Lo peor fue que la seguí al dedillo, pero luego mi peso se estancó, y la especialista me decía que no sabía que pasaba. Me frustré mucho. Es jodido esforzarte tanto para no obtener resultados. Eso me hizo recaer.
Y es que, a veces, parece que estamos haciendo todo bien, pero la báscula simplemente no se mueve. ¿Te ha pasado alguna vez? No te preocupes, muchas de nosotras hemos estado ahí. Hoy analizamos las 3 principales causas:
1. Metabolismo más lento: A veces, dependiendo de nuestra dieta, el metabolismo se adapta, y eso quiere decir que gastamos menos energía comiendo menos. Igual que si te pagaran menos cada mes, te ves obligada a gastar menos. La solución: habría que estudiar de manera personalizada lo que se está comiendo, ya que cada persona tiene unas necesidades y unas apetencias diferentes, y cabría introducir algunos cambios en los patrones alimenticios. A veces no se trata de comer menos, sino mejor.
A veces no se trata de comer menos, sino de saber lo que a ti te viene bien.
2. Retención de Líquidos: A veces, nuestro cuerpo es como una esponja y retiene agua. El sodio, los cambios hormonales o incluso la inflamación o el exceso de toxinas o residuos pueden ser los culpables. ¿La solución? Bebe suficiente agua. Además, sigue una alimentación más vegetal y con alimentos reales y reduce o elimina el consumo de alimentos procesados y ricos en sodio. Tu cuerpo te lo agradecerá.
3. Estrés y Cortisol: El estrés crónico es como ese amigo que siempre aparece sin invitación. Puede aumentar los niveles de cortisol, una hormona que contribuye al almacenamiento de grasa abdominal. Así que, amiga, prioriza el descanso. Practica técnicas de relajación como la meditación o el yoga.
El estrés no es necesariamente malo, pero debemos aprender a priorizar. A veces, nos cargamos con más tareas de las que realmente nos corresponden. Así que, amiga, respira, evalúa y asegúrate de que estás enfocándote en lo que realmente importa.
Todos tenemos una narrativa interna sobre nuestra relación con el peso y la comida. A menudo, esta historia está llena de autocrítica y autodescuido.
Pero, ¿qué pasaría si pudieras reescribir esa historia?
Pedir ayuda es como contratar a un editor para tu historia.