6 consejos para que no te dé pereza cambiar hábitos

Marta es una mujer de 45 años que ha intentado varias veces empezar a cuidarse más y mejorar sus hábitos de salud pero no ha conseguido que los cambios sean duraderos. No sabe por qué, pero tiene la sensación de que tiene muy poca fuerza de voluntad y que debe esforzarse más. Ve a sus amigas y amigos que salen a caminar o que van al gimnasio y que cuidan su alimentación y a Marta le parece que a ellos no les cuesta demasiado. En cambio, se compara con lo que le cuesta a ella mantener unos hábitos adecuados y esto la hace sentir mal. Se dice a sí misma perezosa y vaga, y se siente culpable por no poder hacer lo que parece que todo el mundo hace sin mucho esfuerzo.

El caso de Marta, aunque a ella a veces se lo pueda parecer, no es único. De hecho, hay muchas personas que tienen sensaciones similares cuando se enfrentan a un cambio de estilo de vida. En la mayoría de los casos el problema no se encuentra en nosotros mismos, sino en un mal planteamiento del proceso de cambio. A menudo cometemos el error de plantearnos muchos objetivos y además los queremos poner en marcha todos de golpe y pretendemos hacerlo sin dificultades. A veces queremos hacerlo tan perfecto que nunca vemos el momento ideal para iniciar el cambio y lo que nos pasa es que tenemos tanto miedo a no ser capaces de hacerlo bien que finalmente elegimos no cambiar.

Consejos para cambiar hábitos

A continuación os damos algunos consejos para vencer esta pereza y perder de una vez por todas este miedo al cambio de hábitos:

El momento perfecto no existe: Si esperamos a estar tranquilos, seguros o motivados para hacer las cosas probablemente no iniciaremos nunca un nuevo hábito. Es normal que el cambio nos genere cierta inseguridad, miedo o pereza. Debemos asumir todas estas emociones e iniciar los cambios con ellas.

La acción nos llevará a la motivación, y no al revés: La manera más efectiva de aumentar la motivación es vivir en primera persona las consecuencias de nuestras conductas. Cuantas más veces experimentamos las buenas sensaciones que tenemos, por ejemplo, después de hacer deporte, más motivación tendremos para repetir.

El error forma parte del proceso de cambio: Cuando antes asumamos que no todo será perfecto y que un cambio de hábitos incorpora siempre y por todos dificultades, antes nos pondremos en marcha. El miedo a equivocarnos no debe paralizarnos, debemos tener en cuenta que equivocarnos es necesario para aprender y ajustar el cambio a nuestra forma de ser y vivir.

Organiza el cambio: Haz una lista de pequeños objetivos que puedas empezar a poner en marcha de forma inmediata y comienza por lo más sencillo. Arrancar con las tareas que nos suponen menos esfuerzo nos ayuda a activarnos y superar la sensación de pereza.

No tomes decisiones en función de tu estado de ánimo: Cuidarnos más o menos no tiene que ir de la mano de si nos sentimos mejor o peor o de cómo nos ha ido el día. Días buenos y malos tendremos siempre, lo que tenemos que hacer es seguir cuidándonos incluyendo aquella emoción de forma natural. Por ejemplo, si un día estoy enfadado, no dejaré de ir a correr porque no me siento bien, sino que iré a correr enfadado, e incluso puede que aproveche esa emoción para la práctica deportiva.

Lo importante es el proceso y no la meta: Parece un tópico, pero cuando hablamos de cambio de hábitos es primordial que nos centremos en el día a día sin mirar constantemente un objetivo final que se nos presenta muy lejano y a veces imposible. Cuanto más centrados estemos en el día a día más disfrutaremos del cambio y menos nos costará ponernos en marcha.
A veces lo que nosotros llamamos pereza en realidad esconde un sentimiento de miedo. Miedo a no hacerlo perfecto, miedo a equivocarnos, miedo a no ser capaces, miedo a defraudarnos a nosotros mismos o a los demás, etc. Seamos conscientes de todas las excusas que nos ponemos para no ver estos miedos y asumamos que para disfrutar y avanzar es imprescindible y necesario equivocarnos.

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Etiquetas: Psicologíahábitos

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