Beatriz, la secretaria del centro, lleva 26 años con la Dra. Bielsa. “Ya son muchísimos los casos que hemos visto y por aquí ha pasado muchísima gente. Nos ponemos muy contentas cuando vienen unos papás con su chiquitín y nos dicen “ah, yo estuve en tratamiento con usted cuando tenía 6 añitos”… Llevamos varias generaciones ya”.
En éste reportaje conoceremos los inicios de la Dra. Bielsa, pacientes nos contarán su experiencia y logopedas y estudiantes en prácticas hablarán de su pasión por ésta profesión tan importante para la rehabilitación de las personas.
¿Cómo conoció la foniatría?
Cuando acabé la carrera de Medicina, estuve trabajando en el ambulatorio de Talavera como ayudante de Otorrino del Dr. Jesús Girón padre, su hijo, Jesús y, posteriormente, con el Dr. Antonio Martínez Lapeña, que actualmente es el Jefe de Servicio de Otorrino.
Allí descubrí la foniatría, fui a hacer cursos a Barcelona porque yo hacía audiometrías y me ocupaba de los niños sordos y de su lenguaje. Así descubrí ésta especialidad y desde entonces, me enamoré de ella.
Entonces, la foniatría en España era muy poco conocida y, como no estaba incluida en el sistema MIR, tuve que formarme por mi cuenta. Viajé mucho a Francia y a Italia que era donde la foniatría estaba más desarrollada, también tuve que viajar mucho a Madrid y a Barcelona.
En 1986 abrí mi consulta.
Al principio los propios médicos no sabían lo que era la foniatría porque es cierto que en la carrera de medicina sabemos muy poco sobre esta especialidad pero luego los otorrinos empezaron a derivarme problemas de voz y a ver que muchas lesiones podían evitar ser operadas si se hacía una buena rehabilitación.
Los pediatras veían en los niños los trastornos del lenguaje, tartamudez, retrasos del habla y también problemas de aprendizaje en los que la rehabilitación sería muy positiva.
Muy poco después de abrir mi consulta empezaron a venir pacientes derivados del Servicio de Salud de Castilla- La Mancha (Sescam) porque no había foniatra en el hospital, el único que había estaba en Toledo con lo cual los pacientes de Talavera eran derivados mediante un concierto.
Posteriormente hicimos también un convenio con el Servicio de Salud de Castilla y León (Sacyl) por ésta misma razón, porque los pacientes de la zona del Valle del Tiétar no podían desplazarse hasta Ávila.
Poco a poco fuimos creciendo…
Actualmente tengo un equipo de logopedas maravilloso. La mayor parte de ellas son egresadas de la Universidad de Castilla- La Mancha, es decir, que las hemos formado aquí, en Talavera.
Es fundamental el equipo. La compenetración del logopeda y el foniatra es esencial para dar un mejor tratamiento al paciente.
Tenemos reuniones de coordinación constantemente, todos los meses, para que ellas me informen de cómo va el niño o el adulto y yo pueda aportarles los datos del diagnóstico que me parecen importantes para que ellas hagan bien su trabajo.
También contamos con una psicóloga y nos coordinamos con los orientadores de los centros escolares, para que entre todos, podamos dar una mejor respuesta a los problemas que tiene el niño.
¿Cómo supo que quería dedicarse a esto?
Me interesó la voz no sólo desde el punto de vista orgánico, desde la lesión o el diagnóstico que yo podía hacer, sino de la posible recuperación de algo que pienso que es la identidad de la persona. La voz caracteriza a la persona.
La voz me enamora y me sigue enamorando. Me gusta mucho el canto, la ópera y cualquier actividad vocal que signifique darse a los demás: formar, enseñar… son actividades maravillosas y la voz es nuestra herramienta de trabajo.
Entonces, saber que hay una especialidad que diagnostica la función de la voz, por qué se puede alterar y es capaz de restituirla, es muy importante para mi.
También me gusta de esta especialidad la colaboración interprofesional. Trabajamos en conjunto con otorrinos, neurólogos, pediatras, odontólogos, rehabilitadores, logopedas, psicólogos…
Es una especialidad que comparte mucho con otras especialidades y todos vamos hacia el mismo fin: conseguir los mejores resultados para el paciente.
Las pacientes contestan ¿Qué ha notado desde que viene con a la rehabilitación?
Vicenta:
“Al principio notaba que me costaba más hablar. Sabía lo que estaba viendo pero no me salían las palabras. Ahora ya sí”.
Beatriz:
“He venido a rehabilitación de la voz porque soy maestra. Llevo 25 años trabajando y la voz es mi herramienta de trabajo.
