El esmalte es la estructura más dura del diente y del organismo, localizada por completo en la corona, cuya superficie externa se halla en contacto con el medio bucal y que se sigue a nivel cervical del cemento radicular, en la unión cemento-esmalte (UCE). Por dentro limita con la dentina coronal mediante el límite amelodentinario (LAD) o unión dentina-esmalte (UDE). No es propiamente dicho un tejido, pues existe una ausencia completa de células.
Su origen es ectodérmico, ocupando lo que en fase de desarrollo del germen dentinario se conoce como órgano del esmalte.
La composición química porcentual del esmalte es:
96% de materia inorgánica, básicamente grandes cristales de apatita y, menos, de fosfato octocálcico y carbonato cálcico.
1,7% de materia orgánica, en el esmalte maduro la proteína enamelina y, menos, amelogenina (abundante en el periodo amelogénico)
2,3% de agua.
ESTRUCTURA DEL ESMALTE MINERALIZADO
Esmalte prismático o varillar
La estructura microscópica del esmalte mineralizado está dispuesta en su mayoría como unos elementos denominados prismas o varillas del esmalte, existiendo, según el diente entre 12 y 44 millones de varillas por unidad dental. Constituyen el esmalte prismático o varillar y se extiende desde el límite amelodentinario hasta la superficie externa del esmalte, con un recorrido según el cual terminan más o menos perpendicularmente dispuestas a dicha superficie externa.
En un corte transversal de un prisma o varilla, la morfología observada es imitación de un ojo de cerradura, con su cabeza y cola, aunque dependiendo de que la inclinación del corte o de que éste deje ver sólo parcialmente el área prismática, pueden observarse formas redondeadas y también en escama de pez.
Cada prisma o varilla está constituida por numerosos cristales de apatita. Los cristales apatíticos incluyen hidroxiapatita, fluorapatita y fluorhidroxiapatita en distintas proporciones según el contenido de flúor en cada individuo.
Muchos prismas poseen en su proporción externa una cubierta orgánica proteica, denominada vaina del prisma la cual se localiza en los cortes transversales en la cabeza del prisma, total o parcialmente.
En ocasiones, debido a variaciones en el desplazamiento ameloblástico durante la amelogénesis, se observan zonas donde existen entrecruzamientos prismático, lo que se conoce como esmalte nodoso o nudos del esmalte.
Las bandas de Hunter-Schreger son presentaciones microscópicas del esmalte mineralizado, en claros y oscuros, que obedecen precisamente al hecho de que los prismas o varillas no tienen un recorrido exactamente paralelo entre si, por lo que en un corte longitudinal de una zona del esmalte, se pueden observar:
Áreas donde los prismas aparecen cortados paralelos a la superficie del corte. Constituyen las parazonias y se ven oscuras con relación a las siguientes.
Áreas donde los prismas aparecen cortados transversalmente, las diazonias. Aparecen como tonalidades claras (diazonias) y oscuras (parazonias) alternantes.
Esmalte interprismático
El esmalte interprismático se halla en general igualmente mineralizado que el prismático, pero en ocasiones la mineralización es menor. Los cristales apatíticos se disponen irregularmente orientados y pueden observarse, en los espacios menos mineralizados, puentes cristalinos interprismáticos atravesando la sustancia orgánica o proteica interprismática.
Esmalte aprismático
En algunas zonas del esmalte superficial externo, incostantemente pero no infrecuentemente, el esmalte carece de estructura prismática o varillar, denominándose esmalte aprismático: vertientes internas cuspídeas, tercio cervical de la corona en superficies libres o proximales. El grosor de este esmalte por término medio es de 50 um, oscilando entre 20 y 200 um.
DEFECTOS ESTRUCTURALES DEL ESMALTE
El esmalte presenta una serie de elementos histológicos que denominamos defectos estructurales, por su bajo o nulo grado de mineralización y, por consiguiente su riqueza orgánica. Tales defectos son:
Pits o microfositas
Son defectos de la superficie externa del esmalte, habitualmente en relación con los vértices cuspídeos, consistentes en microfositas u hoyuelos microscópicos, que se corresponden con las huellas dejadas por ameloblastos que han degenerado a ese nivel en las fases finales de amelogénesis.
Periquematías y líneas de imbricación
El esmalte, y mientras más joven es el diente tanto más reconocible es, no tiene una superficie exactamente lisa, sino que transversalmente al eje longitudinal de la corona y mediante iluminación intensa, se pueden observar en las caras libres y proximales unas crestas salientes denominadas periquematías, quedando entre cada dos de las anteriores un surco o valle que se conoce como línea de imbricación.
Mientras que las primeras están normalmente mineralizadas, no es así con las segundas, pues estas últimas son la exteriorización de otro defecto estructural adamantino: las estrías de Retzius.
Estrías de Retzius
En cortes longitudinales del esmalte se observan unas líneas pardas extendidas entre el límite amelodentinario y la superficie externa del esmalte, con recorrido oblícuo o perpendicular con relación al recorrido de los prismas del esmalte, y describiendo a modo de casquetes lineales en el espesor del esmalte. La exteriorización de las estrías de Retzius se corresponden con las líneas de imbricación.
El origen de cada estría, discutido, parece deberse a la unión de zonas de detención en la actividad secretora mineral de los ameloblastos, con una periodicidad comprendida entre cada 15 y 20 días. Por ello son zonas hipomineralizadas con mayor contenido orgánico protéico
Laminillas del esmalte
Son segmentos con ausencia de componentes del esmalte, que se extienden desde la superficie del esmalte algo hacia el interior (laminillas tipo A) o bien hasta el límite amelodentinario como máximo (laminillas tipo B), rodeados por esmalte normal. Se consideran defectos de amelogénesis. También se conocen como microfisuras o cracks.
En ciertos casos, su extensión supera el límite amelodentinario, terminando bien en el espesor dentinario, bien en la cavidad pulpar. En este caso se conocen como macrolaminillas o laminilla tipo C.
Frecuentemente se localizan en los tercio medio y cervical de las caras libres y superficiales, así como a partir del fondo de las fisuras oclusales (fondo de saco).
Penachos de Linterer
Son defectos cuya denominación se corresponde a su morfología de penacho de un pincel o manojo de hierbas, y que se localizan en el esmalte adyacente al límite amelodentinario. Poseen estructura adamantina intensamente hipomineralizada. Por lo general abarcan 1/3 del espesor del esmalte interno pudiendo, en la zona cervical, alcanzar la superficie externa adamantina.
Husos adamantinos
Se trata de procesos odontoblásticos remanentes que quedan incluidos en el esmalte en formación adyacente al límite amelodentinario. Pueden alcanzar de 120 a 150 um de longitud. Su número es mayor en las zonas relacionadas con las cúspides y bordes incisales.
CONCEPTO DE MEMBRANA FILTRANTE DEL ESMALTE
El conjunto de defectos estructurales del esmalte, interrelacionados entre sí, permite que en determinadas regiones del esmalte se puedan establecer verdaderos canales microscópicos de difusión o filtración de productos bacterianos desde la superficie externa del esmalte.
Este concepto rompe con la idea tradicional de que el esmalte normal es una estructura homogénea e impermeable.