Historias de reinvención: de ingeniera aeronáutica "enjaulada", a vivir con libertad de su pasión por la artesanía

Hace un tiempo me propuse contar a los lectores de Autorrealizarte, las historias que hay detrás de esos procesos de reinvención que transforman vidas.

Poder contarte casos reales de emprendimiento con propósito es ya una realidad gracias a esta nueva sección del blog.

Detrás de ella, descubrirás las emociones y logros de personas que quizás aún no son tan conocidas, pero que te inspirarán y motivarán a actuar tras escucharlas.

Si hace poco te traía el caso de Amaia, en esta ocasión, te traigo el caso de Beatriz, que pasó de trabajar como ingeniera en una empresa aeronáutica de Alemania a ser dueña total de su tiempo y vivir 100% de un proyecto conectado con su pasión por la artesanía.

¿Sabes cómo lo consiguió?

Parando, conociéndose, viajando y conectando con su esencia.

Pero mejor que te lo cuenta ella misma en el vídeo.

Si quieres saber cómo se pasa del estrés a la calma y lo que sucede de un lado a otro del trayecto, dale al Play.

Video-entrevista

 Entrevista escrita

Tu situación actual

Vivo al 100% de mi proyecto.

¿A qué te dedicabas anteriormente?

En mi empleo anterior, me encontraba trabajando como ingeniera para una gran empresa del sector aeronáutico en Alemania.

Trabajaba “de lo mío”, en muy buenas condiciones, tenía buenos compañeros de trabajo y estaba contenta con mi jefe. Aparentemente no podía pedir más.

Aparentemente. No tenía motivo para tener queja alguna y sin embargo, me acompañaba un profundo sentimiento de insatisfacción que ni yo misma entendía.

No era feliz.

¿Qué razones fueron las que te hicieron cambiar?

De alguna forma tenía la impresión de que estaba viviendo una vida que no me correspondía, una vida que pertenecía a otra persona.

Tenía la sensación de que cada día me alejaba más de quién era realmente.

Era como si mi forma de entender la realidad no encajase en ese entorno en el que me estaba moviendo y al intentar adaptarme a él no pudiese integrar quién soy.

Lo que me dolía no era sólo que yo no encajase en ese tipo de vida, sino el darme cuenta de que nunca podría llegar a hacerlo, porque éramos incompatibles.

Tenía miedo de hacer algo al respecto. Me sentía atrapada.

Tampoco ayudaba lo que sucedía cada vez que intentaba explicar esas impresiones a los demás: ellos me terminaban viendo como un bicho raro. Y lo peor es que yo también.

Nadie parecía entenderme y me sentía muy sola. Ya he perdido la cuenta de la cantidad de veces que me llamaron loca.

Todo porque no me preocupaba seguir ascendiendo dentro de la compañía, ni ganar más, ni quedar bien con el jefe.

Quería seguir aprendiendo, hacer las cosas bien por propio orgullo y satisfacción personal y sentirme de verdad útil para la sociedad, no sólo para una empresa.

Todo ese cúmulo de emociones y sentimientos encontrados, por intentar encajar en una realidad que no reconocía como propia, me terminó pasando factura. 

Como no parecía prestar atención a lo que mi cabeza y mi corazón me estaban diciendo mi cuerpo decidió hablar. O más bien…gritar a los cuatro vientos.

No me quedó más remedio que escucharlo.

Empecé a tener algunos problemillas de salud relacionados con las digestiones, el estrés y la falta de energía. No quise darles importancia en un primer momento y creí que se me pasaría todo. Pero no fue así.

Cada día me costaba más concentrarme y hacer vida normal.

Montar en bici para llegar al trabajo se convirtió en una odisea, porque me tenía que parar para respirar o incluso bajarme para subir una pequeña cuesta que llevaba meses superando sin dificultad.

Me veía incapaz de subir unas escaleras porque me pesaban las piernas al hacerlo. Incluso me llegó a costar levantar los dedos del teclado para escribir un e-mail.

