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Cuando pasamos por un episodio donde el peligro es el protagonista inmediatamente nuestro cerebro responde con una alarma que nos impulsa a “huir o pelear”, el organismo se predispone para huir del peligro al cual es sometido o para pelear y salvar nuestra vida.
En los momentos de pánico aumenta la presión arterial, el metabolismo celular se intensifica, se incrementa la glucosa en la sangre, hay aumento en la coagulación sanguínea y también se presenta aumento en la actividad mental.
No está de más saber cómo debemos reaccionar en estos momentos, conocer la forma adecuada para calmarnos y tomar la mejor decisión, te las presentamos a continuación:
· Respirar profundo y lentamente, sostenemos el aire durante 5 segundos y lo expulsamos lentamente,
luego respiramos 4 veces de forma normal y repetimos la respiración profunda.
· Tranquilizarnos con pensamientos internos ayudan mucho en esta situación.
· Tener presente que es solo un episodio que va a pasar pronto.
· Es importante tratar de distraer la mente en otras cosas para no llegar a la desesperación, dialogar con
alguien, recordar episodios que nos hayan regalado felicidad a nuestra vida, hacer operaciones
matemáticas en la mente, traer canciones a la mente que nos lleve al punto de relajación, etc.
· No es recomendable luchar contra el pánico, ya que esto lo empeora, lo mejor es dejar que pase.
· Ir a un lugar donde nos ayude a calmarnos y relajarnos, puede ser un parque, un lugar donde puedas
distraer la mente.