No por que se empeñen voy al mismo sitio

Escucho que, en general, la gente está triste, apática, desidiosa, abatida, perezosa, preocupada, irascible... Y un sinfín de adjetivos a cual menos halagüeño. Y me surge una pregunta, ¿esperábamos otra respuesta? En una sociedad con escasa preparación para la adversidad, en unas consciencias programadas para buscar y encontrar lo negativo, en una mentalidad casi huérfana de motivación, propósito, voluntad, deseos genuinos, aspiraciones creativas y empoderadoras. En un sistema que nos inculca el miedo, la diferenciación, el combate, la competencia. En una sociedad acostumbrada, adiestrada y adocenada en "lo quiero, lo tengo, para pasar a lo siguiente, a puro trámite". Ahora que el discurso de la prohibición se impone, lo que hacíamos y nos gustaba ya no se puede. Ahora que nos instalamos en "no debo, no puedo, no tengo, no sé". Ahora que estamos confundidos, distraídos, sin brillo en el día a día.

Ahora, en fin, que no comprendemos lo que nos pasa ni lo que sucede a nuestro alrededor, ahora que nos empeñamos en recuperar aquella normalidad idiotizada, ahora, sí, ahora, es el momento de salir de aquí y encontrar un nuevo paradigma que nos permita avanzar, crecer, disfrutar, que no se empeñe en hacernos mirar única y exclusivamente hacia el pensamiento único, dirigido, controlado.

Ahora más que nunca es el momento de comprender lo que cada cual está aquí para hacer, para conquistar, para descubrir.

Qué momento ideal para ver más allá, qué oportunidad de transformación más inefable para dar ese impulso vital. Hablo de atravesar las fronteras autoimpuestas, hablo de nuevos inicios y renovados deseos y propósitos. Hablo de transformación personal, más allá de lo que me dicen que ocurre y de cómo debería actuar. Guardemos los referentes precisos y necesarios y sigamos adelante, atravesemos toda esa desidia, tristeza y abandono condicionado, cuidémonos, busquemos dentro, no fuera, esa fortaleza original que nos es dada de serie y seguimos sin utilizar, pongamos en marcha el mecanismo más allá del humano que viene no programado y que me toca accionar.

La libélula no tiene las alas perfectas, ni siquiera enteras, sin embargo, su naturaleza no se detiene en el detalle, se centra en su objetivo: vivir, volar, ser en la vida. No malgasta su energía en la queja yen el sinsabor de lo que le gustaría y no es, sólo extiende las alas y se dirige, siempre se dirige, al próximo árbol, flor, apoyo, para seguir desplegando la vida que ha venido a habitar, sin intermediarios, ella y la vida.

Qué gran lección, ¿por qué el humano dotado de maravillas en su genialidad sin parangón se comporta como el mísero ser que nos han condicionado a ser? Porque nos hemos olvidado de nosotros mismos, porque servimos a los amos modernos, porque adocenados somos más dóciles en la domesticación. Busquemos ese criterio propio, profundo, dotémonos de esa sabiduría que pugna por salir, escuchemos esa profundidad que hay en cada uno de nosotros, prestemos atención más allá de la espesura y la oscuridad, porque detrás está una mejor mirada, una renovada realidad que podemos desarrollar y arrancar del abismo donde todo parece converger.

Atravesemos el dolor y el miedo y sigamos adelante para descubrir el grado de ilusión en todo aquello que no sea nuestro, que no pertenezca a la realidad que hemos decidido generar sin importarnos si podemos, si debemos, si sabemos y si tenemos.

Venga, salgamos, que fuera hay más luz y se está mucho mejor!

Fuente: este post proviene de Coaching 4D, atrévete a incorporar hábitos potenciadores a tu vida, donde puedes consultar el contenido original.
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