En el vídeo podéis ver unas tomas de la grabación del equipo de A3 noticias en el domicilio de una de nuestras familias usuarias, que tuvo como fin reflejar los efectos del confinamiento en algunas personas mayores.
Y a continuación, algunas reflexiones sobre la importancia de las rutinas y su impacto en nuestra salud:
Si buscamos en la RAE la definición de rutina nos encontramos con la siguiente definición: “Costumbre o hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y de manera más o menos automática”. Y es que en muchas ocasiones la palabra rutina se convierte en sinónimo de monotonía, de falta de novedad.
Sin embargo, todas las personas necesitamos estar organizadas en distintas rutinas que nos permitan desempeñar todos los roles que poseemos.
Durante el tiempo de confinamiento no deseado, hemos descubierto la importancia de la rutina. Algunos términos esenciales dentro de nuestra jerga de Terapeutas ocupacionales, como equilibrio ocupacional y rutina, que hasta ahora eran desconocidos para la mayoría, han aparecido en el vocabulario de la población.
Componer una nueva rutina alternativa al desarraigo de nuestra actividad diaria habitual, ha sido uno de los objetivos de todos los que nos hemos visto encerrados en nuestras casas. Seguro que muchos de vosotros, incluso habréis notado que era una cuestión esencial para mantener un cierto equilibrio emocional en medio de tanta incertidumbre.
Y es que aunque nos pese, somos animales de costumbres, y la mayor parte de nuestras acciones se organizan en patrones que se van repitiendo día tras día a lo largo de nuestra vida.
Pero ¿qué es exactamente el equilibrio ocupacional?
Si nos vamos a la definición popularmente conocida, nos habla de la percepción o experiencia subjetiva del individuo, acerca de la cantidad adecuada de ocupaciones, la correcta variación entre las mismas y la satisfacción con el tiempo dedicado a ellas.
En definitiva, todos -chicos y mayores- necesitamos rutinas activas, equilibradas, satisfactorias y flexibles. La rutina aporta seguridad, tranquilidad, sensación de que todo va bien.
Una rutina activa es la que te mantiene en la vida y le da sentido a la misma, la que te exige que pongas en juego todas tus capacidades, y –de manera importante- la que te ofrece oportunidades para participar como individuo, y como parte de la sociedad.
En el caso de las personas mayores, aunque haya habido variabilidad de situaciones, por efecto del confinamiento no todo el mundo ha tenido los apoyos necesarios para generar estrategias adaptativas que permitieran mantener sus rutinas, o generar una nueva de acuerdo a esta situación. Esta ruptura con su equilibrio ocupacional, en muchos casos ha provocado un importante impacto en sus capacidades, tanto físicas como cognitivas y emocionales. Y no al revés.
Afortunadamente, la vacuna para esto es bastante mas fácil de encontrar que la del coronavirus.
Pongamos en el matraz los siguientes elementos y veamos que sale:
– 1000ml de análisis de su rutina previa.
– 1 pizca de historia de vida.
– 1 puesta en común sobre sus intereses y preferencias.
– 750 gr de buena valoración de sus capacidades actuales.
– 1 chorrito de adecuada gestión de los apoyos.
– 1/2 litro de acompañamiento, para reiniciar esa rutina salvando barreras y miedos.
No necesitamos mucho más. Tenemos la fórmula. Reconstruyamos rutinas.
Si la salud se mide en términos de participación, aportemos salud a las personas facilitando su participación. Demos los apoyos necesarios para que puedan realizar sus actividades y demos la oportunidad a que sus capacidades emerjan.
Acompañemos en ese proceso sin más y el equilibrio se restaurará. Administrar a discreción.
Os dejamos con un ejemplo del experimento en el siguiente vídeo :
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Fuente: este post proviene de Blog Rehabilitación Neurológica, donde puedes consultar el contenido original.
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