El día que me pasó eso, me asusté y decidí ir al médico pensando que tenía una anemia de caballo.

Lo que me diagnóstico la doctora no fue una anemia, sino un burnout.

Mi cuerpo estaba agotado y había dejado de responder. 

Ahí me dije basta. Antes que mi trabajo estaba mi salud y no podía seguir así.

Entonces tomé la decisión de dejar definitivamente aparcada mi carrera profesional como ingeniera para finales de ese mismo año.


Volvería a casa por Navidad y no regresaría a Alemania, ni a ninguna otra oficina.
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¿A qué te dedicas actualmente?

Actualmente ayudo a profesionales del sector artesanal a sacar el máximo partido de internet y las nuevas tecnologías para impulsar sus empresas handmade.

En Artesanía por el Mundo, les ofrezco recursos e inspiración para que aprendan a transmitir el valor de su labor y enamoren con sus artesanías online.

¿Qué características destacarías de tu proyecto actual?

Se trata de un proyecto dirigido a un público que se enfrenta a muchas dificultades para mantener vivo su oficio.

A pesar de la carga histórica y el valor cultural que tienen esas profesionales tradicionales, así como de cuestiones relacionadas con el respeto por los materiales, el entorno y las personas, que son aspectos de la producción que se deberían fomentar, las instituciones y organismos públicos no hacen gran cosa por darles un impulso.

Por otro lado, la mayor parte de las formaciones dirigidas a la transformación de negocios online son bastante generales y no están enfocadas en el sector artesanal.

Este sector que tiene unas necesidades muy particulares. Los artesanos prefieren trabajar en su taller que pasar tiempo delante de la pantalla y, además, no suelen contar con conocimientos técnicos avanzados. Pocas empresas de consultoría online hablan su mismo lenguaje.

Todo ello hace que de alguna forma los artesanos se sientan perdidos, abandonados e incomprendidos.

A mí me encanta la artesanía, ha sido siempre una de mis pasiones y soy consciente del valor que hay detrás de cada creación.

También sé lo que supone gestionar un proyecto online y las dificultades a las que una se enfrenta cuando empieza.

He querido combinar todo eso en un proyecto que ayude a los profesionales de la artesanía a avanzar sintiéndose parte de una comunidad en las que se les entiende.

¿Tenías claro desde el principio a qué querías dedicarte en esta nueva etapa, o por el contrario tuviste que pasar por un proceso largo de reflexión?

Cuando decidí dejar mi trabajo tenía clarísimo qué es lo que no quería. Lo que sí quería…no tanto.

Sabía que quería disponer de una libertad que ningún trabajo en otra empresa me iba a dar y que tenía que hacer algo con el propósito de ayudar a construir un mundo mejor para sentirme realizada.

Quería sentirme útil para los demás, a la vez que desarrollaba todo mi potencial y hacerlo a mi ritmo.


Sabía que quería emprender. ¿Cómo y el qué? Ni idea. Estaba perdidísima.
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No tenía claro, de entre todas las opciones posibles, en qué centrarme.

Durante tanto tiempo había dejado de hacer tantas actividades que disfrutaba para dedicarme a la ingeniería que al dejar de verme como esa ingeniera que había sido no era capaz de visualizar más. Sentía que debía volver a conectar conmigo y experimentar.


La primera parte del proceso de reinvención la dediqué a conocerme.
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Con la ayuda del curso Descubre tu talento y con la de Álvaro como mentor fui capaz de empezar a ahondar en mí, en mi pasado, presente y visión del futuro para sacar algunas conclusiones.

Una de ellas fue que quería explorar un lado más creativo y ayudar a otras personas a hacerlo: me enfocaría en el sector de la artesanía.

La visión que tenía del proyecto aún estaba en pañales, era muy general y no era capaz de estrechar más el círculo.

Algo me decía que debía vivir otras experiencias primero y reflexionar sobre el proyecto en función de lo que sintiera.

