El sistema educativo del siglo XX (o cómo malgastar más neuronas que cogiendo una borrachera)

¿Sabes que si hubieras estudiado menos, quizás hoy tendrías más éxito?

Pues sí, la historia está llena de casos de genios que nunca acabaron sus estudios.

Si terminaste tu educación universitaria, sin duda puedes considerarte privilegiado, pero por otra parte esa educación que recibiste quizás te haya condenado a cierta insatisfacción laboral…

Déjame que te explique con mi propia historia el por qué.

¡No a la matanza indiscriminada de neuronas!

Corrían los años 90, y aunque por entonces Jordi Hurtado ya presentaba "Saber y Ganar", sin duda eran otros tiempos.

Estaba en el instituto y empezaba a experimentar aquello a lo que llaman "la Universidad de la Vida"

Un día, en una charla de botellón, oí a un colega decir: "cada borrachera mata un millón de neuronas"

Obviamente era un tipo extensamente documentado a base de leer la Quo… :mrgreen:

Aquello me dejó verdaderamente impactado, tanto que aún hoy lo recuerdo.

Un millón de neuronas!!! ¿quién podía ser tan insensato como para hacer semejante masacre en su cerebro?

Sólo tuve que echar una visual a mi alrededor para encontrar la respuesta: casi todos mis amigos, compañeros de clase y por extensión la mayoría de los que por aquel entonces tenían 17 años..

Yo, que no bebía porque no me gustaba mucho aquello del Whisky Cola, encontré el argumento perfecto para no beber alcohol: la protección y preservación de mis neuronas.

La titulitis como camino hacia el éxito

Ese cariño a mis neuronas tenía una razón de  ser: yo tenía que ir a la universidad a estudiar ingeniería y bien es sabido que para afrontar una carrera tan dura es necesario disponer de todo tu intelecto.

Y digo "tenía que" porque fue una obligación autoimpuesta que respondía a la idea de que obtener ese título supondría la materialización del éxito.

Sin duda era una creencia que flotaba en la sociedad por aquel tiempo, y que lamentablemente hoy en día sigue estando bastante extendida..

Para fortalecer mi argumentación, el informe de orientación a la universidad que me entregaron al terminar mis estudios de secundaria concluía que por mi gran facilidad para las matemáticas y la física debía estudiar una carrera técnica.

No había duda: tenía madera de ingeniero.

En este punto quiero aclarar que aunque estudiara mucho también era una persona muy creativa, al que le encantaba dibujar y tocar el piano.

Con apenas 6 años mis padres descubrieron mi don natural por la música cuando me puse a tocar de oído el famoso tema principal de "The final countdown" de los Europe y me compraron un teclado CASIO.

La culminación de esta faceta como músico llegó a los 20 años, cuando sin apenas conocimientos de solfeo y tras componer varias marchas de Semana Santa, dos de ellas fueron grabadas en un trabajo discográfico.

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Ahí estaba yo, un tipo con indudable talento para las matemáticas, y no menos para la música…

Sin embargo, a pesar de adorar la música y pasar horas y horas delante mi teclado (mientras algunos de mis amigos se dedicaban a matar sus neuronas), nunca se me pasó por la cabeza dedicarme profesionalmente a la música.

Aquello era un hobby: la ingeniería sí que tenía lo necesario para ser forjarme un futuro profesional de éxito.

La Universidad “verdadera”: otro lugar en el que malgastar las neuronas

La facultad era una criba brutal.

En segundo de carrera había menos de la mitad de alumnos de los inscritos en primero.

Como en el programa Supervivientes, al final sólo llegaban los mejores :D

Dos de las asignaturas que más me costó aprobar fueron "motores" y "estructuras". El contenido además de ser muy complejo, era impartido por profesores que parecían disfrutar amargando la vida a sus alumnos.

Cómo no, al final aprobé, pero voy confesarte que, a pesar de la cantidad enorme de horas que dediqué a estudiarlas, no recuerdo prácticamente nada de ellas.

Podría decir sin miedo a equivocarme que he olvidado más del 80% de todo lo que aprendí en aquellos 6 años de formación universitaria.

No quiero decir que estudiar ingeniería no me sirviera de nada. Todo lo contrario: me permitió adquirir disciplinas de trabajo y desarrollar parte de mi intelecto.

Pero el contenido aprendido no ha tenido apenas aplicación en mi carrera profesional, por no hablar del nulo impacto que ha tenido en mi vida personal.

Sin embargo acabé siendo un reconocido profesional dentro del sector en el que trabajaba, al tiempo que desarrollaba mi ineptitud acerca de lo que sabía sobre mi persona.

En lugar de dedicar algunas de ellas al ejercicio de la introspección, me dejé parte de mi vida y de mis neuronas en estudiar cosas que, aparte de darme la posibilidad de conseguir el título de ingeniero, no me sirvieron para casi nada.

Y esto me pasaba a mí, alguien que había criticado antaño a mis compañeros de botellón…

Las lecciones que he aprendido de todo esto

A día de hoy no tengo la posibilidad de cambiar mi pasado.

La verdad es que no me apetece hacerlo, porque verdaderamente me ha traído a una vida que verdaderamente aprecio.

Pero sí que de todo lo anterior me llevo varias lecciones para aprovechar mejor mi vida, mi tiempo y cómo no mis neuronas :)

La primera lección que he aprendido es a no creerme lo que digan los demás por mucho que lean la Quo.

Te aconsejo por tanto que siempre reflexiones sobre aquello que aprendes antes de establecerlo como una verdad propia, ya que puede condicionar tu sistema de creencias.

Lo segundo es que por mucho que la sociedad se empeñe, los títulos no definen el éxito de una persona.

Por eso, aunque todos los años dedico a formarme bastante tiempo y dinero, el único criterio que aplico para seleccionar una formación u otra es que atienda a mi Desarrollo Personal, independientemente de si los demás aprecian ese conocimiento.

Por último, y sin duda la lección más importante es que la verdadera Universidad se encuentra en el interior de cada persona.

Por esa razón considero verdaderamente importante emplear los recursos, el tiempo y la energía necesaria en aprender a ser uno mismo y disfrutar de la vida.

Nos queda ahora el reto de mejorar el sistema educativo para que nuestros hijos tengan la oportunidad de aprender lo importante en sus vidas para el desarrollo de su talento y crecimiento personal.

Me encantaría conocer tu opinión acerca del sistema educativo y cómo ha incidido en tu vida. ¿Te animas a contárnoslo en los comentarios? :)

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Photo credit: marcp_dmoz / Foter / CC BY-NC-SA

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