Hace 4 años que me operaron de nódulos de las cuerdas vocales y aquí me están ayudando a cuidar mi voz cuando estoy dando clase, cómo tengo que coger el aire, cómo tengo que dirigirme a los niños, si la voz es proyectada a un niño que está más lejos…”
Mamá de un paciente:
“Mi hijo tiene 8 años, es disléxico, hace más de un año que viene a este centro. Le diagnosticaron hace dos años, en el colegio se encontraba muy frustrado, tenía muchos problemas para leer y escribir. Ahora que está en tratamiento se nota la mejoría, está avanzando en el colegio y disfruta otra vez la lectura”.
Angélica:
“Soy terapeuta ocupacional en una residencia de mayores y uso mucho mi voz en mi trabajo, tengo que repetir mucho y hablar muy alto por lo que llego agotada a casa. Tengo un quiste en la cuerda derecha. Vengo para educar mi voz, porque mi problema viene de que no cojo bien el aire, no lo distribuyo bien, entonces tiro mucho de las cuerdas.
Desde que estoy viniendo hace unos meses he notado mucha mejoría. Hay que coger elasticidad en la cuerda para que así hable mejor y no note esa voz tan ronca. Además, he comprado un amplificador de voz que me ha ayudado mucho”.
Lucía:
“Tengo 15 años, llevo un implante coclear porque soy sorda. Cuando tenía 16 meses empecé a venir al logopeda lo que me ha servido mucho para tener una vida normal“.
Las logopedas nos cuentan: ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo como logopeda?
María:
Es muy gratificante ver como los pacientes empiezan, evolucionan y finalmente, terminan la terapia. Nos apoyamos mutuamente entre las compañeras y con la doctora para ofrecer lo mejor a nuestros pacientes.
A mi lo que más me gusta de mi trabajo es estar cara a cara con el paciente, trabajar con él y acompañarle. La familia muchas veces no entiende lo que les pasa y ellos notan nuestro apoyo, la calidez que les aportamos y eso me enriquece mucho como persona, saber que les estoy ayudando.
Laura:
Me gusta mucho el trabajo con adultos. Es muy satisfactorio cuando al inicio vienen con un deterioro importante y, aunque hay casos que van consiguiendo pequeños logros, es una alegría muy grande.
Esta mañana mismamente, una paciente que está muy afectada, ha dicho su nombre por primera vez con comunicación alternativa.
Cuando vienen adultos con disfagia, que tienen muchas dificultades para comer en su día a día, te van diciendo “he podido comer un trozo de manzana”, otras texturas, pues es muy gratificante.
Diana:
Es una profesión que cada día engancha más porque abarca muchos campos, muchas áreas de trabajo: la audición, la voz, la deglución, el lenguaje…
Lo que más me llena de satisfacción es conseguir que el paciente llegue a sus metas: una comunicación funcional con el resto de personas o que puedan integrarse a nivel social, por ejemplo, por un problema de deglución, porque muchas veces les da vergüenza comer con otras personas.
Amaya:
Soy la psicóloga del centro y me dedico sobre todo a las técnicas de estudio. Trabajamos con niños que tienen dificultades en el aprendizaje, niños disléxicos, niños con problemas para mantener la atención durante el estudio y necesitan que se les enseñe a estudiar de una manera más directa.
Estos niños suelen tener un historial de fracaso bastante frecuente. Suelen hacer muchos esfuerzos para estudiar pero al final suspenden. Esto repercute en su autoestima y puede generarles otros problemas, como ansiedad y depresión por el continuo esfuerzo que les significa intentar adaptarse a su entorno.
A menudo dicen de ellos mismos que son tontos, que no son como el resto, que a ellos les cuesta estudiar mucho más que al resto de los niños para encima suspender, entonces, tenemos que trabajar todo el aspecto emocional en los niños con problemas de lenguaje y aprendizaje.
Las estudiantes en prácticas explican su experiencia
Lucía:
Los logopedas no ayudamos solamente a “sacar la R”, como dice la gente, vemos muchos tipos de patologías de habla, lenguaje, funciones orales no verbales, etc.
Hay gente que realmente nos necesita, hay gente que no puede tragar y le ayudamos a seguir viviendo, a seguir comiendo y a seguir comunicándose y así mi amor crece cada día por la logopedia.
Andrea:
Me gusta mucho tratar con adultos y ver las alteraciones que dificultan el día a día, no sólo algo físico sino sobre todo la comunicación. Las personas solo valoran lo importante que es hasta que les falta pero ahí se dan cuenta de lo fundamental de este trabajo, de la logopedia.