En el humano la experiencia de una emoción en general implica un conjunto de cogniciones, actitudes y opiniones sobre el planeta, que empleamos para valorar una situación específica y, en consecuencia, influyen en el modo perfecto en el que se percibe dicha situación.
A lo largo de un buen tiempo las conmuevas han estado consideradas poco esenciales y siempre y en todo momento se le ha dado más relevancia a la parte más racional del humano. Mas las conmuevas, siendo estados cariñosos, señalan estados internos personales, motivaciones, deseos, necesidades e inclusive objetivos. De todas y cada una maneras, es bien difícil saber desde la emoción como va a ser la conducta futura del individuo, si bien nos puede asistir a intuirla.
Apenas tenemos unos meses de vida, adquirimos conmuevas básicas como el temor, el enfado o bien la alegría. Ciertos animales comparten con nosotros esas conmuevas tan básicas, que en los humanos se marchan haciendo más complejas merced al lenguaje, por el hecho de que empleamos símbolos, signos y significados.
Cada individuo experimenta una emoción de forma particular, en dependencia de sus experiencias precedentes, aprendizaje, carácter y de la situación específica. Ciertas reacciones fisiológicas y comportamentales que provocan las conmuevas son innatas, al tiempo que otras pueden adquirirse.
Converses Darwin observó como los animales (singularmente en los primates) tenían un extenso repertorio de conmuevas, y que esta forma de expresar las conmuevas tenía una función social, puesto que cooperaban en la supervivencia de la especie. Tienen, por consiguiente, una función adaptativa.
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