Maternidad y dieta Lev

Si el post de hoy te resulta especialmente interesante porque es tu situación actual, déjanos desearte antes de nada muchas felicidades por este momento tan bonito que estás experimentando. Pero no nos engañemos, porque la maternidad es también una etapa con muchos momentos sacrificados y las dudas nos asaltan casi continuamente. Es normal, se han sucedido muchísimos cambios, muchos de ellos inesperados, y el futuro promete ser igual de imprevisible. Es por eso por lo que cuando estamos embarazadas o disfrutando de los primeros momentos con nuestro recién nacido agradezcamos información breve, concisa y, sobre todo, clara; especialmente en todo lo que respecta a todos los temas de salud, y las dietas y la alimentación lo son.

Lo hemos visto desde Lev, tanto en nuestras clínicas como en nuestras redes: mujeres embarazadas o con su pequeño en brazos preguntándonos si podían hacer la dieta. La respuesta breve y más cauta es que no, la respuesta más profesional es: “depende, tenemos que evaluar caso a caso”. ¿Por qué?

Para entenderlo mejor separaremos el embarazo de los momentos posteriores a éste.

¿Es posible hacer la dieta Lev embarazada?

Biológicamente, es natural que el cuerpo femenino esté adaptado para gestar un bebé en su interior, así que debemos tener en cuenta ciertas particularidades insalvables de nuestra anatomía. Por ejemplo, los porcentajes normales de grasa de un cuerpo femenino son superiores al de los cuerpos masculinos.

¡Una mujer sana y en forma puede tener perfectamente el doble de grasa que un varón!

A estas condiciones de base hay que sumar todos los cambios que el cuerpo femenino experimenta durante el embarazo. Son muy numerosos: cambios en la pigmentación de la piel, cambios en la necesidad de orinar, hinchazón de pies, hinchazón de las mamas, o esa tormenta emocional tan característica y parodiada son algunos de los ejemplos más conocidos. Por supuesto, también hay cambios apenas perceptibles, y muchos de ellos asociados con cómo se aprovechan los nutrientes de los alimentos. Es esperable, dado que el embarazo es el tiempo en el que un nuevo organismo se está desarrollando y creciendo en el útero, las necesidades energéticas y nutricionales son espectaculares.

Dicho de otra manera, un embarazo es un episodio en el que al cuerpo femenino se le exige lo que nunca se le había exigido y con una intensidad incomparable. ¿A qué notáis hambre con frecuencia? Incluso los antojos podrían tener una explicación: hay un pico de demanda de algún nutriente específico y por ello nos apetece un bocadillo de boquerones en escabeche como si fuera el último deseo de nuestra vida. Igual lo que necesitamos en este momento es un aporte de yodo porque la tiroides de nuestro bebé está alcanzando su desarrollo. Nos lo acabamos de inventar, pero creemos que así el mensaje se entiende mejor: en un embarazo no debe haber restricciones ni carencias nutricionales. El riesgo de afectar al correcto desarrollo del bebé es muy alto.

Si estás embarazada no deberías hacer dieta Lev, ni ninguna otra.

Sí, ya alguna vez hemos dicho que una buena dieta no debe tener carencias nutricionales y nuestros profesionales siempre se aseguran de ello, pero es casi imposible evitar las restricciones. Al final, el fundamento básico de una dieta está en introducir ciertos límites calóricos. Por si fuera poco, es muy fácil terminar en medio de una situación de desequilibrio. De normal, la dieta Lev tiende a concentrarse en el consumo de proteína y grasa y reducir los hidratos de carbono. Si somos muy severos es fácil que los resultados sucedan pronto y de manera evidente, pero tenemos que lidiar con el estado de cetosis, del que ya hemos hablado en otros posts.

La cetosis y el embarazo no son buenos compañeros. Por otro lado, un exceso de proteína en el embarazo es totalmente normal y necesario; de hecho, sus requerimientos están aumentados tanto por parte de la madre como por los del bebé. Pero un exceso de este aumento es muy negativo dado que la absorción de calcio se ve afectada a causa del fósforo aportado por las proteínas. Esto significa que un exceso de proteínas en la dieta durante el embarazo puede conducir a una desmineralización ósea que vuelve frágil al hueso favoreciendo el riesgo de fracturas en la madre, o provocar la aparición de problemas en la formación de los huesos y dientes del bebé.

¿Se recomienda la dieta Lev dando lactancia materna?

Durante la lactancia las cosas empiezan a volver a su cauce, y los requerimientos y necesidades nutricionales son otros. Aquí tenemos más margen para evaluar si es posible o no hacer la dieta lev, y de ahí la importancia de ver caso a caso. En general, si practicas una lactancia materna exclusiva no suele ser recomendable hacer dieta. Fabricar leche, leche de calidad nutritiva y sana para el bebé, no es compatible con que la madre restrinja su alimentación. Al final, es un poco como un embarazo, donde debe comer por ella y por su bebé. Si se restringe mucho la alimentación se corre el riesgo de afectar a la producción de leche hasta el punto de que esta puede cesar.

Distinto es si la madre decide realizar una lactancia mixta o no darle en absoluto el pecho a su bebé, situaciones éstas que ofrecen más margen a la hora de realizar una dieta.

Como veis, es muy importante que conozcamos tus intenciones y el momento de maternidad que estás experimentando. Como consejo, estás viviendo una etapa para disfrutar y dejar a la naturaleza actuar más a su aire. Millones de años de evolución han proporcionado ciertas pautas instintivas en cuanto a la alimentación. Podemos y nos encantaría acompañarte siempre que conozcamos bien tus deseos y el momento de la maternidad que estás viviendo.

Para obtener más información, y una evaluación personalizada, te invitamos a pedir una cita gratuita en Lev.

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