Hoy quiero escribir sobre la menstruación, pero desde una perspectiva distinta tal vez a la que comúnmente nos hacemos. Vista como algo limpio, saludable, agradable, femenino... y ¿por qué no habría de serlo si es parte de ser mujer?
El periodo menstrual denota la salud en el desarrollo femenino, es un buen indicio de fertilidad, tiene componentes afrodisiacos, es la autolimpieza del aparato reproductor femenino que viene cargado de proteínas y nutrientes que no se pierden, sino que se renuevan mes a mes, estrógenos que refuerzan el organismo, psicológicamente es una etapa creativa y reflexiva...
En la mujercita que recién comienza en esta etapa, su cuerpo se modifica y se prepara para la maduración física y emocional. Una revolución total, cambios físicos, emocionales, vivenciales. Y así empieza este largo y continuo ciclo. Un ciclo más en nuestra vida. Y que puede ser tan placentero como el latir del corazón, como nuestra respiración o nuestra digestión o tan frustrante como cualquier problema, si lo queremos ver así. Quizá los cólicos sean resultado de una resistencia a nuestros ciclos o pasen cuando no le damos lo necesario al cuerpo para que sus tiempos fluyan adecuadamente, como lo es el estreñimiento cuando tenemos mala digestión.
Si entendemos a la menstruación como una oportunidad para alimentarnos mejor, para prestarnos atención especial y amorosa, para unirnos como mujeres y con nuestras raíces femeninas, madre, abuela e hija a aprender y explotar esta etapa tan maravillosa, entonces podremos sentirnos saludables y plenas en muchos sentidos. Este puede ser un buen inicio en el entendimiento consiente y respetuoso de la sexualidad, podremos vivir de una manera más bella el embarazo, la maternidad y la menopausia, que en el contexto actual se han venido desvirtuando.
En mi caso recibí mi regla con gusto, me dio un regocijo por entender que mi cuerpo funcionaba bien y pensar que quizá un día podría ser madre. Luego de un tiempo, alguien me contó lo que eran los cólicos y me pinto otra perspectiva que tomé tan en serio que justo al mes siguiente los conocí en carne propia y los viví por mucho tiempo hasta que cambie nuevamente mi realidad hacia una sexualidad en un concepto como el que les escribo ahora.
Yo, como maestra de mis hijas, quiero acompañar su camino y espero en su momento alumbrar sus dudas con virtud y sabiduría.
Amiga mujer: ¿Cómo vives tu menstruación?, cuéntame ¿Cómo enseñas a tus hijas este tema?