En primer lugar, muy a pesar de lo que se cree, tratar a vuestras dos hijas de la misma manera es inadecuado ya que son personas distintas, con diferentes necesidades y características que las definen. En muchas ocasiones me comentáis el gran esfuerzo por ser equitativos con cada uno de vuestros hijos, pero precisamente ese puede ser uno de los factores que desencadenen la rivalidad y la competitividad entre hermanos. Cada una de ellas es distinta y hace falta que se hagan distinciones en función de la personalidad, de la edad o de la manera de funcionar de cada una.
Por lo que comentáis, probablemente la mayor haya interiorizado que siendo “pequeña” se consiguen más cosas. Puede que así sea si se trata de un comportamiento que se repite desde hace un tiempo. Los niños normalmente no repiten una y otra vez una conducta si no reciben nada a cambio. Tened en cuenta que la atención negativa, es decir, el estar recordándole lo inadecuado de su comportamiento infantil, también es atención. A menudo, los niños desean ser vistos y la única manera que tienen a su alcance es haciendo algo que capte la atención del adulto aunque sea a partir de un comportamiento inadecuado.
Por eso conviene que le enseñéis el camino para ser vista, destacar y sentirse valiosa. Por ahora, el único que conoce ella es el que sigue, hasta que vosotros le indiquéis de que manera puede encontrar un lugar privilegiado en la familia (por ejemplo, haciendo sus deberes, ayudándoos a pesar la fruta en el supermercado o yendo con ella a merendar a un sitio que ella misma escoja).
Es importante que a cada una de vuestras hijas le ofrezcáis responsabilidades y privilegios acordes a su edad. Por ejemplo, vuestra hija mayor deberá prepararse la mochila del colegio sola, pero por la edad en la que se encuentra podrá ayudaros a hacer la cena o quizás podrá invitar a sus amigas a casa. La pequeña, puede que requiera vuestra ayuda para preparar su mochila pero quizás no se encuentre en la edad para manipular utensilios de cocina y ayudaros a preparar la cena, por ejemplo.
Os sugiero que respondáis a estas preguntas sobre vuestra hija:
¿Cuándo recibe por vuestra parte atención positiva y en qué medida?
¿Cuándo recibe atención negativa (llamadas de atención, desaprobación, amenazas..) y en que medida?
¿Qué responsabilidades le asignáis?
¿Qué responsabilidades que le corresponderían las asumís vosotros por ella?
¿En qué le beneficia seguir situándose en un rol infantil?
¿De qué manera reforzáis este rol?
Tened en cuenta que si las responsabilidades que conllevan el hacerse mayor no van acompañadas de privilegios (escoger su ropa o proponer qué hacer ese sábado por la tarde) puede que a vuestra hija no le interese hacerse mayor, como es normal. Por eso se resiste adoptando una postura infantil. Para ello, debéis hacerle sentir que crecer vale la pena, que es valiosa por adquirir madurez y autonomía y que de esta manera captará vuestra atención de forma positiva. Es mejor ensalzar sus comportamientos de “niña mayor” y alentarla a que asuma nuevos retos y responsabilidades haciéndole sentir que confiáis en ella, en lugar penalizar sus conductas infantiles. Mostradle lo que sí esperáis de ella y de qué manera puede diferenciarse de su hermana ensalzando todas aquellas cosas que ahora tiene adormecidas y que no explota. ¡Ahora no las conoce hasta que tú le ayudas a hacerlo!
Cuando sienta que tiene un lugar privilegiado sin necesidad de comportarse de forma infantil, dejará de asumir ese comportamiento infantil.
¡Espero haberos ayudado!
Si queréis profundizar más sobre el tema, os sugiero:
http://www.espaitau.es/psicopildora-3-quiero-que-sea-mas-seguro-de-si-mismo/