Las esfinges están ubicadas a la entrada de grandes lugares, al inicio de algo importante, diferente, majestuoso, grandioso y manifiestamente bueno y diferencial. Es por ello que se instalaban a la entrada de los templos y grandes sitios reservados por su sacralidad, excepcionalidad o bien por considerarse sólo al alcance de unos pocos elegidos.Siguiendo en esta línea, me asalta una poderosa idea de que la situación de pandemia se me antoja la Gran Esfinge planetaria del cambio de Era.
¿Qué quiero decir con esto?
¿Y si lo que estamos experimentando en nuestras vidas tuviera que ver con esa respuesta a las grandes preguntas que nos harían las esfinges o la Gran Esfinge de estar realmente ante un portal de inauguración, de entrada a una gran transformación?
¿Y si esas respuestas tuvieran que ver con nuestro camino interior de aquí en adelante y fueran la vía de acceso a esa nueva realidad, que no normalidad, en donde todo fuera diferente sin serlo porque en nosotros se ha producido ese clic, ese cambio de rumbo y comprensión que nos llevaría a una ruta absolutamente diferente que ni se nos pasó por la cabeza en la vida recorrer y que sin embargo ahora se demuestra claramente la única y maravillosa vía posible?
¿Y si esto es en definitiva el cambio de Era con paradigma propio del que hablaban las civilizaciones antiguas que vaticinaban para este tiempo?
No deja de sorprenderme la claridad y meticulosidad con que se está desarrollando todo a nivel planetario.
¡Qué perfección de orden en el caos!!!
De cada respuesta particular y genuina de cada uno de nosotros dependerá la línea que iniciemos a continuación. Uf, casi me falta el aire solo de pensarlo!
Esa respuesta es una toma de decisión exclusiva de cada cual, de esa respuesta depende la propia vida y es cuestión de cada uno dirigirla, sostenerla, mantenerla y recorrerla.
Porque si bien la locura desatada, no entraba en los planes de casi ninguno de nosotros, más inquietante y a la vez grandioso es que la respuesta genuina de cada uno constituya la clave de la propia existencia.
Se me hace inexcusable la siguiente cuestión, no es el cómo respondo sino desde dónde respondo lo que constituirá un antes y un después sin paragón.
Es por ello que demos esa respuesta con toda la decisión, con toda la fuerza necesaria para que se convierta sin duda en lo que cada uno desee generar en su vida, en aquello que se convierta en la vida misma, inexistente hasta ahora.