Entre los descubrimientos más relevantes de la medicina moderna de las últimas décadas están, sin duda, los derivados de la investigación celular y genética, promisorios descubrimientos que se han visto beneficiados con la explosión tecnológica de los últimos años. Entre estos avances se destaca el hallazgo y utilización de células madre adultas para el tratamiento de enfermedades humanas complejas. Cada año se hacen mas estudios al respecto y se cree que las células madre podrían ser la respuesta definitiva para variadas dolencias que no se han resuelto por otras vías de investigación, como son la diabetes, el Alzheimer, el Parkinson, la cardiopatía isquémica, las lesiones medulares, entre muchas otras.
Esta información ha trascendido del ámbito científico por su espectacularidad y esto ha provocado que se hable y debata de este tema en todas las esferas de la sociedad. Todos hemos escuchado hablar acerca del “milagro de la terapia con células madres” o de los “bancos de células madre”, pero muy pocas personas entienden con claridad de que se trata este concepto y las implicancias éticas que rodean, cada vez con más intensidad, a este método terapéutico.
Para empezar, debemos saber que los especialistas utilizan varios nombres para referirse a la terapia con células madre, pudiendo llamar a estas células como madres, troncales o estaminales, para referirse al mismo tipo de células. Estas células poseen características únicas, que las convierten en herramientas terapéuticas muy valiosas, para el tratamiento de una gran cantidad de enfermedades que hasta ahora se creían incurables.
Pero en definitiva ¿qué son en las células madres?
Las células madre pueden ser definidas como aquellas células que tienen una capacidad de renovación ilimitada o prolongada de sí misma. Esto quiere decir, que las células madre pueden reproducirse reiteradas veces sin llegar a diferenciarse.
Otra definición sería que las células madres son aquellas con capacidad de dar origen a células madres de transición que poseen capacidad ilimitada de proliferar, de las cuales pueden derivar una variedad de gamas de células extremadamente diferenciadas.
“Una célula madre, troncal o estaminal es aquella célula que tiene la capacidad de dividirse de manera indefinida y que puede diferenciarse a distintos tipos de células especializadas, no sólo en su morfología sino además de manera funcional”