Parece ser algo habitual que los monjes de todas las tradiciones, tanto orientales como occidentales, hagan votos de pobreza. Esto hay que entenderlo correctamente en un contexto adecuado.
Los monjes o bien viven de limosnas, o al amparo de su convento o monasterio, sustentados de comida y techo. Pero hoy en día, los que no somos monjes necesitamos de bienes materiales para vivir, o como mínimo, para sobrevivir.
Los monjes orientales sostienen que los bienes materiales distraen al buscador de la verdad y lo encadenan al mundo material. Los monjes occidentales se basan en el pasaje del Evangelio que dice que Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos.
Pero esto hay que interpretarlo de forma correcta:
El peligro de la codicia y de la riqueza es que nos obsesionemos tanto con lo material que no dirijamos nuestra mirada hacia lo espiritual. De aquí surge la frase del Evangelio, no por la riqueza en sí misma, sino por el apego que tiene el rico hacia su riqueza. Un rico desapegado de su dinero puede perfectamente entrar en el Reino de los Cielos. Por eso la clave no está en no acumular, sino en el desapego hacia los bienes materiales.
En este mundo lleno de desequilibrios e injusticias sociales, la riqueza no es un problema como muchos opinan, el verdadero problema es la pobreza. El mundo es próspero, muy próspero, y bien repartido y bien gestionado (con amor), hay riqueza para todos, prosperidad material para todos.
¿Hay que ser pobre? ¿Hay que hacer un voto de pobreza? ¿Es pecado ser rico o acumular dinero? No. Rotundamente no. Lo que hay que hacer es ser consciente de que hay una realidad espiritual, que la materia no lo es todo, e ir adquiriendo cierto desapego hacia los bienes materiales, pero sin descuidarlos ni dejar de valorarlos. Este es mi punto de vista.
Uno de los simbolismos de la cruz es que el travesaño horizontal representa la materia, y el travesaño vertical el espíritu. Hay que equilibrarlos. Si nos enfocamos solo en lo material nos desequilibramos; si nos enfocamos solo en lo espiritual nos desequilibramos. Equilibrio, el punto medio…
Hay que trabajar para obtener un sustento y bienes materiales, a no ser que queramos vivir de limosnas, de la caridad o abusar de la seguridad social. Está bien tener cierta educación financiera para asegurar nuestra jubilación, mediante bienes inmuebles o productos financieros. No hay que olvidarse tampoco de hacer donaciones a los más necesitados (esto los no ricos no pueden hacerlo). Por otro lado, tampoco hay que descuidar nuestra faceta espiritual y seguir siempre haciendo un trabajo interior y buscar la verdad. Esta es la clave.
Este es mi punto de vista sobre aparigraha.
8ª lección del curso de yoga para intermedios:
Aimar Rollán (Gopal)