Físico
Mantener una vida activa y tomarse el ejercicio físico como algo primordial, es fundamental para combatir el síndrome metabólico, además de alimentarnos de forma equilibrada y adecuada.
Nuestro organismo está hecho para moverse, por lo tanto, debemos proporcionarle el movimiento necesario cada día de nuestra vida.
Por ello, incluir actividad física es fundamental, y debería tenerse en cuenta como una necesidad fisiológica más.
En relación a qué actividad es la mejor para la reducción del síndrome metabólico, estudios recientes sugieren que los programas HIIT (entrenamientos por intervalos de alta intensidad), son muy efectivos para ello, además de lograr una alta adherencia.
Otros programas de ejercicio físico tales como la combinación de fuerza y resistencia, mejorarán el bienestar, la depresión y el sueño, además de mejorar el tejido muscular.
El desafío más importante con el que nos encontramos, es diseñar el programa de entrenamiento perfecto para cada persona, que haga mejorar su salud y además lograr la adherencia al mismo, de esta forma evitaríamos el sedentarismo y por lo tanto el resto de transtornos metabólicos que ello conlleva.
El síndrome metabólico y la obesidad
Existen estudios que demuestran una fuerte relación entre la obesidad y la inactividad física, en los que el síndrome metabólico se asocia con un estilo de vida sedentario y una mala capacidad cardiorrespiratoria.
Las personas que tienen un comportamiento sedentario tienen mayores probabilidades de sufrir sobrepeso y obesidad y por ende, de padecer síndrome metabólico.
La práctica de ejercicio físico con intensidad moderada de forma habitual reducirá de forma muy notable el riesgo de padecer síndrome metabólico, más aún que la práctica de ejercicio de intensidad leve (caminata), de esta forma mantendremos bajo control nuestro peso y por lo tanto, se reflejará en nuestra salud.
Lo ideal es ponerse en manos de expertos que te diseñen un programa de ejercicios según tu estado de salud y tus condiciones físicas.
Un entrenador personal es lo más recomendable si te propones comenzar una vida activa y no sabes por dónde empezar. Cuenta con profesionales del ejercicio que te ayudarán a empezar con buen pie este cambio.