Por eso dediqué la segunda parte de mi proceso de reinvención a experimentar y explorar diferentes caminos dentro del mundo handmade.

Decidí irme de viaje a Sudamérica sin billete de vuelta con la intención de despojarme de muchos miedos, antiguas creencias y descubrir nuevos aspectos sobre mí.

Además, aprovecharía la experiencia para visitar los talleres de artesanos de las distintas regiones que recorriese y compartir todo en Artesanía por el Mundo.

Volvería cuando sientiera que había llegado la hora de hacerlo.

Finalmente, fueron 6 meses los que pasé de viaje por Perú, Chile, Bolivia y Argentina.

6 meses en los que me transformé.

Me di cuenta al compartir mi tiempo con artesanos de que podía y quería hacer algo por ayudarlos. Ya con ese propósito empecé a dar forma al proyecto en el que estoy trabajando hoy.

¿Qué miedos y/o bloqueos iniciales tuviste al comenzar tu proyecto?

Después de un período de mucha incertidumbre en el que estaba perdidísima sin saber para dónde ir y qué iba a ser de mí en un futuro, aparecieron el miedo al fracaso, al no ser capaz y al qué dirán, todos juntos. Al fin y al cabo, todos están relacionados.


Me preocupaba demasiado por lo que pensasen los demás. Eso me bloqueaba muchísimo.
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La daba mil vueltas a todo pensando en cómo se vería desde fuera.

Eso me llevó a retrasar el lanzamiento del proyecto varias veces.

Me preocupaba que no fuese lo suficientemente bueno lo que presentaba, meter la pata, que no funcionase e incluso perder mi privacidad, porque soy una persona bastante reservada.

Afortunadamente, los fui superando y me enfrenté a ellos. De no ser así, Artesanía por el Mundo no sería una realidad hoy.

¿Cuál fue el motivo principal que finalmente te ayudó a dar el salto definitivo?

Lo fue el darme cuenta de que podía cerrar un ciclo en mi vida y empezar uno nuevo tantas veces como quisiera.

Nos han educado para llevar una vida lineal, pero no tenía por qué ser así.

Que yo hubiese estudiado una ingeniería y trabajado en ello no significaba que tuviera que seguir por el mismo camino, en la misma línea hasta el fin de mis días.

Simplemente había vivido un ciclo que había llegado el momento de cerrar.

Me preparé para hacerlo y empezar otro.

¿Qué diferencias en el aspecto emocional has notado si comparas tu momento actual con el de antes de comenzar tu proyecto?

La transformación emocional ha sido brutal.

He pasado de sentir que estaba enjaulada, que no estaba viviendo una vida que para mí mereciera la pena vivir, de estar agotada física y psicológicamente y sentirme una extraterrestre antes de dejar el trabajo, a verme con energía, ganas e ilusión por vivir cada día. Por seguir aprendiendo, creciendo y mejorando como persona.


Me siento en paz porque estoy trabajando y viviendo en sintonía con mis valores.
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Sé que voy por buen camino. Todo empieza a tener sentido.

¿Qué consejo darías a aquellas personas que se encuentran al inicio de su proyecto de reinvención?

Que no tengan prisa por saber desde el primer momento qué quieren hacer, cómo y vivir completamente de ello.

Entiendo el proceso de reinvención como un proceso largo en el que hemos de ser constantes y vivir cada experiencia como un aprendizaje más.

Datos personales de Beatriz

Beatriz García.

31 años.

Proyecto: ARTESANÍA POR EL MUNDO
Información de interés mencionada en la entrevista

Curso “Descubre tu Talento”

Programa de Mentoring de Autorrealizarte

¿Conoces algún caso de reinvención inspirador que merezca ser conocido?

Si es así, te agradezco que te pongas en contacto conmigo a través del formulario de contacto con el asunto “Historias de Reinvención” para contarme de quién se trata.

¿Qué es lo que más te ha inspirado de esta entrevista?

Te espero en los comentarios para que me lo cuentes.

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